Tris (Shailene Woodley) y el conjunto de rebeldes intentan escapar de la entidad amurallada que manifiesta ser ese Chicago distópico de la saga Divergente. Básicamente esta es la premisa de la primera entrega de la conclusión de la serie basada en las novelas de Veronica Roth, la cual evidentemente buscaba ser la sucesora de Los Juegos Del Hambre en la preferencia de la audiencia juvenil. El cometido quedó en un simple intento pues la saga nunca convenció al público.
Abreviando nuestras impresiones después de ver Leal, les comentó que la película no es aburrida, sin embargo resulta ser un poco más de lo mismo que hemos presenciado en las anteriores entregas: una banda de atractivos e intrépidos rebeldes en medio de una subversión contra autoridades de dudosa calidad humana.
La producción prácticamente se limita a mostrarnos a los protagonistas en fuga en un panorama un tanto distinto al del Chicago oscuro exhibido en las dos primeras cintas, ahora el paisaje nos devela una desértica tierra rojiza de textura tóxica como resultado de una devastación nuclear, para después incorporar a nuestros protagonistas en otra sociedad post apocalíptica en donde las secuencias evidentemente realizadas con la asistencia de un green screen parecieran dignas de un programa anodino de género transmitido por el canal de televisión SyFy.
Los efectos especiales parecieran más económicos, el guión inferior a los demás y la dirección de Robert Schwentke (quien en su filmografía cuenta con títulos fatídicos como R.I.P.D. ) un mero trabajo por encargo. Los realizadores optaron como astuta maniobra el acompañar la cinta casi en su totalidad con una banda sonora electrónica de la autoría de Joseph Trapanese, la cual inyecta de un falso suspenso a la previsible historia.
La ausencia de Kate Winslet como la villana Jeanine es sustituida por una figura de mucho menos impacto caracterizada por Jeff Daniels como ese líder de imprecisos propósitos mientras que el conflicto en casa se resume al encontronazo entre Johanna (Octavia Spencer) y Evelyn (Naomi Watts); sólo Milles Teller se distingue del ensamble en el rol de Peter, integrante traicionero del grupo cuya caracterización ha producido un personaje paradójico pero probablemente el más interesante del conjunto de actores.
Para concluir, el principal incoveniente que encontramos dentro de la saga Divergente es que esencialmente carece de lineas argumentales de interés al público, pues los secretos ya se han revelado y las relaciones solidificado. Sentimos que este alargamiento innecesario tiene como fin el tratar de lucrar en una franquicia que nunca terminó por conectar del todo con el público.