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MinionsNo es pretexto pero las razones por las que acepté el reto que ahora me señala como contradictorio y hablador fueron más fuertes que yo… Así que, ante la petición de un par de niñas (de esas que son familia aunque no compartan genes) acepté y, a pesar del desvelo de viernes, me lancé un sábado por la mañana a una sala llena de pequeños para ver Minions (en su versión doblada por Ricky y Thalia… ¿por qué, Dios?, ¿por qué?) hasta las lejanas tierras de Acoxpa. Poco importó mi promesa de omitirla. No pude sostener mi palabra.

Primero un obligado paso por la dulcería. El cuerpo necesita azúcar para equiparar el frenético y escandaloso tono de estos seres amarillos (una de las ventajas de ir al cine con niños es que nadie te reprueba por desayunar golosinas y pasártelas con un ICEE). Después la proeza de encontrar lugares en una sala llena (de veras, gente, está bien feo que aparten filas enteras) y ya sentados, una pequeña oración para aguantar sin salir de ahí huyendo.

Las luces se apagaron y, como era de esperarse, desde el intro de Universal Pictures empezó el martirio. Ahí estaba ya, el tarareo de la fanfarria en la irritante voz de uno de los protagonistas. Y aunque no puedo decir que todo en Minions me causó ronchas, porque hay que admitir que se trata de una película con eventuales chispazos de ingenioso humor y un espíritu anárquico bastante atractivo, el tonito que usan estos personajes al “hablar” me resulta todavía exasperante e insoportable. 

Llámenme amargado si quieren pero, en mi opinión, si Kyle Balda y Pierre Coffin (los directores) confiaran más en sus ingeniosas situaciones y secuencias de acción o quizá fueran menos condescendientes con su público (y además omitieran las irritantes vocecillas), la película sería un muy aceptable trabajo de slapstick comedy que no tendría que depender de escatológicas salidas fáciles como los pedorros (aquí a veces literal) remates de uno que otro chiste. Ahora bien, volviendo a tomar en cuenta mi infantil compañía, podría también decir que Minions, con su público natural, funciona de maravilla.

Matando tres pájaros de un tiro, Universal e Illumination Studios se unen con Minions a tres modas hollywoodenses más que probadas, siendo al mismo tiempo una franquicia que funciona como spinoff y precuela. Ambientada principalmente en un viaje rumbo a una convención de villanos que lleva a los Minions de Nueva York a Orlando y después a un destructivo desenlace en Londres (todo esto en la década de los 60 y con guiños a la cultura popular de la época), Balda y Coffin se sirven de la básica necesidad de los protagonistas por servir al amo más vil y despreciable para así llevarnos a un viaje por el tiempo (según entendemos, los Minions existen desde que existe la vida en la tierra) desde su aparición y hasta la ya mencionada década de la psicodelia y el rock & roll (de donde la película se sirve de un soundtrack bastante disfrutable de oldies but goodies).

Queda claro que detrás de esta película no hay improvisados. La animación es de primer nivel y, aunque el humor escatológico y de pastelazo se siente más robado y tergiversado que proveniente de sus influencias (un poco de Benny Hill por aquí, un poco de Keystone Cops por allá), la película es un constante ejercicio de “prueba y error” que para sus últimos 20 minutos los hará suplicar por un Tylenol y un masaje en los globos oculares. 

Pero juzgar a Minions desde una postura de adulto es complicado e incluso pretencioso. Cada vez que yo volteaba los ojos con hartazgo, una nueva carcajada salía de cada pequeño y, siendo provocada por tan inofensivo y bobo sentido del humor, me dejaba sin argumentos para reprochar ese goce. Fue ahí que entendí que mi problema con los Minions no viene de su identificación con un público infantil y con ganas de anárquica acción y carcajadas sino de su creciente audiencia adulta, esa que en el cine, como a veces en la vida (suplico equivocarme aquí), parece negarse a crecer y enfrentarse a algo más complejo o provocador. Esos a los que tres personajes amarillos diciendo “banana” les representa el villano más convincente a seguir para darle su dinero, su tiempo y sus expectativas.

En Cartelera: Jueves 9 Julio 2015: Cinépolis, 10 Julio Cinemex.

Por Gonzalo Lira / @CinemaMovil_mx