Uno de los aspectos más vendibles de The Revenant es el complicado rodaje que tomó lugar en varias partes de Canadá, Estados Unidos, así como la Sierra Madre Sur y Occidental en México y Tierra del Fuego, en Argentina; con bajas temperaturas y poca accesibilidad. Sin embargo, el resultado ha sido la consagración de Alejandro González Iñárritu como uno de los directores en activo preferidos de la Academia, con 12 nominaciones para los premios Oscar (incluyendo Mejor Película y Director).
En una época donde se puede tapizar todo un estudio de pantallas verdes, y generar a través del CGI prácticamente todo, es apreciable que aún existan cineastas arriesgados que hacen cualquier cosa por mostrar su visión. Por ello, directores obsesivos, actores furiosos y condiciones deplorables, son algunos de los escenarios a los que se han tenido que enfrentar los crews para lograr varios de nuestros clásicos favoritos. Y no terminamos de agradecérselo.
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10) 4,500 personas en un set en Russian Ark (Aleksandr Sokurov, 2002)
Para entender las difíciles condiciones de rodaje de este filme, recordemos que es una de las pocas cintas grabadas en un solo plano-secuencia; es decir, una toma que dura 99 minutos, lo que sin duda implicó una coordinación ejemplar. Así lo relata el crew de este filme ruso que – para contar la historia de un aristócrata atrapado en un singular viaje en el tiempo – requirió de 4,500 personas interactuando simultáneamente en el set; incluidos extras, costureros, orquestas y personal del Hermitage, museo donde fue filmada la cinta en cuatro intentos.
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9) Cuando Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963) casi lleva a la quiebra a 20th Century Fox
Para lograr la épica historia de Cleopatra, con poco más de cuatro horas de duración (que pretendían ser seis, divididas en dos partes), se requirió de $207 millones de dólares, ajustado por inflación. Tomó más de un año recuperar esta inversión, por lo que no hubo ganancias para el estudio. Cabe añadir que el director Joseph L. Mankiewicz fue despedido a medio rodaje, pero lo trajeron de vuelta cuando se percataron de que escribía los guiones a la marcha, por lo que sólo él sabía cómo encajar toda la historia.
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8) El asesinato filmado en The Crow (Alex Proyas, 1994)
A pesar de haber sido bien recibida por la crítica, la cinta fue opacada por la muerte de Brandon Lee (hijo de la leyenda de las artes marciales, Bruce Lee), protagonista que interpretaba a Eric Draven. Para una escena que requería de munición real (por lo cerca que se encontraba la cámara), hubo un casquillo que se atascó y mató instantáneamente al protagonista; lo cual quedó filmado y fue utilizado para probar que todo fue un accidente.
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7) El chapuzón hipotérmico en Titanic (James Cameron, 1997)
La producción, que costó $200 millones de dólares (más que el Titanic mismo), no salvó a los actores de las difíciles condiciones de grabación a las que recurrió el director canadiense para dar veracidad a su historia. Con Kate Winslet al borde de la hipotermia por las bajas temperaturas de las aguas de Baja California, y 150 extras flotando sobre 350,000 galones de agua por horas, esta no fue la grabación soñada de los actores en su momento, pero los 11 premios Oscar que eventualmente ganó el filme seguramente ameritaron el chapuzón.
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6) Actores torturados por su director en The Blair Witch Project (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999)
Uno de los máximos ejemplos de directores llevando al límite a sus actores, aún detrás de cámaras. Durante su recorrido, los cineastas dejaban solos a sus personajes, quienes se perdieron en tres ocasiones, y les daban menos comida cada día de rodaje para incrementar la tensión entre ellos. Por si fuera poco, las escenas donde los jóvenes son despertados en la madrugada por ruidos y jaloneos en sus casas de campaña, no estaban en el guión, por lo que sus reacciones son totalmente improvisadas. La actriz Heather Donahue dijo que, en la última escena, se mantuvo hiperventilando y llorando durante varios minutos después del corte. No por nada, cada dólar que invirtieron en la cinta tuvo una ganancia de $10,931.
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5) Los vaivenes de directores en Gone With the Wind (Victor Fleming, George Cukor y Sam Wood, 1939)
Esta colosal cinta de casi cuatro horas (la de mayor duración en ganar un Oscar) comenzó con el pie izquierdo al cambiar en dos ocasiones de director. Después de Sam Wood y George Cukor, Victor Fleming (el único acreditado, oficialmente) rompió con el trato buena onda de sus antecesores. Particularmente, la actriz Vivien Leigh tuvo varias diferencias con él, e incluso fue utilizada para cumplir una fantasía de Fleming al usar un ostentoso escote en una escena; en otra, tuvo que abrirse paso en un campo de batalla que involucraba a 800 soldados sobre el suelo y otros 800 maniquíes. Además, la escena del incendio del Atlanta Depot fue tan grande que los habitantes de Culver City atiborraron las líneas telefónicas pidiendo auxilio.
