Gummi y Kiddi son criadores de carneros. Su rivalidad, nutrida cada año en la competencia local por tener el mejor ejemplar de la región, no se limita sólo a sus capacidades de crianza – mismas de las que depende parte de la economía en su hostil y gélido pueblo islandés -, sino que data de tiempo atrás. Ambos son hermanos y sus polarizantes personalidades no ayudan mucho a su espíritu competitivo.
Cuando una epidemia de “tembladera” (o “scrapie”, una enfermedad fatal y degenerativa en el sistema nervioso de los carneros) azota su pueblo, ambos se ven obligados a sacrificar a los especímenes con los que suelen competir por el título anual de crianza, desatando una persecución de las autoridades locales de sanidad, mismas que ordenan la matanza de todos y cada uno de los carneros de la zona para evitar su propagación.
Kiddi (Theodor Juliusson), alcohólico y el más problemático de los dos, no duda un instante y de inmediato deja que la autoridad haga su trabajo. Pero Gummi (el sensacional y expresivo Sigurdur Sigurjónsson), el más reservado, decide ocultar a un semental aparentemente sano para ganar ventaja y conservar a su camada, situación que de inmediato lo pone en la mira de su hermano, que también es su vecino y no tolerará tal afrenta.
Aunque ocupada en la vida de dos campesinos en un pequeño pueblo donde no parece ocurrir absolutamente nada, en Carneros (Rams) es la sensibilidad del director Grímur Hákonarson lo que logra hacer de su cotidiana premisa una película verdaderamente entrañable, conmovedora e incluso emocionante.
La disputa de ambos hermanos (interpretados maravillosamente por sus dos protagonistas) da pie a un estudio de la fraternidad tras la pérdida de todo lo material, sirviéndole a Hákonarson como una analogía de la situación de su país tras la crisis europea de años recientes, misma en la que su natal Islandia fue el primer lugar en declararse en bancarrota. A través de la adversidad que ambos hermanos deben enfrentar para enmendar sus problemas de décadas atrás, el director hace un análisis puntual del lado más humano ante las dificultades comunes, permitiendo al espectador identificarse a pesar de la distancia geográfica y cultural.
Carneros pondera el desarrollo casi silente de sus personajes y las situaciones a las que los enfrenta, de forma paciente y observadora, aunque nunca sacrificando la intriga o incluso la comedia.
En Cartelera: Viernes 22 Abril 2016: Cinépolis, Cineteca Nacional.