A Matt Damon lo odias o lo amas. Juguetón con su personalidad (no olvidar sus sketches en SNL o con Jimmy Kimmel), el actor dejó de ser una simple promesa para volverse una realidad. He aquí una pequeña lista que busca retratar lo más notable de este intérprete norteamericano, lista que no asciende, ni desciende, más bien va en orden cronológico.
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Good Will Hunting (Gus Van Sant, 1997)
¿Qué hay que hacer para dejar de ser una cara bonita, y convertirse en un intérprete real? Escribir una película. Matt Damon, junto con Ben Affleck, se sentían humillados ante la poca credibilidad y oportunidad que tenían. Pusieron manos a la obra y escribieron esta cinta que no sólo catapultó su carrera, sino que los llevó a ganar un Oscar y a construir una de las tramas más notables de los noventa. Un Damon memorable, sólo opacado por Robin Williams en su mejor momento, pero que ayudó a conformar este dúo dinámico del celuloide.
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Saving Private Ryan (Steven Spielberg, 1998)
Damon se pone bajo las órdenes de uno de los pilares de la industria estadounidense, en una de sus últimas cintas notables. Es cierto que el rol de Damon, aunque sea el leit motiv de la trama, no es lo suficientemente fuerte para valerse por sí mismo, pero el filme es importante pues comienza a construir la carrera de este actor, que, otra vez, utiliza sus dotes para la improvisación. Damon es capaz de ponerse al nivel de Tom Hanks, otro que estaba en su mejor momento, y de todo lo que la cinta significa; brilla y se hace brillar.
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Ocean’s Eleven (Steven Soderbergh, 2001)
Con un reparto multiestelar había que hacer algo para no perderse en esa vorágine de caras bonitas. Damon, otra vez como equipero más que como estelar, logra colarse hasta las marquesinas y crea por fin un perfil para Hollywood. Matt podría comenzar a pensar en estelares más serios y una carrera más sólida.
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The Bourne Identity (Doug Liman, 2002)
Por fin Matt Damon se pone a la cabeza, y aunque en un principio la cinta no parecía tener nada de interesante, se terminó convirtiendo en uno de los clásicos instantáneos del naciente Siglo XX. Atrás se quedaron las cintas de acción de valores pobres, aquí no sólo había un buen desarrollo de efectos especiales y artes marciales, Damon era capaz de crear un personaje más redondo y complejo. A pesar que la trilogía se fue diluyendo, ésta quedó asentada como un cambio y un nuevo paradigma para las cintas del género. Se intentó imitar, nunca con buenos resultados.
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The Martian (Ridley Scott, 2015)
Por supuesto que entre 2002 y 2015 hay muchas cintas interesantes de Matt Damon, pero es importante dar este salto cuántico hasta nuestros días para hablar y develar la transformación de este actor norteamericano. Protagonismos tuvo algunos, y actuaciones notables, pero nada como en esta cinta donde el peso de toda la trama se concentra en él. Damon demuestra aquí su capacidad histriónica, más que nunca, pues ejecuta a los diversos “Matts” que hemos visto los últimos 20 años. Conjuga todo su conocimiento sobre el cine para crear un performance que huele a Oscar. Lleno de una carrera de altibajos, de aciertos y errores, con The Martian parece expiar muchos errores.
Por Alí López