Ya lo comentábamos a propósito de la revisión a las películas mexicanas más taquilleras: el recién fenecido 2015 no pasará precisamente a las páginas del cine nacional como uno de los años más brillantes. Una cartelera anodina, programaciones y premiaciones festivaleras que cada vez se pueden tomar menos en serio, debuts poco promisorios, directores tirándose al piso haciendo pataletas por el genocidio cultural, mafias de becas y fideicomisos siguiendo una bonita costumbre, entre otras calamidades.
Sin embargo, en medio de ese mal sueño enfebrecido existió un pequeño espacio para el sortilegio, un puñado de cintas virtuosas, originales y opuestas entre sí (de la comedia romántica en Tiempos Felices al thriller violento en Scherzo Diabolico), que inclusive retrataron de forma totalmente distinta a ese recurrente personaje secundario que es la Ciudad de México (de los espacios prácticamente en penumbras de Un Monstruo de Mil Cabezas a la mirada añorante de Güeros). Aquí 10 casos de películas (Ayala Blanco dixit) que sirvieron como remanso después de sufrir demasiadas decepciones.
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10) Tiempos Felices (Javier Henaine)
Finalmente tuvimos la chic flick que nos merecemos, con una genial Cassandra Ciangherotti como nuestra adorable Manic Pixie Dream Girl, un humor bastante simpático y sencillo, una premisa ingeniosa que se sostiene por sí sola todo el tiempo acerca de una agencia secreta encargada de romper compromisos y arreglar entuertos, un universo clasemediero plausible, y un soundtrack compuesto por temas clásicos pero poco trillados.
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9) Te Prometo Anarquía (Julio Hernández Cordón)
Dos amigos, socios y amantes adolescentes de clases sociales opuestas comparten su afición por las patinetas y un redituable negocio de venta de sangre ligado al narcotráfico, que, sobra decirlo, tarde o temprano terminará mal. La quinta película de Julio Hernández Cordón esquiva con pulso, diálogos frescos y actuaciones siempre verosímiles, los lugares comunes en torno a la violencia, la ilegalidad y el pesimismo social.
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8) Un Monstruo de Mil Cabezas (Rodrigo Plá)
Un efectivo thriller enmarcado en una ciudad ominosa y con una final de fútbol al fondo, en el que una mujer clasemediera tiene Un Día de Furia y arrebatadamente comienza un periplo en contra de la aseguradora que le denegó un tratamiento a su marido enfermo de cáncer. Cero denuncia social o crítica a la corrupción dentro del sistema médico; y en su lugar propone un atractivo ejercicio estilístico (la cinta es en sí un largo flashback de un juicio que nunca vemos en el que es acusada esa mujer; los acontecimientos deformándose según el punto de vista de cada uno de los testigos que declara en off), además de un tono contenido, atípico para el género.
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7) Güeros (Alonso Ruizpalacios)
Cierto, cuando quiere jugar a ser cínica rompiendo la cuarta pared o cuando desea representar la semántica de su propio título, la ópera prima de Alonso Ruizpalacios se siente inauténtica y frívola. Pero cuando se dedica a ser simplemente una road movie por la siempre contradictoria geografía defeña, esa que exaspera pero que también fascina, sí tenemos secuencias memorables como aquella del infausto encuentro en una pulquería con el músico decadente pero idealizado que había motivado desde un principio el viaje. Los Caifanes meets Los Inútiles meets Los Detectives Salvajes.
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6) Carmín Tropical (Rigoberto Perezcano)
Distanciándose para bien de la ola de documentales de corte cuasi didáctico que irrumpió hace unos cuantos años acerca del universo muxe (¡en serio, hubo un momento en el cual si levantabas una piedra, salían muxes corriendo!), Rigoberto Perezcano asimiló hábilmente para su segundo filme, las claves propias del noir (un violento crimen sin resolver, un detective improbable que se mueve fuera de la ley, un ambiente enrarecido, cuentas pendientes del pasado, personajes amorales, pulsiones sexuales, voz en off); pero impregnando su estilo y sensibilidad. “Un Poco Más” sonando en la recta final fue un momento inolvidable.
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5) Retrato de una Búsqueda (Alicia Calderón)
Sintomáticamente, en los dos últimos años la pérdida, el dolor, la muerte y la memoria provocada por la inoperancia de un sistema, han sido de los tópicos más socorridos por el documental nacional. Esta ópera prima lo hace abordando tres de los 26 mil casos de desapariciones que dejó la guerra contra el narcotráfico declarada por el calderonismo. Lo plano en su lenguaje cinematográfico (la formación como periodista de la directora sale a relucir), se suple con testimonios conmovedores, elocuentes, nada artificiales y más contundentes que cualquier hashtag creado al vapor.
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4) Scherzo Diabólico (Adrián García Bogliano)
Por si a estas alturas aún quedaban dudas de que Adrián García Bogliano se encuentra dos pasos adelante respecto al resto de los directores latinoamericanos dedicados al cine de género, aquí está para disiparlas su opus número 12; el cual comienza como un thriller oscuro, sucio y bastante kinky, y que llegando a la mitad se convierte en una enloquecida comedia negra cuyos excesos son más que bienvenidos, en torno a una fantasía masculina que como bien explica el propio director “sale completamente al revés.»
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3) González: Falsos Profetas (Christian Diaz Pardo)
De primera impresión parecería que estamos ante el enésimo drama urbano con un personaje anónimo que recorre una ciudad opresiva e inconmensurable fotografiada con filtros ambarinos. Afortunadamente se trata en realidad de un absorbente thriller relacionado con los entretelones del negocio de la fe, sus fraudes millonarios y la desazón social que permite que estos se lleven a cabo. A destacar la sorprendente actuación de Carlos Bardem como ese carismático predicador evangélico experto en el arte del engaño.
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2) El Patio de Mi Casa (Carlos Hagerman)
¿Otro documental mexicano más protagonizado por algún pariente del director quien se esfuerza en convencernos que su tía o su abuelo son genuinamente entrañables, carismáticos y excepcionales? Sí. Y claro, uno ya sólo espera lo peor. Sin embargo, la diferencia con el resto estriba en que los padres del cineasta sí tienen esas cualidades. Una película acerca de la herencia familiar, la memoria y el gusto por transmitir conocimientos a otras personas, representado en un matrimonio (él, arquitecto, ella, psicóloga) que ha dedicado más de treinta años de su vida a prestar sus servicios desinteresadamente en zonas rurales.
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1) Llévate Mis Amores (Arturo González Villaseñor)
Cuando parecía que La Jaula de Oro había dicho todo acerca de la inmigración centroamericana, llegó sin hacer mucho ruido este documental dedicado a Las Patronas y su filantropía, el cual destaca por la intimidad que busca entablar con estas catorce mujeres, quienes comparten el hecho de estar marcadas por el machismo recalcitrante, la marginalidad, el recelo de una comunidad conservadora y el coleccionar deseos perpetuamente incumplidos. La primera vez que hace su irrupción “La Bestia”, es sin duda uno de los momentos más prodigiosos del 2015.