Hay películas que no son lo que parecen. Todos Están Muertos es una de ellas, ya que inicia como un drama familiar, luego se inclina más hacia los terrenos de la comedia, para después utilizar elementos sobrenaturales, mientras hace referencia a la gloriosa etapa del rock en español de los años ochenta.
Esta producción española resulta original e interesante gracias a que su directora, Beatriz Sanchís, se ayuda de diversos géneros para concretar algo diferente. En palabras de la realizadora, se trata de una combinación nueva entre el drama, la comedia y lo fantástico, acercándose al realismo mágico.
Con la ciudad de Madrid de escenario y una familia de origen mexicano como protagonista, Todos Están Muertos presenta lo que sucede con una madre joven, antigua estrella de rock, que nunca sale de su casa, debido al miedo que le da hacerlo. Ella mantiene una relación bastante conflictiva con su hijo adolescente, quien está en busca de una identidad propia.
La última integrante de la familia es una mujer madura que está a punto de morir y se encuentra muy preocupada por lo que podría pasarle a su hija y nieto, ya que es la encargada de mantener el orden en el hogar. En medio de esta preocupación, la abuela y madre deciden recurrir a medidas extremas: con la ayuda de una amiga que tiene ciertos conocimientos, en pleno Día de Muertos, traen de vuelta a su hijo fallecido, quien en forma de fantasma se presenta ante su hermana para ayudar a que ésta continúe con su vida.
Beatriz Sanchís comentó que su filme tiene elementos cómicos con los que se juega para contar una historia profunda que habla de la reconciliación con la muerte, pues el personaje que regresa de entre los muertos es el que ayuda a su familia, al mismo tiempo que funciona como guía para su propia madre, quien está a punto de emprender el inevitable viaje a la eternidad.
Elena Anaya destaca como una estrella dl rock venida a menos que debe encarar su realidad aunque no quiera; también lo hace la primera actriz mexicana Angélica Aragón, interpretando a una mujer fuerte que hace todo lo que se le ocurre por mantener unidos a sus seres queridos.
En conclusión, Todos Están Muertos es una película sencilla que sobresale por tener una historia fresca, una dirección puntual y un gran reparto.