El inesperado éxito brutal del biopic Straight Outta Compton (Letras Explícitas), que se estrena hoy en nuestro país, nos ha llevado a regresar un poco en el tiempo para recordar otras películas de hip hop que merecen ser vistas una y otra vez. El equipo editorial de Cinema Móvil presenta sus filmes favoritos sobre este tema, una lista variada que va desde las más populares (esas protagonizadas por raperos del calibre de Eminem y 50 Cent), las rarezas (un musical de rap japonés), y por supuesto las que presentan los orígenes del hip hop. A continuación les dejamos nuestra selección en estricto orden alfabético.
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8 Mile (Curtis Hanson, 2002)
Eminem, el rapero blanco por excelencia, dominaba el mundo a inicios de la década pasada, esta película es una prueba más de ello. Se trata de una semi biografia sobre el polémico cantante, un relato sobre un perdedor que se enfrenta a diversas adversidades para demostrar su talento y poder ganarse el respeto de los demás. Su tema principal, “Lose Yourself”, ganó un Oscar en la categoría de Mejor Canción. (Jonathan Sánchez)
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La incursión en el cine de Eminem no se pudo dar de mejor manera, en gran parte por el director Curtis Hanson (L.A. Confidential). Aquí supo sacar lo mejor de un elenco extraño que tenía buenas actrices (Kim Basinger) y al mismo rapero. Es un relato honesto, autobiográfico en muchas partes, con gran ritmo y no me refiero sólo al musical. (Fernando Santoyo)
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Block Party (Michel Gondry, 2005)
Un año antes de la desaparición de los reflectores del maravilloso comediante Dave Chapelle, el visionario Michel Gondry logró convencerlo de participar en un formidable experimento llamado Block Party. Gondry documentó lo que el propio Chapelle ha llamado “el mejor día de mi vida.»
Los realizadores nos vuelven testigos de una tarde en Brooklyn, NY, en el 2004, donde gracias al imbatible espíritu de Chapelle lograron reunir a un envidiable cartel de figuras del hip hop y el soul norteamericano de la talla de Kanye West, Common, Jill Scott, Mos Def, Talib Kweli, The Roots, así como los legendarios Erykah Badu y The Fugees.
En un evento sin precedentes, Chapelle viajó en autobus a todas aquellas personas que formaron parte importante de su vida cuando era un joven comediante desconocido en su natal Dayton, Ohio (desde la señora de la tienda cruzando la calle de su infancia hasta miembros de su familia).
Es así que Gondry sigue a Chapelle durante el evento y también durante el desarrollo de su pre producción. Descubrimos los humildes orígenes del protagonista, así como a una comunidad de personas, espolvoreada por uno que otro personaje excéntrico en el camino, que no hacen más que elevar lo que de por sí es un evento imperdible en la historia de la música, un sentido homenaje a los orígenes del hip hop neoyorquino y las block parties que lo popularizaron. (Gonzalo Lira)
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Breakin’ (Joel Silberg, 1984) y Breakin’ 2: Electric Boogaloo (Sam Firstenberg, 1984)
Dos de las joyas que nos dejó la mítica compañía productora Cannon Films. Si Wild Style documentaba con fidelidad la escena neoyorkina, este díptico se ubica en Los Angeles recreando las famosas batallas de breakdance que se dieron al interior del club nocturno Radiotron, reflejando el aspecto multi-racial y marginal del hip hop. Más allá de las premisas relacionadas con una bailarina de jazz (Lucinda Dickey), quien descubre con azoro a través de un amigo gay el popping, el boogaloo y demás estilos de ascendencia callejera, hasta integrarse por completo al ambiente; ambos filmes valen mucho la pena por los espectaculares soundtracks llenos de raíces disco y electro que acompañan secuencias de bailes sicalípticos y movimientos imposibles, ejecutados por verdaderas estrellas como “Boogaloo Shrimp”, “Shabba Do” o “Popin’ Pete”. (Alberto Acuña)
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Get Rich or Die Tryin’ (Jim Sheridan, 2005)
Tal y como lo hizo Eminem años antes, 50 Cent decidió protagonizar una película inspirada en su propia vida. Narra la historia de un hombre que encuentra una forma fácil y cómoda de ganar dinero al vender drogas, pero las cosas dan un giro y después de recibir algunos tiros, sobrevive para dedicarse de lleno a sus rimas. Un relato al más puro estilo «gangsta». (Jonathan Sánchez)
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Hustle & Flow (Craig Brewer, 2005)
Sustentada en gran parte por la increíble actuación de Terence Howard, esta cinta que pasó un tanto desapercibida debe de ser re descubierta tarde o temprano. Muestra el otro lado del hip hop: sin diamantes, mujeres y autos que brincan, aborda el lado duro y difícil de una manera entretenida. (Fernando Santoyo)
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Antes de la alucinante y formidable Black Snake Moan o de su olvidable remake de Footlose, Craig Brewer sorprendió al público y la crítica por igual con el relato de un proxeneta y vendedor de drogas (el maravilloso Terrence Howard, quizá en su major papel) con aspiraciones de convertirse en el mejor emcee que el hip hop haya visto.
