Probablemente por la marcada influencia hollywoodense, el concepto de comedia que es aceptado con mayor consenso en México (sobre todo cuando involucra a adolescentes precoces y alcohol) se caracteriza por un gran dinamismo, y grosso modo por tratarse de una antología de chistes con mujeres en poca ropa de fondo. Brahman Naman (Qaushiq Mukherjee, 2016), la coproducción entre Reino Unido e India de Netflix pareciera querer imitar este molde, pero el resultado deja mucho, mucho que desear.
Cuando hablamos de jóvenes que están a la caza de alguien que les despoje de su virginidad, la historia de Naman (Shashank Arora) y sus amigos (un equipo colegial que compite en pruebas de conocimiento) le da un mal aire a American Pie (Paul & Chris Weitz, 1999) y a toda la ola de cintas que desató, y aunque desde la sinopsis anuncian que se trata de un homenaje a las comedias adolescentes picantes de los 80, Brahman Naman es tan ineficaz en tantos aspectos que se vuelve tediosa, salvo por un par de secuencias que resultan hilarantes, pero aisladas del resto del material.
Algo que dota de riqueza al filme son sus personajes, no tanto por el hecho de que sean unos nerds alcohólicos calenturientos, sino porque al ser concursantes de esas pruebas de conocimiento, que parecieran fascinar tanto a la comunidad india, sus diálogos se convierten en un juego de acertijos cuando interactúan entre sí; sin embargo, más allá de sus líneas, los personajes se vuelven odiosos, haciendo muy difícil el empatizar con ellos.
La película de Mukherjee, que formó parte del Festival de Sundance este año, cuenta con histriones que parecieran ser el único sostén de las flojas secuencias que constituyen este filme, y la selección musical es grandiosa, pero abusan de ella. Quizá habrá quien halle una justificación en escuchar a Jethro Tull o a una banda india covereando a The Doors una y otra vez, y es válido, pero no resulta funcional cuando se tienen tantas carencias para captar la atención del espectador.
Brahman Naman pintaba como una comedia cagadísima, aunque nunca alcanza tal estatus, salvo por un par de secuencias y asumiendo que el espectador hará un gran esfuerzo por disfrutarla. ¿Se pudo haber hecho mejor? Totalmente. Mientras tanto, este constituye uno de los peores esfuerzos fílmicos de Netflix en lo que va del año.