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cinema movil la caridad copiaUn matrimonio de algún suburbio mexiquense, el cual acaba de cumplir su trigésimo aniversario. Un accidente automovilístico que no sólo provoca que él pierda fatídicamente una pierna, sino que pone de manifiesto una crisis soterrada desde hace varios años atrás, llena de incomunicación y rutinas insatisfactorias. Un par de fantasías indefinidamente aplazadas representadas en la posibilidad de escapar de casa por parte de ella, y en la llegada de una atractiva enfermera con su propia historia de relaciones efímeras.

De esta manera, el director Marcelino Islas Hernández construye su segundo filme La Caridad, parte de la sección competitiva Estrenos Mexicanos del  festival Distrital. Conversamos con su realizador y su elenco conformado por Jaime Garza (quien regresa al cine después de casi 20 años), Verónica Langer y Héctor Holten.

Cinema Móvil: En Martha y La Caridad podemos detectar algunos vasos comunicantes como son la soledad, la frustración (de lo profesional a lo sexual) y el desasosiego que padecen los personajes. ¿De dónde surge el interés de colocarlos en esta situación?

Marcelino Islas Hernández (MIH): «Es un poco difícil la respuesta porque creo que muchas veces me veo reflejado en estos personajes. Vaya tampoco es que mi vida sea tan triste pero sí parto de experiencias personales, de intentar sanar heridas o por lo menos conocerme un poco más. Entonces, Martha era de alguna forma una conversación que quería tener con mi mamá, y ahora La Caridad se trata acerca de mi matrimonio. Llevo casi once años de casado y quise hacer esta película para entenderme, creo en el cine como un acto de sanación y siento que al final funcionó, porque estaba pasando por una muy mala etapa, y mientras estaba escribiendo la película nos contentamos, tuvimos a nuestra segunda hija, todo transcurrió bien, y hoy en la mañana nos peleamos. Así es la vida.»

Tomando en cuenta estas características complejas, ¿qué los motiva como actores en participar en relatos como este?

Verónica Langer: «Me gustan estas historias íntimas en donde dizque no pasa nada pero pasa todo. Me atrajo este personaje porque se trataba de hablar de la gente de la calle, encontré en él muchas capas, mucha profundidad y humanidad.»

Jaime Garza: «En mi caso fue la cuestión de la amputación que sí es real, es algo que a mí me pasó en la vida y que me vino coincidentemente con la planeación de la película. Me ayudó mucho para poder desahogarme, exteriorizar un poco el problema y para comprobarme a mí mismo que puedo seguir trabajando. De alguna manera representó un reinicio.»

Una manera que empleas para representar la crisis de esta pareja es por medio de dejar en claro sus rutinas mundanas, e inclusive sus usos más vulgares (un viejo éxito de los Hermanos Carrión sonando con insistencia, el programa matutino en la televisión, el cuadro tosco y odiado colgado en la sala); así como con una repetición auto consciente de ciertos encuadres, sobre todo los que involucra al personaje de Jaime Garza en la primera mitad del filme. ¿Cómo fuiste planificando esta idea?

MIH: «Que padre que me digas esto porque esa fue justo mi apuesta, mostrar a estos personajes que viven en esta monotonía y que el accidente de José Luis los lleva finalmente a replantearse quiénes son. Entonces para intentar plasmar esto en el lenguaje cinematográfico quise mantener estos encuadres fijos, la cámara en los mismos lugares siempre, que generara esta repetición. La propuesta es que el accidente sea lo más evidente y que poco a poco Angélica como personaje secundario empiece a hacer que las cosas se muevan para que decida salir de su casa y así dejemos estos planos y comencemos con cámara en mano, con una estética un poco más sucia que refleje sus ganas de poder partir.»

También el tono curiosamente va cambiando. Comienza como un drama y la llegada de un tercer personaje como es el de la enfermera que interpreta Adriana Paz convierte el relato en agridulce al ir abriendo la posibilidad de que exista algo más entre ella y José Luis, sólo para que ese acercamiento finalmente termine fatal…

MIH: «Sí, terminan considerando que tal vez lo mejor es quedarse por caridad hacia al otro, y hacia uno mismo, que es medio triste decirlo pero es un poco la resolución, porque los personajes regresan de alguna forma al principio pero con el conocimiento que tal vez sea más decepcionante buscar a la enfermera, al cuñado, o buscar escaparse porque ni siquiera son capaces de poder concretarlo. De hecho, regresando a tu pregunta anterior, la primera vez que se mueve la cámara es cuando Angélica se besa con su cuñado, ese es un momento muy importante dentro del lenguaje de lo que estoy proponiendo ya que ella sale del cuadro y este se comienza a mover, convirtiéndose en un preludio.»

Héctor Holten: «Tratando de responderme acerca del concepto caridad, no sé si la acepción que tengo sea la adecuada, pero tomando como referente el trabajo hecho, no es un gesto generoso que se da por gusto, es decir donde el otro nos está pidiendo amor, dinero, compañía, y uno no está preparado para darlo por la complejidad o realidad que le está sucediendo. Siento que ahí la caridad duele un poco.

Es un título cuya semántica tiene varias capas que resuenan al final.»

MIH: «Y es un tanto circunstancial ya que en realidad se llama La Caridad porque mi abuela, quien aparece al inicio y final de la película, tiene este poema que dice en cada fiesta familiar. La doble lectura en los títulos es algo que me sucede mucho en los procesos creativos.»