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cinema movil doc of the dead 1De estar enclaustrada en las tinieblas del cine de culto y género en los VHS y cines grindhouse de mala muerte, la figura del zombie lleva ya varios años  en el estrellato. Un ícono indiscutible de la cultura popular, saturando todo tipo de medio: cine, televisión, cómics, video juegos y novelas de terror. La popularidad de los no-vivos, y qué los hacen tan llamativos, es algo que sin duda merece un análisis a consciencia. Un escrutinio meticuloso para poder entender mejor qué nos llama como espectadores para seguir consumiendo historias sobre muertos vivientes.

Lamentablemente esa oportunidad de indagar más a fondo en este fenómeno cultural es desaprovechada por Doc of the Dead, documental que pretende hacerla de un breviario para nuevos y viejos aficionados al cine de zombies, pero ofrece información reciclada, limitada y difícilmente explora el tema como debería.

Se omite hablar sobre el cine de zombies de otras latitudes del planeta y su influencia en el género actualmente. Ninguna mención a Lucio Fulci y los cineastas italianos; ninguna mención al cine japonés y su gusto por los zombies. Todo es superficial, dejando a la audiencia poco o nada que digerir, fuera de una serie de lugares comunes.

El director y guionista Alexandre O. Philippe reúne a varias luminarias esenciales en el desarrollo del zombie en la ficcion. Desde Tom Savini pasando por Max Brooks, creador de World War Z, y por supuesto el llamado padre del género: George A. Romero. Críticos, actores y aficionados aparecen ante las cámaras relatando sus experiencias, exponiendo lo que diferencia al zombie del vampiro y hombre lobo. La cinta da una pequeña lección del historia, aunque centrandose particularmente en Estados Unidos. Las entrevistas son mezcladas con clips de películas y material de archivo. Actores como Simon Pegg, de Shaun of the Dead, y el siempre reconocible Bruce Campbell complementan este panel de expertos y fans.

Con este ensamble uno pensaría que el documental lograría cavar más profundo en el tema, pero lamentablemente no pasa de lo anecdótico y lo trillado. Nuestro temor a una plaga que convirtiera a toda la población en seres putrefactos y fuera de si conlleva una serie de implicaciones sociales y emocionales que ramifican a otras áreas. Sin embargo, la cinta trata todo esto sólo por la superficie, y detalles como el intrigante debate sobre la diferencia entre zombies lentos y rápidos, tampoco aportan mucho al contenido general del documental.

A cada nueva generación de humanos le gusta pensar que será la última en el planeta. Nos desagrada la idea de que otros vendrán después, y que nuestra historia y cultura quedará enterrada y convertida en polvo. Así, la fascinación con escenarios del fin del mundo es común y entendible. Un apocalipsis zombie es un escenario improbable, pero uno que se presta para muchas especulaciones. Una prueba para la condición humana y nuestra naturaleza impredecible. Este es otro tema que también queda mucho a deber por parte del director, siendo explorado de manera vaga y dando pie a otra serie de alusiones de cultura pop huecas
e insípidas.

El crítico Roger Ebert bien lo dijo hace tiempo: en una historia de zombies, los personajes menos interesantes son los muertos vivientes. No hay mucho que se pueda hacer con ellos a nivel argumental, son realmente los catalizadores de eventos y los personajes humanos son los que realmente desarrollaran el drama emocional. El zombie es el pretexto ideal para contar historias, tramas tan diversas como la unión familiar, o explorar la idiosincracia de alguna cultura en particular y ver cómo reaccionan ante la pandemia.

Doc of the Dead es una cinta que se perderá en el mar del cine de zombie actual. Sólo queda como una serie de entrevistas vagamente hilvanadas por una serie de sketches cómicos poco entretenidos. Invocando el título de un clásico europeo del cine de zombies, también dolorosamente ausente aquí: no profanar el sueño de los muertos. Es hora de que los dejen descansar unos años, y quizá después podamos tener realmente otra cinta memorable del género.

Por Rubén Martínez Pintos