Seleccionar página

original

Tuvieron que transcurrir algunos días para que empezaran a caer los títulos favoritos por parte de la crítica para la codiciada Palma de Oro. En lo personal, aún no he encontrado una película que me haya persuadido del todo pero vaya, todavía nos quedan algunos días más en La Croisette.

Entremos en polémica y hablemos de Personal Shopper, la esperada nueva cinta de Olivier Assayas – realizador mimado por los programadores de este festival -, que tiene como primordial atractivo la presencia de Kristen Stewart, con quien el director había laborado existosamente en Las Nubes De María.

¡Vaya sorpresa recibimos los espectadores la tarde de ayer! Se trata de una historia de fantasmas y de trances personales en donde Stewart interpreta a Maureen, una asistente que se encarga de realizar las compras ordinarias de celebridades (una especie de extensión del rol que interpretó en la anterior cinta de Assayas) y quien cree sentir la presencia de su hermano gemelo fallecido cerca de ella.

La cinta es desconcertante de principio a fin, y esto no en un tenor axiomático pues el espectador es desplazado entre secuencias sucedidas en París y otras en Londres tajadas por oscuros totales, además de secuencias cargadas de un suspenso que se cimenta principalmente de los encuentros que Maureen experimenta con esas extrañas presencias o del stalkeo que recibe por parte de un rastreador anónimo.

La protagonista pasa gran parte del tiempo contestantando chats en su teléfono celular o buscando e indagando en YouTube tutoriales que tengan que ver con los aproximaciones paranormales. Lo curioso de esta condición es que la película se convierte en una soporífera experiencia, fragmentos por demás aburridos y una eficiente Stewart, quien tiene prácticamente que salir adelante completamente sola a falta de interlocutores.

Al concluir la función de prensa, se escucharon estridentes abucheos (los primeros que he oído en esta edición del festival) y es que el desapruebo fue casi unánime. Lo que se perfilaba como un título apeticible dentro de la sección oficial terminó por ser una desilusión. Rescatamos a Stewart como una sugestiva actriz pero ni ella pudo sacar adelante la incoherente puesta en escena.

Con mejor ventura corrió la presentación de Loving de Jeff Nichols, director a quien le vengo siguiendo la pista desde que vimos la espléndida Take Shelter en un festival de Toronto. Después presentó la más conocida Mud y ahora nos entrega una cinta totalmente distinta a las anteriores, pues se trata de una sobria y mesurada recreación de la lucha por equidad de un matrimonio interracial en Estados Unidos durante la década de los cincuenta.

Lo interesante aquí es que el recuento se hace de manera disimulada, tomando en cuenta que aborda una temática que permite facilmente caer en el excesivo melodrama (recordemos Selma por mencionar un título de muchos).

Nichols apuesta por la discresión en las interpretaciones de los brillantes Joel Edgerton y Ruth Negga, quienes abordar sus personajes no como héroes a reconocer sino como un par de sencillos civiles quienes simplemente buscaban que su enlace contara con los mismos derechos que el de los demás matrimonios.

De esta manera y hacia la conclusión, el discurso de Nichols y su elenco va cobrando una fuerza tal que provoca una impresión en el espectador que perdura a pesar de la cargada agenda de películas que se ven en un sólo día de festival. De lo mejor exhibido hasta el momento en la sección oficial.