“Básicamente la película es The Texas Chainsaw Massacre pero a la chilena», así presentó el director Lucio A. Rojas su tercer largometraje titulado Sendero.
Se trata de un sanguinolento survival film en el cual un quinteto de amigos que había decidido salir de la ciudad un fin de semana, termina secuestrado por una desquiciada familia que trabaja al servicio de un oscuro grupo político, que durante décadas ha ejercido su poder en la región.
Si bien la premisa no es del todo original, Sendero sobresale por más de una secuencia cuya virulencia es explosiva (hermanándose con el cine del coterráneo Patricio Valladares), así como por su sub-texto relacionado con las secuelas de la dictadura militar en la provincia.
Tal como ocurría con Perfidia (2014) el filme anterior del realizador – en donde una pareja de antiguos amantes retoma su relación escapando a una cabaña, sólo para ser acosados por una extraña secta religiosa – la zona rural chilena es retratada como un lugar peligroso, sórdido, salvaje, en el cual se pueden cometer sin consecuencia algunos de los crímenes más atroces.
“La película está basada en varios casos reales muy parecidos entre sí ocurridos en el campo chileno, crímenes que no tuvieron seguimiento en la prensa. Sobre todo en el sur hay zonas donde existe mucha violencia, incesto, suicidios, desapariciones, etc. Todo lo que te imaginas que puede pasar a nivel de crónica roja ocurre en mi país. No sé si sea una cuestión geográfica ya que vivimos encerrados con una cordillera que nos mantiene aislados de toda Sudamérica, pero el chileno por lo general es súper altanero, engreído, tiene una personalidad muy rara. Sendero presenta una cuota del legado cultural que existe en la actividad cinematográfica chilena que está impregnada del tema político, por eso la historia comienza en 1976”, comentó el realizador en entrevista.
Al terminar de ver Sendero, la única película de terror producida este año en el país andino y que seguramente dará de qué hablar, queda la duda de qué factores tienen las películas del género realizadas durante los años setenta para seguir siendo homenajeadas o evocadas por nuevos cineastas.
“En Latinoamérica es inevitable que como directores nos acerquemos al género de esta manera ya que es el primer cine que nos llegó y es la forma en que nos podemos dar a conocer sobre todo en los festivales. En el caso particular, The Texas Chainsaw Massacre es mi película favorita de toda la vida, posiblemente no sea la mejor, pero sí tiene secuencias épicas que la hacen valiosa. Pero uno tampoco se la pasar toda la vida en homenajes. Puedes hacer uno o dos y no más en tu carrera. Considero que el imaginario fantástico que hay en Latinoamérica es tan grande que no se puede desperdiciar. Ustedes durante los años sesenta lo supieron aprovechar muy bien. De hecho el próximo proyecto en el que estoy trabajando ya tiene que ver con algo más propio, más mitológico.»
Durante los cinco días de Mórbido se dieron toda clase de primicias acerca de lo que veremos el próximo año (inclusive con una sección dedicada a trailers y work in progress), por ende Lucio A. Rojas ahondó respecto a esta nueva cinta.
“El proyecto se llama La Miae, cuyo guión continuamos escribiendo. Básicamente es una mezcla entre brujería y canibalismo en Latinoamérica. Es nuestro proyecto más ambicioso en especial por su puesta en escena que queremos que sea única, la dirección de arte, tiene muchos efectos especiales. Sendero me permitió avanzar con esta y todo apunta que comienza la filmación en marzo o abril del próximo año. La Miae es una bruja caníbal que mata niños y tiene sexo con el demonio, la cual es propia de la cultura popular mapuche. Nosotros tomamos elementos mágicos y fantásticos, y lo ponemos en un contexto actual. Me gusta decir que es una película acerca de la maldad humana versus la maldad demoniaca», concluyó el director.