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result-1En 1993 viajamos a Isla Nublar en Costa Rica, donde fuimos recibidos por el Dr. Hammond en el ahora legendario Jurassic Park, un particular parque temático en el que, a diferencia de Disneyland y en palabras de Ian Malcolm (Jeff Goldblum en la película original) “los piratas del caribe no se comían a los turistas”. La trama, justificada por teorías de especulación científica sobre manipulación del ADN e inspirada en una novela de Michael Crichton, giraba en torno a una visita previa a la apertura del parque en la que, inesperadamente y por fallas técnicas producto de la ambición de un empleado, los dinosaurios que Hammond engendró en un laboratorio escapan de sus jaulas. El resto es historia.

Son pocos los rincones del mundo donde la original Jurassic Park no se convirtió en un referente, no sólo cinematográfico, sino cultural. Y así, 22 años y dos secuelas olvidables después, es momento de volver a cruzar la emblemática puerta y adentrarnos en lo que, con todo y los años que han pasado, no deja de sentirse como un lugar al que ansiábamos volver.

Esta vez el parque está en operación y, según entendemos, funcional desde hace una década. Las atracciones, las medidas de seguridad y el tamaño de los dinosaurios (reproducidos y alterados genéticamente para complacer al cada vez menos impresionable público) se han modernizado y crecido, al igual que las chequeras y la ambición de sus nuevos dueños, un grupo de empresarios con intenciones más allá de la ciencia, el entretenimiento y la buena voluntad detrás de las ideas que cimentaban el proyecto original.

Pero tratándose de una isla, necesitábamos una razón y un vehículo para volver, y es justo ahí que los hermanos Zach (Nick Robinson) y Gray (Ty Simpkins) entran en escena cuando, como regalo, sus padres deciden enviarlos a visitar a su tía Claire (Bryce Dallas Howard, más guapa que nunca), la principal encargada de que el parque opere exitosamente. De esta manera, al igual que con la primera y mejor entrega de la saga, somos acertadamente puestos en los zapatos de los más jóvenes, permitiéndonos (si nos dejamos, aunque no cuesta trabajo) sentir el miedo y el asombro desde esa vulnerable perspectiva. Y aunque la historia a partir de ese momento avanza en piloto automático por casi todo el primer acto, dedicando su tiempo principalmente a presentar personajes, lo que viene después bien vale la espera. result-4

Una empresa de armamento pretende utilizar dinosaurios genéticamente alterados como “carne de cañón” en operaciones militares, razón por la cual han financiado la investigación genética de las especies en el
parque, dándole así también oportunidad al lugar de crear dinosaurios más grandes, más temibles y, por supuesto, más rentables. Producto de este programa es el Indominus Rex, un dinosaurio tan grande y violento que debe permanecer en aislamiento pero que escapa del confinamiento. “Está matando por deporte”, advierten. Pero no teman… Chris Pratt está presente. 

Digno de la envidia de cualquiera, la racha de Pratt no para desde que cambió la barriga por un lavadero en Guardianes de la Galaxia (un motivo más para empezar la dieta). Con un carisma que le pone la etiqueta de “estrella de cine” apenas aparece a cuadro, Pratt regresa en el personaje de Owen, una especie de Indiana Jones con sensibilidad animalista (se rumora que el actor, en efecto, podría interpretar al mencionado Indiana en un reboot). Owen es el encargado de la seguridad en el parque, encabeza un experimento para generar lazos afectivos y así poder domar a un grupo de velociraptors pero, sobre todo, es un auténtico badass en eterno ligue con Claire.  

Ya sabiendo quién es quién y cuáles son las piezas en juego llega el momento de la acción, y aquí es donde Jurassic World no decepciona. Conservando cierta inocencia pero el mismo gusto por uno que otro chorro de sangre que en las pasadas, esta entrega logra balancear con éxito el básico drama humano de sus personajes con la acción y la aventura. Cuando todo sale de control y los chicos deben ser rescatados del peligro por Owen y Claire, el director toma las riendas y decide echar la película a aresult-3ndar hacia un segundo y tercer acto llenos de emoción, no sin dejar de tomarse el tiempo para lanzar guiños afectuosos hacia la aventura que originó la tan querida franquicia.

Si a esto le sumamos una cuidadosa atención a los detalles, que van desde el merchandising del supuesto parque hasta el efectivo diseño de las criaturas, mezclando CGI (en ocasiones obvio y distractor) con animatronics, podemos decir que Jurassic World es un exitoso ejemplo de cómo, cuando las fórmulas están al servicio de un buen y dedicado equipo de producción, se vuelve dignas de nuestra atención. 

Y aunque la ausencia de Spielberg en la silla de director parecía una decisión arriesgada (más si tomamos en cuenta la atropelladísima tercera entrega, anterior a esta) puedo asegurarles que, habiendo dirigido solamente la independiente y maravillosa Safety Not Guaranteed, el trabajo de Colin Trevorrow es más que ejemplar tomando en cuenta el paquetote que el hombre se echó al lomo. De alguna forma y contra todas mis expectativas, el director y sus actores logran convencernos de olvidar la lógica y, de esta forma, pasar un gran rato en el cine. 

En Cartelera: Jueves 11 Junio 2015: CinépolisCinemex.

Por Gonzalo Lira / @CinemaMovil_mx