Dice un proverbio chino que quien busque venganza debe cavar dos tumbas, una para su enemigo y otra para si mismo. En varios casos es así, pero en muchos otros casos sucede que son dos docenas de tumbas las que se deben de abrir. Al iniciar la maquinaria de venganza esta se convierte en un remolino que atrae a todo el que esté cerca de su órbita: Familias, amistades, etc. De un momento a otro, una gran cantidad de personas termina involucrada, e inicia una cadena interminable de actos de venganza que puede durar toda una vida.
Producida a través del crowdfunding, Cenizas del Pasado (Blue Ruin) es una cinta que aborda las ramificaciones que pueden tener los actos de venganza en la vida de varios personajes. El director y guionista, Jeremy Saulnier, ha decidido manejar el material enfocandose en lo más indispensable, omitiendo diálogos o escenas de exposición innecesarias.
Algunos catalogarán este método de minimalista, pero el termino puede ser sumamente engañoso. La atención de Saulnier se centra en los ingredientes más esenciales que la cinta necesita. Muchos directores parecen confundir cantidad con calidad, y pasa en ambos extremos de la balanza con mucha frecuencia. Cenizas del Pasado nos muestra exactamente lo que necesitamos saber de los personajes, sus dilemas, y lo hace con precisión y contundencia en cada momento.
Somos introducidos a un día en la vida de Dwight (Macon Blair), quien vive dentro de su auto en un estado de indigencia considerable, hurgando en la basura para conseguir alimento. El primer acto se dedica a mostrarnos su rutina diaria, sin explicarnos inmediatamente qué lo llevo a ese estado. De repente su aparente calma es interrumpida al enterarse que un individuo ha salido de prisión, el asesino de sus padres. En este punto muchas otras películas entrarían en cierto status narrativo, el guión se pondría en automático y veríamos a nuestro protagonista elaborar un elaborado plan de venganza. Lo cierto es que Dwight no es un héroe de acción, no es un autómata, alguna especie de maquina para matar. Su proceso para rastrear y confrontar al asesino de sus padres es torpe, desastroso, y sólo logrará activar nuevos laberintos.
Poco a poco la película empieza a desdoblar el resto de la telaraña de agresiones. Dwight, en todo momento, se muestra determinado en tratar de parar este tren, de frenarlo a toda costa. Su preocupación principal es su hermana, quien inevitablemente ha quedado atrapada en esta trampa mortal de ajustes de cuentas interminables. Empieza a quedar claro que lo que haya sido el catalizador inicial de estos acontecimientos es ya irrelevante, una mera anécdota. La maquina de venganza una vez activada difícilmente puede ser detenida, y de hecho pasa lo contrario, cada nuevo intento de frenarla solo aviva mas el fuego que la hace funcionar. Un fuego que fácilmente puede consumir a cualquiera.
El gran nivel de control que muestra el director sobre el material nos habla de un realizador que sabe lo que quiere, y cómo plasmarlo en la pantalla. Cada vez que la película pareciera caer en un lugar común, la composición en pantalla hace sentir un escalofrío visceral. Las acciones que están realizando los personajes, y la naturaleza casi tan mundana con las que se entregan a estas, son una evidencia terrible de lo que el ser humano puede hacer cuando siente justificación moral en sus actos.
Muchas cintas que han tratado el tema de la venganza fácilmente se han perdido en su fascinación con las maquinaciones de los personajes. Se olvidan que estas historias deben ser, ante todo, sobre la condición humana. Cenizas del Pasado entiende bien la materia con la que debe componer a sus personajes, y así, cada nuevo acto de agresión que vemos en pantalla logra tener un peso dramático real, que nos involucra con mayor intensidad. Cenizas del Pasado es la evidencia que temáticas exploradas hasta el cansancio aún tienen mucho que decirnos, narradas de la manera correcta. Estamos ante una de las mejores películas del año, debido a su impecable disciplina narrativa.
Por Rubén Martínez Pinto
En Cartelera: Viernes 14 Agosto 2015: Cineteca Nacional.