Si en Italia tienen a Edwige Fenech, en México no nos quedamos tan atrás ya que tenemos a Maribel Guardia. Olvídense por un momento del estigma que la liga a chismes y escándalos faranduleros, y la conducción de programas cómicos de dudosa reputación; el hecho es que si uno revisa su filmografía podrá encontrar más de una cinta imprescindible para adentrarse al universo del mexploitation, y que al protagonizar esa comedia tan singular conocida como Terror y Encajes Negros, se erigió indiscutiblemente como “La Reina del Chilli-Giallo”, título nobiliario que sostendría con creces mediante una pequeña pero sustanciosa tanda de filmes posteriores inscritos en el género.
A propósito que hace apenas unas cuantas semanas se cumplió el trigésimo aniversario de dicha película, recordamos los papeles más significativos en la carrera de la también cantante y modelo de origen costarricense.
–
Pedro Navaja (Alfonso Rosas Priego Jr., 1984)
El primer gran éxito cinematográfico de Maribel, quien interpreta a Rosa, la inocente y soñadora novia del mítico padrote sibarita imaginado por Rubén Blades según la popular canción salsera; una mesera en un café de chinos quien cae en desgracia cuando este fija su atención en “La Tijuana”, la nueva mujer del barrio (Sasha Montenegro nada menos), y por celos termina como prostituta banquetera trabajando para “El Cumbias”, el despreciable rival de su ex-pareja. Una de las películas que mejor han retratado el ambiente nocturno de la ciudad, su tono festivo y populachero, así como su lado lóbrego y violento.
–
Terror y Encajes Negros (Luis Alcoriza, 1985)
De auténtico culto, la última cinta trascendente del ex-guionista de Buñuel es una rareza en el imaginario mad mex. ¿Alcoriza quiso hacer una farsa bastante oscura acerca de la vida conyugal clasemediera y terminó haciendo un giallo? ¿O fue al revés?
Aquí Maribel Guardia, simplemente pletórica, sorprende porque interpreta a un personaje con un rango amplio de matices, de sumisa a seductora, un ama de casa insatisfecha sexualmente al vivir casada con un marido machista, celoso, abusivo y al mismo tiempo patético (Gonzalo Vega en estado de gracia) y cuyo camino eventualmente se cruza con la de su vecino del piso de abajo, quien detrás de su fachada de hombre culto amante de la música clásica y la historia, se esconde un psicópata que tiene como mayor fetiche arrancar mechones de cabello a sus víctimas después de violarlas. Con esa estrambótica mixtura de géneros y una mujer convertida en fantasía irrepetible, no resulta raro saber que los coleccionistas de VHS desembolsan cantidades estúpidas de dinero por tener una copia.
–
De Todas… ¡Todas! (Rafael Baledón, 1985)
Se trata de la secuela del clásico de la sexycomedia Emanuelo (Nacido para Pecar) (Sergio Vejar, 1984) con Rafael Inclán como ese garañón de origen árabe empeñado en formar su harem, y que junto con otras series de personajes zánganos que presumen erecciones perennes como las de El Mofles y El Pichichi del Barrio, le permitió encumbrarse como uno de los héroes albureros por antonomasia. De acuerdo, aquí nuestra actriz reverenciada no tiene un papel estelar, siendo el prospecto de nueva esposa del protagonista, pero vaya, con esta secuencia se roba la película entera.
–
La Alacrana (José Luis Urquieta, 1986)
En este turbio thriller Maribel cambia de registro encarnando a una implacable y rebelde policía cuyo odiado apodo – con la que es conocida por toda la corporación – da nombre a la película, la cual es asignada a resolver en tan sólo 72 horas una serie de misteriosos asesinatos que aparentemente tienen relación entre sí y que la lleva a internarse en el ambiente underground gay así como a descubrir cierto video pornográfico casero que puede ser la clave del caso. Imaginen Cruising (William Friedkin, 1980) ¡pero con música disco cheesy!
