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¿De verdad se necesitaba el retorno de Arnold Schwarzenegger en su legendario personaje como Terminator que viaja del futuro al pasado para salvar la humanidad?

Quizá la respuesta sea una rotunda negativa pero ante la imperante necesidad de los estudios cinematográficos de reavivar añejas franquicias fílmicas, el regreso de la saga de Terminator termina por ser una descabellada pero entretenida aventura que no aporta aporta nada a la historia.

Con este episodio –al que forzosamente retitulan Génesis– los productores pretender reavivar al popular personaje que Schwarzenegger interpretó en 1984 convirtiéndose en una celebridad en todo el mundo.

Sin embargo, el ex gobernador de California no ha tenido la mejor de las suertes en sus papeles cinematográficos post compromisos políticos, algo inusitado considerando que se trata de una de las figuras más taquilleras en Hollywood que vivió su momento de gloria a finales de los ochenta y principios de los noventa.

Pero regresemos a Terminator: Génesis. Los guionistas Laeta Kalogridis y Patrick Lussier cambiaron la mitología que habíamos descubierto a lo largo de cuatro cintas de la saga dando la impresión que la tercera y cuarta fueron omitidas en la continuidad de la historia.

Es decir, los realizadores pretenden convertir a Terminator: Génesis en el tercer capítulo oficial de la saga jugando con viajes en el tiempo y realidades alternas y en donde el espectador, en un momento determinado, se verá perdido en la confusa narrativa…

Pero, ¿qué más da? Schwarzenegger está de vuelta y con él las complicadas secuencias de acción, la mayoría sucedidas en San Francisco, California (aunque la película se rodó en Nueva Orleans) como la persecución en el Golden Gate, probablemente la mejor secuencia de todo el filme.

En realidad, querido lector, es un poco complicado escribir sobre la trama sin develar las ‘sorpresas’ diseñadas para el placer del espectador. Sólo me limitaré a decir que se realizan de nueva cuenta emblemáticas escenas del pasado, ahora interpretadas por otros actores y que en un momento determinado el robot Terminator (caracterizado por Schwarzenegger) se enfrenta a otros de su especie pero de distinto modelo por lo que veremos al actor austríaco pelear contra su misma imagen pero en distintos tiempos.

La tensión dramática que pueda sucederse al enfrentarse nuestros protagonistas contra esos modelos Terminator T-1000 es ineficaz ya que prácticamente son indestructibles, son aquellos hechos de mercurio o textura líquida que aparecían en la segunda película de la saga que dirigió James Cameron.

Hay adiciones interesantes en esta ocasión como la de Jai Courtney, quien caracteriza el rol que inmortalizó Michael Biehn en la original y la de Emilia Clarke quien definitivamente no posee la personalidad de Linda Hamilton pero realiza un trabajo decoroso como Sarah Connor, el motor de las persecuciones de la cinta. Pero a todos los puristas, les advierto que se traicionan las líneas argumentales básicas y hay grandes alteraciones en la esencia de los personajes.

Terminaré con una metáfora clara. En un momento dado, el humanizado modelo T-800 (Schwarzenegger) pronuncia, tratando de conseguir otras frase célebre: ‘Soy viejo, pero no obsoleto’, sin embargo tenemos la sensación de que el dictamen lo dará el público una vez que vea esta última entrega de la saga.

En Cartelera: Jueves 2 Julio 2015: Cinépolis, Cinemex.

Por El Perro Andaluz / @CinemaMovil_mx