Seleccionar página

06_jaws_1098_2074_02907_0Las profundidades del mar siempre han sido un misterio que la raza humana ha tratado de descubrir. Uno de los mayores inconvenientes de esta curiosidad son los peligros que los abismos marítimos guardan en sus entrañas, aspecto que el séptimo arte no ha dejado pasar desapercibido. Ya sea por medio de historias de depredadores como Tiburones, ó incluso atreviéndose a representar amenazas más fantásticas, según sea el caso, los terrores marítimos son un subgénero que tiene una buena cantidad de fanáticos.

Al ser una locación idónea para la tensión, las historias de horror que se desenvuelven en el mar (ya sea en la superficie ó en las profundidades) suelen manejar un gran ritmo, mucho suspenso y puro entretenimiento. Ahora, por el estreno de la nueva representante de esta ola; Miedo Profundo (Jaume Collet- Serra, 2016), en Cinema Móvil recordamos algunas de las mejores cintas en su especie.

Tiburón, de Steven Spielberg (1975)

steven_spielberg_jaws

La cinta que inauguró la tradición de las películas veraniegas y que precisamente se desarrolla durante un verano en Amity Island, en donde un enorme tiburón blanco aterroriza a los vacacionistas que descansan por ahí, nunca muestra a la criatura en todo su esplendor, salvo cerca del final. La cinta logró mitificar la figura de estos animales acuáticos hasta tipificarlos como uno de los monstruos más famosos del cine, logrando incluso que durante aquellos años miles de personas tuvieran miedo de meterse al mar en cualquier parte del mundo. Su música característica y esa batalla final entre el ser humano y la naturaleza se convirtieron en un precedente inobjetable del celuloide.

 Terror A Bordo, de Phillip Noyce (1989)

maxresdefault1

Primero que nada, aquí tuvimos el despegue de Nicole Kidman a Hollywood y ya sólo por eso la cinta adquirió cierta notoriedad con los años. Aunado a esto, nos encontramos con un trhiller claustrofóbico bastante efectivo, que se volvió una especie de fenómeno en sus años de estreno. La historia es sobre una pareja que decide pasar unos días en alta mar para tratar de olvidar la muerte de su hijo, hasta que su travesía se torna en una pesadilla cuando deciden rescatar a un joven, único sobreviviente de una goleta que quedó a la deriva. Con esa premisa, su director Phillip Noyce construye un trabajo lleno de tensión, angustia y un gran cuadro protagonista, donde también se dejaban ver Sam Neill y Billy Zane.

 Abismo al Terror, de Sean S. Cunningham (1989)

nancy-everhard,-greg-evigan,-and-matt-mccoy-in-deepstar-six-(1989)

La principal carta de presentación de este filme fue estar dirigida por Sean S. Cunningham: Para quién no lo conozca, es ni más ni menos que el creador y director de la primera parte de la saga de Viernes 13, aspecto por el que labró su lugar en el olimpo del género del terror. Casi diez años después de crear ese clásico del slasher, Cunningham decidió meterse en las profundidades del océano y presentar esta cinta en la que un grupo de científicos quedan a merced de una extraña criatura marina, que despierta tras las explosiones que estos llevan a cabo en una cueva debajo del mar. Siguiendo la fórmula de su película más conocida, donde sus personajes van cayendo uno por uno ante la amenaza (en este caso monstruosa), el filme resulta entretenido sin ser tampoco una maravilla. Poco conocida, esta película es una curiosidad que en este subgénero vale la pena. Como dato curioso, salió el mismo año que la muy superior El Secreto del Abismo de James Cameron, por la que fue totalmente eclipsada.

 Terror Profundo, de Stephen Sommers (1998)

deep-rising-presenze-dal-profondo-recensione-v2-29633-1280x16

Poco se supo en 1998 previo a su estreno. Sin un elenco muy conocido (Famke Janssen y Treat Williams eran sus rostros más famosos) y con un director hasta entonces anónimo, nadie esperaba mucho de ella. Pero, ¡oh, sorpresa! La película de Sommers resultó uno de los filmes más divertidos del año, catapultando a su director para que un año después alcanzará las mieles del éxito con el remake de La Momia. La historia es la de un trasatlántico de lujo que queda varado en el mar de China, lugar al que un comando de mercenarios llega para robar unas joyas que van a bordo. Para su sorpresa la tripulación ha desaparecido, siendo este el motor de sus bien logrados secuencias de acción y suspenso son pretensiones. Se trata de la típica cinta que, de tan mala, resulta buena.

 Alerta en lo Profundo, de Renny Harlin (1999)

deepblusea_shot1l

En el mismo estilo de la anterior, esta es otra cinta cuya ridiculez se transforma en diversión absoluta. Aquí un grupo de científicos en busca de la cura para el Alzheimer realiza experimentos con tiburones, los cuales, como en todo este tipo de historias, terminan saliéndose de control, convirtiendo el complejo acuático donde se desarrolla en el escenario ideal para matar a cada uno de los personajes. En lo personal, siempre he considerado infundadas las malas críticas a este proyecto, pues es emocionante e incluso interesante a pesar de sus torpes diálogos y situaciones. A veces este tipo de películas sin cerebro también son bienvenidas.

 Mar Abierto, de Chris Kentis (2003)

OpenWater

La sencillez en la trama de este thriller marítimo fue precisamente su mayor virtud para convertirlo en un fenómeno en Sundance y en la taquilla mundial. Aquí una pareja de vacacionistas queda abandonada y a la deriva en medio del mar, sin forma de pedir rescate, sin comida, muy lejos de la costa y, peor aún, en territorio infestado por tiburones. Todos estos elementos se combinan para entregar un ejercicio de tensión y angustia que logra meter al espectador en la desesperación de los personajes, punto extra al tratarse de una historia real. Muchos thrillers hollywoodenses ya quisieran manejar las emociones que esta humilde cinta presenta.

Piraña y Piraña 3D, de Joe Dante y Alexandre Aja (1978-2010)

maxresdefault

Ambas cintas comparten premisa obviamente; una horda de pirañas asesinas son liberadas accidentalmente en un río que se encuentra lleno de turistas por la temporada vacacional. La primera nació con el clásico oportunismo de Hollywood ante un éxito, en este caso post-tiburón y las coincidencias entre ellas son varias, aunque la calidad es diametralmente opuesta. Lo que sí tienen ambas versiones es un evidente cariño por el cine B, que representan perfectamente en su estilo. La versión de Aja es una delicia para los amantes del gore y los efectos sanguinolentos, además de ser ingeniosa, desenfadada y políticamente incorrecta.