En una época en la que la mayoría de nosotros permanecemos inmersos durante gran parte de nuestro tiempo en nuestras respectivas redes sociales y en nuestros celulares, buscando estar siempre o casi siempre conectados con los demás, sin importar las distancias que nos separen, llega Un juego sin reglas: Nerve para llevarnos a un futuro demasiado cercano en el que un juego clandestino en línea es popular entre aquellos que se encuentran buscando tener experiencias diferentes mientras navegan la red.

Con una historia que goza de cierta frescura y que se desarrolla de manera efectiva en su mayor parte, a partir de un guión que está basado en la novela juvenil homónima publicada en 2012 por Jeanne Ryan, Nerve nos convierte en los compañeros de una adolescente común que en realidad no figura en su escuela o entre sus amigos, que un día decide hacer algo que ella normalmente no haría, sin imaginarse que dicha decisión podría cambiar su vida definitivamente.

Después de pasar por una situación un tanto vergonzosa, que involura al chico que siempre le ha gustado y al que nunca le ha dirigido la palabra, Vee (Emma Roberts) siente la necesidad de probarle a los demás y de probarse a ella misma que no es la chica aburrida que todos creen que es. Es así que decide participar en un juego en el que deberá cumplir los retos que le sean impuestos para ganar dinero por cada uno que cumpla a lo largo de una noche. Después de que la protagonista conoce accidentalmente a otro jugador llamado Ian (Dave Franco), lo que comienza como una cosa que supuestamente pasará sólo una vez, va escalando hasta convertirse en una situación de vida o muerte.

A través de una trama armada específicamente para poder llegar a cierto tipo de público, Nerve logra combinar convenientemente el lenguaje millennial con algunas secuencias de acción, un poco de romance juvenil, oportunos momentos de reflexión en los que se pretende mostrar lo difícil que puede llegar a ser la vida cuando uno es adolescente y un obligado toque de comedia; todo esto da como resultado una película que le parecerá entretenida a esa generación, que ha crecido junto con la tecnología, así como con las redes sociales, al igual que a quienes suelen estar atentos a sus celulares casi todo el día.

Por momentos parece que Un juego sin reglas: Nerve podría ofrecer algo más al abordar un tema que puede resultar de interés para muchos; sin embargo, se va por el camino fácil y su historia se cae después de una primera parte que resulta atractiva. Se trata de algo que pudo haber sido un buen experimento cinematográfico y que al final no logra cumplir del todo lo que en un principio parece que será.

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