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result-2En el ’99 todo el mundo hablaba de El Proyecto de la Bruja de Blair. En mi círculo de conocidos, al menos, no había persona que no supiera, en mayor o menor medida, sobre el fenómeno causado por aquellos “videos encontrados” que evidenciaban el intento de tres jóvenes por develar el misterio detrás de una leyenda urbana estadunidense. Pero eran otros tiempos, antes del internet y la revolución tecnológica que ha puesto una cámara en manos de casi todo ser humano.

Lo ocurrido con esa película es irrepetible y un parteaguas en el género del terror. Tandas y tandas de películas han tratado de emular el fenómeno, convirtiendo el horror de “found footage” en un género particular, prolífico, aunque la mayor parte del tiempo forzado innecesariamente a adaptarse a este molde por razones que van desde presupuestos apretados hasta la necedad de un director encaprichado con el gimmick porque sí.

Películas como Actividad Paranormal (con sus miles de secuelas/precuelas/reboots), Cloverfield o Chronicle, por mencionar algunas de las más sobresalientes, pertenecen hoy en día a un género que, en escasos 15 años, se ha abusado hasta el hartazgo, convirtiéndose en una técnica que, contraria a lo ocurrido con El Proyecto de la Bruja de Blair, se siente sobre utilizado e irrelevante.

En esta tradición llega La Horca (The Gallows), antecedida de la campaña viral que a varios adolescentes (y adultos, no se hagan) expuso en “el feis” haciendo el oso jugando “Charlie, Charlie” (sí, si no lo sabían, era una trampa publicitaria). El target es claro y obvio: chavitos calientes urgidos de una sala oscura. Así que no se sorprendan si en su función se escuchan más besos y arrumacos que gritos porque, no nos hagamos, esta película fue hecha para fajar y nada más.

A partir de videos encontrados sobre la preparación de un montaje teatral conocemos a Reese (el deportista guapo y sensible), Pfeifer (la “matada” de apariencia dulce), Ryan (el insoportable y odioso mejor amigo de Reese) y Cassidy (la novia de Reese, que sólo existe para cumplir la cuota de gritos y escotes que el género parece requerir) quienes, la noche anterior a la presentación de una obra que 20 años atrás cobró la vida de un joven en su misma escuela (es neta, de eso se trata), se encuentran encerrados en el teatro escolar y acechados por lo que parece ser el mismo espíritu que en el pasado se valió de una horca de utilería para matar.

Si eso no los enganchó, queridos lectores, los decepcionaré cuando les diga que La Horca no ofrece nada más allá de su básica premisa. Si en su momento El Proyecto de la Bruja de Blair nos sorprendió por su innovadora forma de “vender” la idea de que, en efecto, se trataba de material encontrado después de la tragedia filmada, hoy en día poco aporta este gastado recurso si no se fundamenta en una buena historia. Y aunque las expectativas en términos de argumento nunca fueran altas antes de entrar a verla, me atrevo a decir que la única virtud de La Horca, si acaso, es mostrarnos que siempre hay un fondo nuevo que tocar. ¡Agh!

En Cartelera: Viernes 17 Julio 2015: Cinépolis, Cinemex.

Por Gonzalo Lira / @CinemaMovil_mx