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Se acerca la conclusión de esta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes y sólo podemos confirmar que se trata de una de las competencias más deficientes que me ha tocado cubrir a lo largo de mi carrera. Ayer por la mañana hubo un soplo de aire fresco con la presentación de Graduación (Bacalaureat) de Cristian Mungiu, quien hace algunos años fue merecedor de la Palma De Oro por la memorable  4 Meses, 3 Semanas y 2 Días y quien ahora regresa a La Croisette con otro drama que en la supeficialidad aparenta ser algo totalmente distinto a aquella película triunfadora en el 2007; sin embargo, el viaje de sus protagonistas me parece muy similar.

El Doctor Romeo Aldea (Adrian Titieni) vive con su esposa e hija en Rumania. Ellos regresaron al país una vez que el sistema comunista desapareció, sin embargo viven con la sospecha de que el retorno a casa no fue la mejor decisión que realizaron. Su hija Eliza (Maria Dragus) es atacada por un violador pero logra huir, el trauma del suceso deja una huella indeleble en la jovencita por lo que su concentración en el colegio se ve mermada. Los exámenes de admisión aparecen y con esto la oportunidad de que Eliza emigre a Inglaterra con la invitación de crear un mejor porvenir.

¿Qué hará un padre desesperado por su vástago? Romeo transita por la ciudad buscando relaciones y vínculos que le permitan conseguir que Eliza pase la prueba incluso tratando de sobornar a superiores o aprovechándose de su estatus como médico. El retrato de una sociedad desordenada por los gobiernos posteriores a dictaduras es el asunto que entraña a Mungiu, por lo que vemos a un protagonista franquear completamente confundido en el asunto de la ética y la integridad en este tipo de entidades. Graduación es una película menor a 4 Meses, 3 Semanas y 2 Días y a Beyond The Hills, sin embargo se trata de una de las cintas más solidas que se han presentado hasta ahora en la competencia.

La polémica llegó mas tarde con The Neon Demon de Nicolas Winding Refn, hasta este momento la cinta que ha recibido el abucheo más sonoro en una proyección realizada para prensa. En lo personal, la película no me molestó tanto como a los demás. Vaya, es una cinta que mantiene la atención del espectador y que evidentemente tiene un estilo visual muy particular, una de las características que ha distinguido a su director. Elle Faning es la protagonista de esta fábula moderna del mundo de la moda y de quienes laboran en este. Elle interpreta a Jesse, una recién llegada a tierras californianas quien arriba con la intención de convertirse en modelo, su belleza y particular aspecto inmediatamente la convierten en una de las promesas más demandadas del círculo de la moda, pero también en centro de celos e intereses por parte de sus colegas.

The Neon Demon es una alegoría sobre la superficialidad de la industria de la moda, sobre la trivialidad presente en las sesiones fotográficas al igual que en las pasarelas y, aunque el director danés inicia planteando esta anécdota con una común narrativa, ésta deriva en un aquelarre de ideas y visuales que finalizan en actos caníbales, sanguinarios y salvajes. El planteamiento es interesante; sin embargo, los diálogos son tan elementales que provocan risa involuntaria, pero por sobre esto está la pedantería de Winding Refn, quien pretende en todo momento aventajar al espectador incluso traicionando su mismo montaje. The Neon Demon es la clásica película presentada dentro de la Sección Oficial en Cannes con la intención de provocar debate.

Seguimos reportando desde Cannes.