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cinema movil the witch copiaEl cine de horror es una serpiente que constantemente muda de piel, cuando una se ha desgastado por completo viene otra nueva y así sucesivamente.

El género más popular del mundo fílmico entra y sale de círculos viciosos, funciona como esos noviazgos en donde al principio todo parece fresco, diferente y emocionante; sin embargo, con el paso del tiempo las cosas comienzan a deteriorarse, y lo que prometía ser una relación larga, duradera y gratificante, se convierte en una experiencia enfermiza.

Los romances del cine de horror han sido varios a lo largo de su historia. Primero los monstruos clásicos (Dracula, Frankenstein, el Hombre Lobo), empezando desde cintas silentes, los clásicos de Universal studios, hasta las reinterpretaciones del estudio ingles Hammer. De ahí podemos pasar a épocas como el cine de sectas satánicas, popularizado por Rosemary’s Baby. También tenemos el surgimiento del slasher, con Halloween, Bay of Blood y Black Christmas. y las Docenas de imitaciones que siguieron, unas más memorables que otras.

Si avanzamos a tiempos más recientes, tenemos la ola de cine de horror asiático, que tenía a Ring y Ju On de punta de lanza. Cada país de Asia hizo su cinta de fantasmas con mujeres sedientas de venganza. Luego Hollywood produjo sus remakes, y también refritos de las secuelas y segundas partes de las propias secuelas. Ni hablar del llamado, para bien y para mal, torture porn francés. Cine obsesionado con mostrar las más crueles y sanguinolentas escenas de tortura y violencia gráficas. Todas estas oleadas llegaron y se fueron, saturaron pantallas de cine, para después hacer sus inevitables retiros. Todo por servir se acaba.

Analizar los aportes que han realizado cada uno de estos movimientos, y su relevancia en la historia del cine de terror, tomaría varios textos. De todas estas puedo decir que el torture porn francés nunca me pareció ni atractivo ni transgresor como se vendía. Sin embargo, cualquier queja o problema con esta corriente se queda corto con lo que he visto invadir al género en estos últimos años. Un cine que, escapando mi comprensión total, es venerado por críticos y varios fans “hardcore” del horror.

Señores, es hora de hacer una intervención.

The BadadookEl mal llamado cine de horror independiente, cine de “arte” de terror, y mumblecore (o siendo más específicos, mumblegore) es una de las tomadas de pelo más notorias en la historia del cine de género.

Estas películas no son inteligentes ni provocativas, no tienen buenos guiones o actuaciones memorables. Cometen varios de los mismos errores que encontramos en el cine de horror de grandes estudios; que no sean remakes o secuelas no cambia el hecho de que recurren a varios de los mismos trucos y espejismos. Les están viendo la cara, bien y bonito. Les vendieron el hilo invisible, y le han hecho a su emperador unos trajes de fantasía. El problema por supuesto es que no son reales, pero ni tantito.

Antes de proceder hay que explicar qué es el mentado mumblecore, y su primo de lento aprendizaje, el mumblegore. Una especie de hijo bastardo de la nueva ola francesa, y el movimiento dogma, el mumblecore es un estilo de cine que busca la tierra prometida del naturalismo cinematográfico. Filmar historias con pocos personajes, pocos diálogos, y generalmente en locaciones limitadas; contar con efectos practicos, o casi nulos, poca iluminacion, poca música.  En concreto, poco de todo y lamentablemente, poca idea de cómo desarrollar guiones y personajes.

El mumblegore pretende llevar al cine de terror de vuelta a una idea utópica idealizada de lo básico. También existe una marcada intención por “homenajear” el cine de género de los ochenta. Esto debido a una desmedida nostalgia de parte de sus realizadores, dando como resultado un perpetuo reciclaje de ideas y conceptos de cintas de John Carpenter, multitud de slashers, y filmes sobre sectas satánicas e invasiones domesticas. Predominan los sintetizadores en las bandas sonoras, fotografías drenadas de cualquier rastro de color. La idea aquí es “menos es más” pero a veces, menos resulta ser menos, acercandose peligrosamente a la nada.