Bien podría tratarse de otra película genérica como 8 Mile o Get Rich or Die Tryin’, pero trasciende al género gracias a las extraordinarias actuaciones de su elenco y a un guión que no simplifica al protagonista, permitiéndole profundizar en sus emociones y motivaciones. Además, cuenta con un formidable soundtrack ganador del Oscar. (Gonzalo Lira)
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Straight Outta Compton (F. Gary Gray, 2015)
La biopic dedicada a N.W.A permite adentrarnos con profundidad a la industria del hip hop durante una época gloriosa, al mismo tiempo que revisa los temas personales y sociopolíticos que eventualmente se vieron plasmados en las relevantes letras de la influyente agrupación angelina de gangsta rap. Los cameos de leyendas como 2Pac y Snoop Dogg son el extra a la ya de por si frenética cinta; los momentos musicales, que van desde una versión primitiva de «Gangsta Gangsta» a un momento icónico con «Fuck tha Police», son de lo más emocionante del año. (Eric Ortiz)
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Tokyo Tribe (Sion Sono, 2014)
Además de ser único como musical de hip hop – con sus tribus con estilos diversos que van desde los remitentes al mismo Snoop Dogg hasta un grupo que dedica sus rimas a la paz y amor en vez de los temas gangsta por excelencia – Tokyo Tribe resulta ser Sion Sono en su más puro estado; enloquecido, sin dejar a un lado los temas que siempre lo han intrigado: religión, violencia, artes marciales y por supuesto, las panties de las jovencitas japonesas. (Eric Ortiz)
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Tupac: Resurrection (Lauren Lazin, 2003)
Nunca he entendido del todo el conflicto entre costas estadunidenses. Es en Tupac: Resurrection donde he encontrado una de las versiones que más claro me han dejado el tema en cuestión.
Armada con imágenes y video de archivo, así como de una formidable edición de entrevistas y testimonios grabados por el propio Tupac (que glorifican la prosa del rapero a niveles casi poéticos), la película de Lauren Lazin (nominada al Oscar) es un impresionante testimonio de la absurda disputa costera, al mismo tiempo que nos recuerda por qué el rapero gozó de tanta popularidad en vida. También funciona como un dignificante retrato de un artista que, a pesar de las pedestres condiciones de sus orígenes y el castigado arte al que dedicó su vida, logró llevar su profesión a niveles sin precedentes de aceptación y trascendencia social. (Gonzalo Lira)
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Wild Style (Charlie Ahearn, 1983)
Se trata de la película seminal para la cultura del hip hop. Retrató la efervescencia artística, política y social del movimiento en el Bronx con la historia del graffitero más popular del barrio (el pionero George “Lee” Quiñones interpretando una versión ficcionada de si mismo), sus encuentros y desencuentros con una periodista fascinada por el tema (Patti Astor, figura clave dentro del underground neoyorkino), así como sus constantes rivalidades, teniendo como armas solamente las latas de aerosol y las tipografías bombásticas. En medio de tomas a coloridos vagones del metro y planos de una ciudad insegura y violenta, Wild Style destaca por las insólitas e históricas participaciones de pilares del género como The Cold Crush Brothers, Grandmaster Flash, Queen Lisa Lee del Zulu Nation, entre varios más. Revisa tu colección de discos de hip hop; de seguro más de la mitad tiene sampleos de esta cinta, así de importante es. (Alberto Acuña)