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c57f1b8fbf_500x670_698ff1eadcLamentablemente, hoy en día decepcionar es ya ejercicio común del cine de terror comercial. Al igual que con el cine de acción, el género encargado de levantarnos de nuestros asientos de un sobresalto para después adherirnos de vuelta llenos de tensión, sufre una crisis no sólo en términos de desarrollo de historias originales (debe ser uno de los géneros con más remakes y reboots a la fecha) sino también en términos de pobreza técnica y carencia de espíritu.

Si en el cine de acción es la presencia de dobles y personas reales en riesgo lo que nos hace emocionarnos (como la nueva versión de Mad Max lo dejó claro) a diferencia de las cada vez más perfectas coreografías en CGI que no han hecho más que restarle credibilidad y nervio al género, es en el terror donde lo tangible es todavía menos reemplazable si lo que se busca es involucrar a la audiencia lo necesario para que el terror verdaderamente surta efecto. Somos irremediablemente fetichistas, me atrevo a decir.

Y justo como el regreso de George Miller detrás de la cámara para la ya mencionada nueva aventura de Max Rockatansky mostró de qué se trata el verdadero cine de acción, la llegada de la (también) australiana Jennifer Kent con The Babadook pone las cartas sobre la mesa, evidenciando cuántas veces han tratado de tomarnos el pelo con supuestas películas de terror cuya mala factura e inexistente originalidad no han hecho más que demeritar uno de los géneros más provocativos y emocionantes del cine desde sus inicios.

The Babadook cuenta la historia de Amelia (Essie Davis), joven viuda que perdió a su esposo en un accidente automovilístico rumbo al hospital para dar a luz a su hijo Samuel (Noah Wiseman). La vida de suburbio que lleva Amelia pronto se ve amenazada cuando el de por sí problemático Samuel comienza a hacer constantes referencias al Mr. Babadook del título, un sombrío personaje del que el niño se entera a través de un libro que llega sin razón aparente a su biblioteca personal.

El errático comportamiento de Samuel pronto compromete la sociabilidad y, peor aún, la salud mental de Amelia, su madre, quien pronto entra en una crisis detonada por el rechazo que su hijo provoca en la comunidad y, principalmente, por la frustración del niño ante sus fallidos intentos por convencerla (a ella y a todo el mundo adulto) de que el sombrío personaje del libro habita la misma casa que ellos y está dispuesto a terminar con su vida.

The BadadookPero antes de que los saltos de la butaca se sientan cercanos, Kent logra formular un drama familiar creíble y lo suficientemente poderoso para fragilizar la de por sí fragmentada relación entre Samuel y Amelia, mostrando una grieta lo suficientemente considerable por la cual el insaciable Mr. Babadook pronto entrará para hacer de las suyas y, de paso, convertirse en uno de los personajes más aterradores y amenazantes que han habitado la pantalla en mucho tiempo.

Y aunque para entonces Kent ya logró involucrarnos en la fallida y dolorosa relación entre Samuel y su madre, la directora no ha ni siquiera empezado la sesión de terror para la que no ha hecho más que abrir la puerta del armario en donde Mr. Babadook espera ansioso para arrastrarse en nuestras mentes y lentamente instalarse en nuestras pesadillas.

“Ba-ba-ba…Dook-dook-dook” se escucha amenazante y aterrador el monstruo justo antes de poseer a Amelia y así terminar con el poco equilibrio mental que le queda para después, a través de ella, terminar también con la vida de Samuel. Y entonces empieza el horror, convertido en un tercer acto que, al principio, es reminiscente al Polanski de Repulsión, aunque pronto se convierte en algo que el mismo Friedkin de El Exorcista ha expresado “los asustará tanto como a mi”.

The Babadook  no sólo apuesta por los sustos baratos provocados por cosas saltando de la oscuridad y ruidos fuertes sino que, lentamente y con mucha clase, mantiene el drama familiar lo suficientemente creíble gracias, en gran medida, a un _BAC4545.jpg_cmyk.jpg / Film - Babadookestupendo elenco encabezado por la veterana y reconocida actriz australiana Essie Davis, cuya interpretación de Amelia nunca raya en la insoportable histeria tan común en el género.

Davis entiende perfectamente las intenciones de su directora por mantener la tensión fundamentada en la relación y no en el elemento sobrenatural que la llegada de Mr. Babadook representa, permitiendo que la dinámica con el muy efectivo Noah Wiseman (sobresaliente para su corta edad) se sienta creíble, haciendo así que el riesgo que ésta sufre con la llegada del monstruo genere la angustia que hace funcionar la película.

Referencias a Mélies, Edward Gorey, Roald Dahl y los hermanos Grimm nutren el de por sí sombrío y terrorífico diseño de producción creado en conjunto con el ilustrador y diseñador Alexander Juhasz (principal encargado del alucinante libro tipo pop-up que desata la llegada de Mr. Babadook). Pero es el tratamiento más bien tradicional de las escenas de terror (escenografías, animaciones stop-motion, así como juegos de sombras y de cámara) las que han hecho ya de The Babadook un clásico instantáneo cuya factura hace evidente no sólo el talento de su directora, sino también la pobreza de recientes películas de terror comerciales. Ahora sólo queda esperar que pronto alguien la traiga a nuestro país.

Por Gonzalo Lira / @CinemaMovil_mx