No sé ustedes pero para un servidor regularmente le resulta frustrante ver alguna película relacionada con el mundo del table dance.
Sí, en las cintas están el ambiente glamuroso, las polutas de humo rodeando una amplia pista por la que se desplaza una voluptuosa y joven mujer cuyo rostro iluminado con infaltables neones rojos delata una curiosa ambivalencia entre ingenuidad y perversidad, y que con sus movimientos cuasi felinos acompañados por una melodía acariciante, se antoja inalcanzable, platónica.
Pero resulta frustrante cuando en la realidad no logras encontrar esas imágenes por ninguna parte, en su lugar descubres a tu lado a una señora hondureña adicta al crack que presume un perfume corrientísimo, susurrándote al oído y sugiriéndote que le invites una copa, mientras que se escucha “Another Day in Paradise” de Phil Collins. Sí, así son mis fines de semana.
Sin embargo, en el reducto del videohome más cutre, se puede encontrar retratos fieles de estos tugurios, donde las chicas bailan horrible, la decoración es más naca que ponerle una playera de Snoopy al asiento del coche, y los clientes borrachos discuten con los meseros a golpes. Aquí cinco ejemplos:
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5) Muy Perronas las Muchachas (Emilio Ramón Vidal, 2007)
Es uno de los videohomes más caóticos, absurdos, malhechotes, estultos, inconexos y aburridos que he visto en mi vida, en el cual todas las mujeres que intervienen en la trama, más que disputarse el ser la narcotraficante más perrona, pelean para ver quién es la peor.
A pesar de ello, existe un detalle a rescatar: creo que ninguna otra película (voluntaria o involuntariamente) ha recreado cómo son los antros más cochambrosos, aquellos donde te aparece salpullido desde que entras y que no sabes por qué estás ahí, donde la clientela es escasa y en los que debes ponerte muy poco quisquilloso si quieres invitar a una chica a tu mesa. Al menos de algo tenía que servir esta película. Después de eso, a la basura.
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4) Maestras del Peligro: Comando Zorras (Miguel Bonilla, 2006)
Hace dos años, cuando el director Miguel Bonilla promocionó su película Diente X Diente, afirmó que esa era su ópera prima, tratando de borrar a toda costa la existencia de este videohome, su verdadero debut, algo muy común en el cine mexicano lleno de ínfulas, acostumbrado a renegar de sus coqueteos con el arrabal. Y lástima, porque esta película de explotación en donde caben teiboleras badass expertas en armas de grueso calibre y narcosatánicos, es de lejos, más divertida que el filme que presumió en salas y que prácticamente nadie vio.
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3) La Banda de los Bikinis Rosas (Julio Aldama Jr., 2013)
El hijo del famoso actor y director Julio Aldama, heredó para bien o para mal su espíritu populachero, formando una filmografía entre estrambótica e insólitamente rocambolesca, donde se ha encargado de rescatar muy a su manera el cine de luchadores, las sexy-comedias (con todo y títulos albureros), e incluso se ha dado tiempo de realizar westerns y películas basadas en la más morbosa nota roja (como aquella de la asesina de choferes).
Así, no resulta del todo extraño que se le haya ocurrido crear una trilogía que parodiara al cine de espías, una suerte de tercermundistas Ángeles de Charly… ¡sí, Charly Valentino! Pretexto suficiente para poner a cuadro a un cuarteto de chicas nalgonas (encabezadas por la también cantante América Ramírez “La Mexicana”, estrella fetiche de Aldama Jr.) para permanecer gran parte del tiempo en diminutos bikinis rosados, dizque combatiendo a terroristas y hackers que atentan contra el mundo. Pero, ¿de cuándo acá eso puede considerarse como un problema? En esta primera parte, estas mujeres deberán de infiltrarse como teiboleras y viéndolas se justifica que los personajes masculinos caigan rendidos ante ellas. Uno hasta gastaría la quincena completa.
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2) La Reportera Salvaje (Rodrigo Vidal 2006)
A mediados de la década pasada, Rodrigo Vidal (¡sí, ese eterno secundario de las telenovelas juveniles de Televisa!), fundó en Miami su compañía de nombre Jorvi Entertainment, para poder producir y dirigir una serie de dramas softcore dignos de la programación nocturna de la televisión por cable.
Ivonne Montero interpreta a una reportera temperamental que se hace contratar como teibolera para poder escribir una crónica con los trasfondos que ocurren al interior del antro. Esperar a que la actriz termine sin ropa, puede llegar a ser tan decepcionante como pagar un boleto para un baile privado y que la chica no te permita siquiera tocarla; aún así, es de aquellos divertimentos que el cinéfago afecto a escarbar en los botaderos, sabrá disfrutar.
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1) La Mesa que Más Aplauda (Gilberto de Anda, 2006)
¡Que alce la mano quien no terminó al menos una vez a las tres de la mañana bailando la canción congalera por excelencia!
Por lo tanto, era inevitable que el mercado videohomero se aprovechara y usará el éxito del grupo veracruzano Clímax como leit motiv para una comedia protagonizada por Liz Vega como una ex-vedette de Las Vegas quien llega a un pueblo costumbrista donde las mujeres han perdido su trabajo, sólo para acabar enseñándoles los secretos del lap dance para que puedan abrir su propio table dance, ante el asombro y regocijo de los hombres. Los chistes malos dichos por Sergio Corona, Eric del Castillo y Maribel Fernández “La Pelangocha” se equilibran con los bailes de la propia Vega.