Los crímenes de guerra. Tópico que siempre ha arrastrado tórridas discusiones, mismas que – en su gran mayoría -, han sido retratadas en el cine como un trabajo de denuncia sobre esta escabrosa coyontura.
Enemigo Invisible (Eye in the Sky) es el último ejemplo de esto, fascinante thrillerque reproduce uno de las distintos procedimientos de cómo se realizan ataques bélicos a objetivos específicos: militares de alto rango tomando decisiones trascendentales en una habitación mientras que bombarderos son manejados a control remoto.
Enemigo Invisible está centrada en el territorio de Kenia, donde un grupo de terroristas se congregan en una vivienda con la finalidad de planear un ataque suicida. Todo esto puede ser evitado por una Coronel (Helen Mirren) y un General (Alan Rickman) de elevadas jerarquías ordenando que un drone, manejado a distancia por un soldado americano (Aaron Paul), destruya el domicilio. Sin embargo, una niña africana decide situarse a vender el pan con el que se sustenta a su familia muy cerca del objetivo. ¿Qué se hace en una situación así? ¿Vale la pena sacrificar la vida de la pequeña por la misión militar que probablemente evitará un ataque terrorista de considerables secuelas?
El director Gavin Hood (quien se dió a conocer internacionalmente por la cinta Tsotsi para después emigrar a Hollywood) nos presenta un trabajo que se percibe más teatral. Los protagonistas son divididos en distintos escenarios, nunca están juntos de forma física sin embargo se escuchan y discurren sobre la trascendencia del asunto a través de llamadas y conferencias. Aún así el suspenso es inminente.
Enemigo Invisible es un efectivo thriller bélico, aunque debajo de la tensión dramática se esconde un importante mensaje que tiene que ver con el precio que se paga por las decisiones políticas y los intereses de algunos. Todo esto sin sermonear o manipular a la audiencia, tarea complicada al tratarse de asuntos que inmediatamente podrían llevar al melodrama o sensacionalismo. Siempre he creído que las películas de género pueden exhibir concepciones de una forma más efectiva que aquellas producciones diseñadas específicamente para ello.
Está demás acentuar que gran parte de la tensión es lograda por el estupendo cuadro actoral, en particular Mirren y Rickman, este último despidiéndose con otro trabajo atrayente más dentro de su filmografía. En Enemigo Invisible no hay víctimas o victimarios, simplemente personajes obedeciendo órdenes de forma devota, aunque en lo más recóndito de su ser puedan a llegar a cuestionarse sus resoluciones. Los protagonistas se debaten todo el tiempo entre su moral, ética y profesionalismo, roles que ocupados por intérpretes de primera, hacen de esto un entretenido y agudo drama cinematográfico. Muy recomendable.