Ruggero Deodato estará asociado para siempre con su obra más infame: Cannibal Holocaust. La aventura selvática canibalística que mandó al cineasta italiano a comparecer ante un tribunal, por supuestamente haber matado a los actores, lo ubicó también en un listado especial: los video nasties.
Cuando el pánico moral de algunos autonombrados «defensores de la familia» en Inglaterra se alzó a mediados de los ochenta, varias películas de explotación y horror fueron censuradas. En la lista negra se encontraban dos películas de Deodato: Cannibal Holocaust y House on the Edge of the Park. Esta última es menos conocida, pero igualmente fascinante e interesante.
Deodato se había convertido en pionero del ahora popular subgénero found footage cuando decidió emplear el formato de documental, otorgando así una perturbante autenticidad a su cinta de caníbales. De forma parecida, con House on the Edge of the Park Deodato dio rienda suelta de sus ideas con otro género también popular en el horror actual: la invasión domestica. Si bien no era algo completamente original en esa época, el director italiano logró darle su propia identidad con una trama astuta e ingeniosa que siempre mantiene a la audiencia expectante.
La introducción a la historia es de la mano de Alex (David Hess), un mecánico con el hobbie de violar y asesinar mujeres. Poco después de una tétrica secuencia lo vemos en un taller junto a un conocido; el encuentro de estos dos personajes con una pareja joven de clase alta, necesitados de ayuda para su auto, pondrá en movimiento los eventos de una fatídica noche de fiesta. Un juego de poder se desencadenará, pero no todo es lo que parece en el mundo fílmico de Deodato. Hablar más sobre lo que sucede sería restarle el factor sorpresa a los eventos.
El director maneja un ambiente de auténtica claustrofobia, usando la misma locación y a un puñado de actores. La tensión aumenta con cada conato de violencia y cada nuevo revés abre nuevas posibilidades argumentales. Conforme el guión se desenvuelve ante nosotros, empezamos a reconsiderar lo que creemos saber de los personajes.
Deodato no necesita mostrar tanta sangre para mantenernos en suspenso, y cual si fuera un director de orquesta, nos lleva de un compás a otro siempre mostrando un gran dominio de los tiempos. El tema musical de Riz Ortolani juega también su papel: una especie de perversa melodía disco que, así como su composición para Cannibal Holocaust, crea una intoxicante atmósfera irreal en pantalla.
En el rol clave se encuentra Hess, quien interpreta un personaje similar al de The Last House on the Left de Wes Craven, pero las ambiciones de Deodato van más allá del mero shock. Lo que al principio parece ser una historia de lucha de clases, con la elite snob de una ciudad buscando humillar a la clase obrera, se convierte en una exploración de la grotesca y a la vez primitiva naturaleza del ser humano. The House on the Edge of the Park ha vivido mucho tiempo bajo la sombra de la obra previa de su director, pero he aquí una lección importante de cómo hacer cine con inteligencia, lleno de tensión y suspenso.