–
Un Hombre Violento (Valentín Trujillo, 1986)
Cine fronterizo de venganzas dirigido y protagonizado por Valentín Trujillo. ¿Puede existir algo mejor? Aquí el legendario héroe de acción personifica a un mecánico quien junto con su hermano menor presencia el asesinato de su padre a manos de mafiosos involucrados en las apuestas de caballos, hecho que lo trastoca, comenzando una sangrienta escalada fuera de la ley para encontrar a los responsables. Maribel es en esta ocasión una bella pero pérfida femme fatale contratada por los criminales para dar cuenta del hermano. Ese duelo final entre Trujillo y el mismísimo Mario Almada, en una silla de ruedas adaptada para usar una ametralladora, es apoteótico.
–
Perseguida (José Nieto Rodríguez, 1991)
Entrando a la década de los noventa, Maribel continuaba formando su nombre en el thriller violento y el cine de acción, en este caso dándole vida a una reportera del periódico La Prensa condenada a la sección de sociales cubriendo aburridas fiestas de quince años, a quien se le presenta la oportunidad de ascender de puesto al buscar por su cuenta una entrevista con un insigne candidato presidencial, sólo para destapar accidentalmente (junto con su fotógrafo y eterno pretendiente) un complot que puede cimbrar las altas esferas del poder. A destacar la participación de Sergio de Bustamante genial como de costumbre, interpretando aquí al maquiavélico y cínico villano de rigor.
–
Mujer de Cabaret (Julián Pastor, 1991)
Aprovechando que para esa época Maribel ya había grabado unos cuantos discos (moviéndose en los terrenos tropicales) no resultó descabellado que actuara como una vedette retirada que debe de regresar a trabajar a un centro nocturno para pagar las deudas de su marido apostador, dando paso a las inevitables secuencias musicales donde canta lo mismo “Devórame otra Vez” que una versión irresistiblemente pegajosa de “Llorando se Fue”, buscando evidentemente recuperar el espíritu de los dramas cabaretiles de los años cincuenta. Pero es aquí donde inesperadamente Mujer de Cabaret muta a una women in prison movie con nuestra protagonista acusada de un asesinato que no cometió, buscando escapar para probar su inocencia a la par que se vuelve adicta a la morfina (¡sí, a la morfina!) tras una brutal golpiza que recibe.
–
Un Instante para Morir (Christian González, 1993)
También conocida como El Asesino del Zodiaco, este giallo es relevante por tres motivos: fue dirigido por “El Rey del Videohome” en el momento cumbre de su carrera (tras éxitos como La Cumbia Asesina y El Imperio de los Malditos), quien además constantemente ha declarado su amor por el cine de Dario Argento, lo cual se nota en su estilizada puesta en escena y que retomaría tres años después en Simple Mortal. Por otro lado, representa el debut profesional del fotógrafo Rodrigo Prieto (aunque seguramente para él hoy esto signifique una deshonra y una mancha indeleble en su pasado). Y por último, porque aquí tenemos el papel más oscuro de Maribel Guardia como una guapa criminóloga de pasado sórdido que es comisionada junto con un policía temperamental para investigar una ola de muertes femeninas que quizá tenga conexión con un crimen cometido veinte años atrás. Una joyita del cine negro mexicano en donde se mezcla sexo, esoterismo y sangre.
–
La Pura (Miguel Rico, 1994)
Mientras que transcurre esta película sólo queda justificar a todos los hombres que en esta aparecen, quienes actúan irracionalmente cada vez que ven pasear a la nueva mujer del pueblo. ¡Y qué mujer! Vaya, uno reaccionaría igual. Si bien, otras cintas (incluyendo varias de las aquí citadas) se dedicaron a explotar el lado más sensual de nuestra estrella, tal vez sea esta donde mejor se aprecia. ¿Cómo no amarla? No falta el vouyerista que la espía mientras que se prueba lencería, el presidente municipal que trata de no caer en tentación, los clientes del restaurante donde ella es mesera, y el resto de mujeres cocinando ponzoña en esta comedia costumbrista.
–
Los Cómplices del Infierno (Juan Fernando Pérez Gavilán, 1995)
Escrita por Carlos Enrique Taboada sólo un par de años antes de fallecer, se trata – al momento – de la última película donde Maribel Guardia tuvo un papel relevante. Y no podía ser de otra manera que con un entretenido thriller, este de ambientación caribeña encarnando a la mejor amiga de la única testigo de un asesinato cuya principal pista conduce a una película secta religiosa. El resto del elenco no desmerece: Edith González, Alfredo Adame y el gran Sebastián Ligarde. Un tip: ¡anda en Netflix!