Rastrear el origen de este cine es un tanto ambiguo, pero podemos tomar House of The Devil de Ti West como punto de referencia, siendo una de las primeras cintas en mostrar todos los hábitos ya mencionados. La historia de una niñera que tiene que cuidar a una persona en una casa lúgubre en plena década del Ferrari Testarossa tiene una premisa interesante, una estética audiovisual llamativa, pero era una idea que nunca se desarrollaba adecuadamente. Ese es el común denominador de varias de estas cintas: una idea, probablemente conjurada en medio de una ronda de cervezas a las 4 AM con varios amigos. De seguro sonaba bien en su momento, pero a la hora de desarrollar un guión las cosas simplemente no rindieron frutos.

result-3Otras cintas surgieron después, pero si tenemos que hablar de una que ha sido acogida como el estandarte de este supuesto cine de horror de autor “inteligente”, esa es It Follows.

Idolatrada por numerosos críticos, medios especializados en cine de terror y varios fans, es la representación absoluta de todos los vicios habidos y por haber en este cine.

La premisa sonaba prometedora: una suerte de maldición que se pasa al tener relaciones sexuales con otra persona, y así sucesivamente formando una cadena. A partir de ahí la cinta pudo ir en muchas direcciones, pero la que terminó eligiendo fue la menos interesante.

La maldición correteando a un grupo de personajes insípidos. La escena final, que transcurre en una alberca pública perfectamente iluminada, aún cuando el exterior presenta un edificio a punto de caerse, es ridícula a morir. Con un plan que parece sacado de un episodio mediocre de Scooby Do, la protagonista y sus amigos tratan de tenderle una trampa a la entidad. Lo que sigue es atolondrado a morir, y esto es el tiro de gracia para una película que ostenta ser mucho más de lo que realmente es. Ese es el mayor pecado de estas películas: guiones endebles que se toman a si mismo muy en serio. La ambición siempre es aplaudible, pero una ambición desmedida perseguida con el puro ego fácilmente cae en la arrogancia.

Otra raya al tigre es la reciente The Witch (La Bruja), que vino a cubrir la categoría que acaparó en el 2015 It Follows como la nueva cinta de horror inflada del momento. El tráiler no pierde tiempo dando las típicas frases de los críticos, nombrandola lo más horrífico que el séptimo arte ha visto.

Si algo como It Follows daba un poco de lastima con sus torpezas narrativas, The Witch despierta la más grande apatía e indiferencia en el espectador. Si los personajes de It Follows eran nulidades en escena, los de The Witch son caricaturas absurdas de lo que su director considera un retrato “realista” de los colonos europeos del pasado que poblaron el norte del continente americano. La insistencia de utilizar diálogos de hace siglos, lejos de brindar autenticidad o efectividad, termina siendo un anacronismo que vuelve toda la experiencia sumamente impersonal y distante.

cinema movil witchThe Witch, así como It Follows y otras de esta camada de cine de horror moderno, pretenden proveer de grandes sustos y hacer reflexionar a su audiencia. La realidad es que ni una ni otra termina siendo lograda. A cambio de los “sustos” hay que pagar una cuota de paciencia a nivel espectador, y esta viene con intereses. Masticar los temas de la cinta, y su supuesto mensaje. Digo supuesto por que es imposible que dos personas se pongan de acuerdo sobre qué se supone que quería decir el guión, si es que quería decir algo. Es la táctica perfecta, hacer cintas vagas y ambiguas y dejar que los demás completen los espacios.

Los críticos se rebanaron los sesos cual producto de carnisalchichoneria siendo pasado por la cortadora. Que si la espiritualidad, que si la religión, que si la feminidad de la protagonista, que si el núcleo familiar. Sólo que lo único que se puede pensar es que el director, y también guionista, nunca supo desarrollar uno solo de estos puntos. Los tocó todos como una bola blanca de billar que golpea a los demás esféricos en la mesa, pero sin lograr meter una sola.

El meollo aquí es que The Witch también quiere ser cine de género, una cinta de «espantos», lo digo por que dentro de la esquizofrenia de estas películas los fans terminan contradiciendose diciendo que “no son de horror», tratando de resaltar las inexistentes cualidades narrativas y multi género.

