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a49490e5-e548-4a7d-9350-ed63b2914e64Por lo general, en los anales del cine nacional, el diferente, el extraño, se relaciona con el relato fatalista y oscuro. De ahí que llame la atención que el miedo a la otredad sea abordado desde el filtro de la comedia en la historia de una banda de pacotilla que cambia su suerte drásticamente a ritmo de tecnoanarcumbia, tras la llegada fortuita de su nuevo integrante, un tecladista con Síndrome de Down. Se trata de El Alien y Yo, quinto largometraje de Jesús Magaña Vázquez, que llega esta semana a la cartelera nacional.

A propósito del estreno de esta película protagonizada por Inés de Tavira, Paco de la Fuente, Juan Pablo Campa y Juan Ugarte; conversamos con el realizador acerca del mensaje de inclusión que quiso transmitir.

-Cinema Móvil: Para quienes hemos visto tu obra anterior, te ubicamos principalmente por dramas íntimos, con tintes personales como Sobreviviente o Abolición de la Propiedad. ¿Por qué dar en este momento de tu carrera, un giro tan radical y cambiar de registro?

Jesus Magaña Vázquez: “El giro se da justamente cuando llega el cuento de Carlos Velázquez El Alien Agropecuario, lo leía y me parecía una historia extraordinaria, en tan sólo treinta páginas veía que ahí estaba una película completa; claro hay un trabajo de adaptación que se realizó junto con Fernando del Razo y Emiliano Flores Burillo durante varios años y en tres distintos tiempos porque en realidad nunca escribimos juntos. Como narrador y director era plantearme el reto de ‘Éntrale al género, pero hazlo con este tipo de película que tiene carnita’; porque las anteriores son más de una cuestión autoral. A mí lo que me da mucho orgullo de El Alien y Yo es que se trata de una comedia negra, irreverente, políticamente incorrecta, con ese recurso constante del rompimiento de la cuarta pared, pero que tiene el mensaje de inclusión, no íbamos a hacer una comedia de situaciones o de pastelazo, las cuales son respetables, y la verdad es que me sentí muy a gusto.

Tal vez a mí no me corresponda decirlo pero es la película que más me gusta como director, es mi quinto largometraje y fue como volver a hacer una ópera prima. Además fue entrañable trabajar con este elenco con el que también hubo un giro porque yo venía de trabajar con gente de trayectorias mediáticamente muy fuertes; entonces fue el darme el chance y decir ‘Voy a buscar a mis personajes totalmente’; hice un casting junto con Isabel Menchaca, en el cual no conocía a ninguno de los cuatro y eso también le dio otro sabor al proyecto”.

 -Ya que mencionas que los tratamientos de la adaptación se realizaron en distintos tiempos, ¿qué tanto cambió finalmente el guión respecto a la obra original?

 “Se respetaron muchas situaciones, aunque por ejemplo, el cuento está situado en Torreón, y los finales sí son diferentes. Pero una cosa que a mí me da mucho gusto es que Carlos Velázquez ya vio la película y está muy contento con el resultado, yo hasta le tenía miedo porque leo sus columnas en La Razón, y la verdad es que entendió los cambios. Es la segunda vez que me toca hacer una adaptación, Don José Agustín dijo en su momento que le había gustado Abolición de la Propiedad. Sin duda, el momento más difícil cuando haces una adaptación es cuando le vas a mostrar la película al autor original y bueno, ya van dos veces que salgo bien librado”.

-Una de las líneas en las que se mueve el filme es la mitología en torno al rock, sus excesos, sus luchas de egos, su oropel; y se fortalece con la incursión de gente como Jessy Bulbo, Quique Rangel y Meme de Café Tacvba, o Daniel Gutiérrez de La Gusana Ciega. ¿Cómo se fue armando este imaginario musical?

“Ahí está reflejado completamente el mundo de Carlos Velázquez. En cuanto al aspecto musical, conté con mucha ayuda, tengo muy buenos colaboradores. Herminio Gutiérrez hizo la curaduría musical, él me presentó a De Nalgas y a Los Negretes de quienes se produjeron covers [“Vergaviota” y “Puta Ciudad”, respectivamente]; Carlos propuso que Ro Velázquez de Los Liquits hiciera las tecnoanarcumbias, trabajamos con la gente de Topetitud Estudio porque se produjeron cinco canciones que se interpretan en la película, eso implicó muchísimo trabajo antes de rodar”.

-Resulta común que el tema de la inclusión se aborde desde una perspectiva condescendiente, paternalista como si fuera pensada para una campaña social edificante. Aquí se hace desde la óptica de la comedia. ¿Cómo se encontró un punto medio dentro del propio género para abordar al personaje?

 “¿Sabes qué sucede? Que hay un respeto al personaje, y resultaba interesante tenerlo en un relato de comedia, porque comúnmente estas historias de ‘gente diferente’, las tenemos más ubicadas en melodramas. Ahora, sí sucedió que no pensábamos el poder encontrar un actor con las características de Paco de la Fuente, entonces las primeras adaptaciones del guión, era pensando a un personaje que tenía autismo, pero tuvimos la fortuna de ver un video en You Tube que nos mostró uno de los productores, donde un chico ganaba un concurso para participar durante seis funciones en la obra de No Me Puedo Levantar, nos sorprendimos, conseguimos el contacto y a los tres días yo estaba viajando a Torreón para conocerlo. Además había una coincidencia que me parecía fantástico: Carlos y Paco son laguneros, entonces era una corazonada de que él era el actor indicado”.