El célebre Peter Bogdanovich ya había incursionado con notoriedad en el género de la comedia screwball con What’s Up Doc?, considerada una de las películas más divertidas de los años setenta con unos inmejorables Ryan O’Neal y Barbra Streisand (si no la han visto, se las recomiendo ampliamente).
Años despúes, el mismo realizador nos regaló la versión cinematográfica de Noises Off, farsa sobre los embrollos detrás de un montaje teatral. Aunque no alcanzó la consecuencia de la puesta en escena, fue una película un tanto minimizada en su momento.
Ahora, Bogdanovich retoma el mundo del teatro como mero pretexto para presentarnos otra comedia de confusiones: Enredos en Broadway (She’s Funny That Way), la cual reúne a un elenco de prestigio y popularidad.
Owen Wilson es el voluble director de teatro Arnold, quien tiene una debilidad particular por las prostitutas. A escena entra la joven Izzy (la británica Imogen Potts interpretando con poca verosimilitud a una cortesana de Nueva York), quien paga la renta trabajando de noche pero que posee las herramientas para convertirse en una verdadera actriz. También está Kathryn Hann como Delta, una primera intérprete esposa de Izzy y el temperamental actor Seth (Rhys Ifans), quien a su vez está enoamorado de Delta
¿Me siguen? La trama básicamente está fundamentada en las pasiones no correspondidas dentro de una compañía teatral y aunque las intenciones de Bogdanovich son sugestivas no llegan a concretarse del todo. En un momento determinado de la película, los personajes empiezan a realizar acciones sin sentido, transformando la anécdota en una bizarra historia atestada de extravagantes y egoístas figuras quienes empiezan a perder interés en el espectador .
Nos queda claro que se trata de un tributo a la era de oro de la comedia screwball, con sus absurdos e irracionales personajes, pero termina por ser una mala versión de Balas Sobre Broadway de Woody Allen (exceptuando la presencia del crimen organizado). Hay indicios del talento de Bogdanovich para dirigir actores en este delicado tono, como las intervenciones de Jennifer Aniston (la irritante terapeuta), Will Forte (el dramaturgo), o la momentánea presencia de Lucy Punch como otra de las prostitutas.
Sin embargo, la historia no termina por solidificarse probablemente por los rastros sexistas y misóginos tan políticamente incorrectos hace tres décadas pero tan fuera de lugar en nuestros días. Tengo entendido que esta cinta es producida por Wes Anderson y Noah Baumbach, lo que representa un acto de veneración hacia el director, pero Enredos en Broadway queda muy lejos de ser el regreso con gloria del responsable de cintas como The Last Picture Show.