Es cómico porque The Witch no sabe escapar de ciertos lugares comunes, que incluyen una cabra negra, pasando por escenas de absoluta risa loca que, puedo garantizarlo, provocarán carcajadas en cualquier sala donde se exhiba (en particular la escena de un conejito tierno siendo presentado como emisario del diablo). El público general, el que luego los críticos y cinéfilos minimiza y ningunea como la masa manipulable que “no lo entendió”, muchas veces tiene el veredicto más acertado ya que pueden ver detrás de los trucos y efectos. Ni profunda ni ingeniosa, sólo una cinta mal escrita que pretende vender ensayos incompletos y sustos inservibles.

Goodnight_Mommy-694523663-largeSi bien filmada en otro continente, la austriaca Goodnight Mommy también entró en esta tanda de cine de terror de intelectualismo fraudulento reciente.

Contando la misma historia de otras películas superiores (A Tale of Two Sisters dice hola), este supuesto ejercicio de terror psicológico presenta un “giro” que fácilmente se puede deducir en los primeros cinco minutos de metraje. Los dichosos temas con pretensiones académicas de psiquiatría se reducen a una serie de montajes más propios de un video de Tool o Depeche Mode.

Otra vez, cero sustos, cero estímulo cerebral, sólo una tediosa serie de viñetas que desencadenaban en otro mal logrado drama familiar. Provisto de un acto final por demás absurdo y hasta insultante a la inteligencia de la audiencia.

El tan denunciado cine de superhéroes, el blanco habitual de todo crítico o cineasta que cree que ciertas películas curan el cáncer, ha triunfado porque le ha brindado a las audiencias las emociones que otras películas se rehusan a dar. Sonará a que comparo peras con manzanas, y sin duda el cine de horror opera bajo otros preceptos, pero la insistencia de películas como las ya mencionadas en substraer todo de la pantalla hasta volverse substancias grises y estériles lo hacen a uno ansiar ver un buen monstruo con cuernos y líquidos babeantes por todos lados, o escenas con apariciones que sí perturben en verdad.

Pienso en una de mis películas de horror favoritas: Carnival of Souls. Esa también posee un guión por demás simple, una puesta de escena austera, y pocos actores. Su efectividad radica en su extrema sinceridad para presentar a su protagonista, su dilema, así como mostrar imágenes tenebres sin trucos ni rodeos, ni “mensajes”. Emociones puras, y es que el horror es eso, no inyecciones letárgicas de pretensión y arrogancia.

La obsesión con “el mensaje” mata incluso a una cinta como The Babadook, que luego de una serie de secuencias muy efectivas, decide que sus alegorías sobre ser madre soltera frustrada importan más, dando un final dolorosamente anticlimático. No es que una presentación mesurada no pueda funcionar, ahí está algo como Blue Ruin o The Battery como muestra de cintas que con poco hicieron mucho, pero se requiere la sensibilidad adecuada para lograr transmitir emociones con recursos limitados. En cuanto a mensajes se refiere, como diría Orson Welles, estos caben en la cabeza de un alfiler, y son igual de relevantes.

Captura de pantalla 2016-05-18 a las 12.49.32It Follows, Goodnight Mommy y The Witch, representantes de un horror moderno estéril duro y frío, sin mencionar las docenas de cintas de corte similar que inundan los festivales de cine de género (The Guest, Starry Eyes, entre otras). El tiempo las volverá clásicos, dirán ingenuamente algunos, demostrando que olvidan a un one hit wonder como The Blair Witch Project, y esa sí al menos puede presumir de haber logrado hacerse un espacio, aunque fuera temporal, en la cultura y consciencia popular de mucha gente. Se ve dudoso que alguna de las mencionadas lo logre.

No se traten de engañar, estas no son el próximo The Shinning o The Exorcist. Estar enamorado, o estar horrorizado, son cosas que no se pueden ni ocultar ni fingir. La escena del cine de horror siempre es errática, y no necesita mesias artificiales para ser rescatada. Que esto no sea una sesión de autoayuda de parte del fandom. Permitan que su género favorito camine solo, o si no nunca podrá hacerlo.

Por Rubén Martínez Pintos