México es un salvavidas para muchas películas destinadas a ser estrenadas únicamente en DVD o plataformas digitales. Desde hace años, nuestro país suele rescatar este tipo de productos dándoles una oportunidad en pantalla grande, misma de la que no siempre gozaron en su país de procedencia. Por si fuera poco, este extraño comportamiento de la taquilla mexicana se da en gran medida con cintas de terror, las cuales suelen ser proyectos de muy baja calidad, que engañan al incauto público que cae en sus garras. Pero no todo es malo y a veces, muy contadas veces, dentro de esas sobras del género aparece un film que sorprende o, cuando menos, cumple decentemente su cometido a pesar de su austera procedencia.
Esto último se podría decir del caso que nos compete ahora; El Último Turno (Anthony DiBlasi, 2014) cumple a medias su cometido sin tratarse de un caso ejemplar y, a pesar de estar llena de lugares comunes que reciclan escenas vistas una y mil veces en el género, se las arregla para entretener un poco más de lo esperado. Esta sorpresa se diluye, sin embargo, cuando se sabe que en realidad esta es una cinta del 2014, que lentamente se ha ido abriendo camino entre los fans del horror, razón suficiente para explicar su llegada a la cartelera mexicana.
Jessica Loren (Juliana Harkavy) es una policía novata que tiene como primera misión cuidar de una comisaría a punto de cerrar sus puertas. Durante su última noche ahí, Jessica comienza a recibir llamadas extrañas, experimentando una pesadilla en carne propia, nutrida por apariciones que la hacen dudar de su cordura, haciéndola cuestionarse si lo que sucede es verdad o una mala jugada de su imaginación.
Es importante aclarar que no, El Último Turno no es una buena cinta aunque, comparándola con el material directo a video que suele estrenarse en México, sobresale sin tratarse tampoco de un trabajo memorable. Dicho esto, es justo decir que la película no está exenta de fallas; su predecible historia, los genéricos métodos para asustar a la audiencia o su factura evidentemente austera. En cuanto al guión, la película de DiBlasi no presenta más que una típica historia sobre una locación embrujada, con la única particularidad de que en lugar de ser una casa (el caso más común), aquí se trata de la comisaría policíaca ya mencionada. Aún así, el director logra sacar provecho de sus pocas virtudes con una historia que despierta el interés del público, no obstante el ritmo pausado de sus primeros quince minutos, después de los cuales logra intrigarnos gracias al misterio que envuelve la trama y un par de momentos verdaderamente inquietantes.
También rescatable es el trabajo de su actriz principal, la desconocida Juliana Harkavy, quien se entrega por completo a la trama. Es gracias a ella y a su presencia que el desarrollo del film no se torna pesado, haciendo de su presencia en pantalla lo más sobresaliente del filme (el 90% de la duración es ella quien aparece a cuadro, dejándonos con el deseo de verla en mejores y más ambiciosos proyectos en el futuro).
El Último Turno es una cinta regular que, dentro de un oasis de mediocridad sobresale discretamente y sólo bajo lo previamente advertido. Eso sí, su final, aunque se anticipa incluso antes de su tercer acto, puede sorprender al público y cambiar la perspectiva de lo que se acaba de ver, haciendo que se agradezca el esfuerzo por intentar dar una vuelta de tuerca que, sin funcionar del todo, tampoco decepciona como podría suponerse.