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4) La caprichosa Marilyn Monroe en Some Like It Hot (Billy Wilder, 1959)
Nuestra rubia favorita, Marilyn Monroe, fue la culpable de que el crew estuviera al borde de tirar la toalla en más de una ocasión. Según Tony Curtis, co-protagonista del filme, Monroe llegaba al set con retrasos de dos a tres horas, y había ocasiones en las que se negaba en salir de su camerino. Además, en algunas ocasiones tuvo que leer diálogos enteros de carteles (como ciertos gobers con su teleprompter), puesto que no se aprendía sus líneas; una de ellas, la inolvidable «It’s me, Sugar», requirió 47 tomas para que saliera correctamente, y en una parte donde tenía que preguntar «Where’s the bourbon?», después de 40 tomas preguntando «Where’s the whiskey?», «Where’s the bottle?» o «Where’s the bonbon?», pudo lograrlo. No obstante, por esta actuación se hizo de un Globo de Oro en 1960 y de miles de seguidores.
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3) La obsesión del director en The Shining (Stanley Kubrick, 1980)
La actriz Shelley Duvall, quien interpretó a la atormentada Wendy Torrance (sí, la misma que grita con el épico «here’s Johnny!»), fue ignorada y esencialmente humillada por Kubrick intencionalmente durante la filmación de la cinta, para introducirla en un ambiente real de soledad y frustración. No es para menos: dado el bendito perfeccionismo del director, la escena donde se defiende en las escaleras fue repetida 127 veces (aunque según miembros del staff, sólo fueron de 35 a 45); sin embargo, hay declaraciones que apuntan a que la escena donde Hallorann explica a Danny su «don», fue rodada 148 veces. Clásico del cine, por el que Jack Nicholson y Shelley Duvall reprochan que todo el crédito se lo haya llevado Kubrick. ¿Quién dijo que ser actor es fácil?
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2) Arrastrando un buque de vapor en la selva para Fitzcarraldo (Werner Herzog, 1982)
El pionero del nuevo cine alemán, nunca ha sido precisamente un fan de lo convencional. Para ilustrarlo, decidió adaptar a la pantalla grande la historia de Brian Sweeney Fitzgerald, «Fitzcarraldo», quien intenta construir un teatro de ópera en medio de la selva. Para ello, un buque de vapor real de 300 toneladas fue movido a través de una montaña con una excavadora, sin efectos especiales. Filmada en las bravas junglas de Brasil y Perú, el ambiente era tan tenso que Klaus Kinski, el protagonista, se volvió insoportable en un nivel que llevó a uno de los nativos que apoyaban la producción, a ofrecerse para asesinarlo. Por supuesto, la propuesta fue rechazada por Herzog, aunque no porque no lo deseara.
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1) Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), la cinta donde todos enloquecían
Oscura y alucinante, esta cinta se convirtió en un martirio para todo aquél que participó en ella, empezando por su director, quien al acabarse el presupuesto asignado tuvo que hipotecar propiedades suyas para financiar la cinta (que aproximadamente costó $31 millones de dólares de la época, más de $107 millones al tipo de cambio actual), dinero que nunca recuperó. Esto probablemente explique los 45 kilos perdidos en los 16 meses de rodaje (que pretendían ser seis semanas).
Por otra parte, las locaciones, en su mayoría en Filipinas y República Dominicana, tenían agobiados a los actores y equipo de producción. El estrés fue tal, que se dice que varios histriones, entre ellos Sam Bottoms, andaban «puestos» con LSD y marihuana incluso en algunas escenas que llegaron a la edición final. El protagonista Martin Sheen estaba ebrio en el inicio de la película, y toda la escena fue improvisada; en donde se omitió una agresión a Coppola, quien no se atrevió a detener la grabación. Más tarde, Sheen tuvo un ataque al corazón durante el rodaje, y se utilizaron dobles durante algún tiempo, tomados de espaldas. El temor de Coppola de que esto influyera en la cancelación del proyecto, lo llevó a ocultar el incidente, calificándolo como una «insolación.»
Tampoco le fue sencillo lidiar con el legendario actor Marlon Brando, puesto que al presentarse en set no se sabía sus líneas, tenía sobrepeso y ni siquiera estaba familiarizado con el libro original, Heart of Darkness, como Coppola pensaba (se dice que el director gritaba páginas enteras a Brando para que se familiarizara con el libro de alguna manera). Cuando el actor estuvo al frente de la cámara, en su diálogo inicial, hizo una improvisación de 18 minutos, de los cuales sólo dos sobrevivieron al producto final. De las dos horas y media que dura la cinta, Brando sólo aparece 15 minutos.
Francis Ford Coppola amenazó suicidarse varias veces durante la realización de la película, que posee el récord en la página MovieMistakes.com con la de mayores errores, con un total de 395. Todo el caos está documentado en Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse e inspiró la comedia Tropic Thunder.