Le invito a escribir “Siria” en el buscador de su preferencia. Las noticias tan sólo de este fin de semana son devastadoras: bombardeos accidentales, un cese al fuego que todos pasaron por alto, y cada vez más muertes sin una solución a la vista. Mientras hay personas que entrenan para matar a otras, existen grupos que, por el contrario, buscan ser los mejores salvando vidas, como es el caso de los protagonistas de The White Helmets (Orlando von Einsiedel, 2016).
El nuevo mediometraje documental de Netflix se centra en un grupo de civiles (los White Helmets o Cascos Blancos) que desde el inicio de la Guerra Civil en Siria, en el 2011, comenzó a monitorear bombardeos para ir al lugar del siniestro en búsqueda de sobrevivientes. Lo que comenzó como una labor de rescate amateur se ha ido perfeccionando desde entonces, y aunque es un trabajo que le ha costado la vida a cientos de Cascos Blancos, las vidas que han salvado con su noble tarea se cuentan por miles.
Para contar los orígenes, hazañas y pormenores de esta labor, el documental se apoya de algunas entrevistas con miembros fundadores del grupo, cuyos testimonios sobre lo que les empuja a salir día a día a arriesgar la vida por la de otros son desgarradores e inspirarán a más de un espectador, a quien los rescatistas miran decididamente a los ojos, rompiendo la cuarta pared. Esto, aunado al valioso y arriesgado metraje extraído de bombardeos en tiempo real, así como de labores de rescate, hacen de este material uno de gran impacto visual y emocional.
Sin embargo, uno de los defectos de este documental es su corta duración, ya que en apenas 40 minutos el director tiene el enorme reto de contar una historia muy amplia y compleja como el conflicto sirio, por lo que tomó la decisión de enfocarse sólo en los Cascos Blancos, lo que le cuesta al público un valioso contexto con el que podrían dimensionar de mejor manera lo ocurrido en aquella región de Medio Oriente. Quienes ya cuentan con esta información tendrán una mejor experiencia, pero ello implica cierta exclusión de espectadores.
Habrá quien diga que no se necesitan mayores antecedentes para una muestra de desinterés tan desgarradora como la que ocurre con las autoridades y Estados de todo el mundo por el pueblo sirio, pero habría reforzado el mensaje que el director quiere transmitir, algo que logró más eficazmente en Virunga (2014), el documental nominado al Oscar sobre la ardua tarea de rescatar a gorilas en el Congo.
A pesar de escatimar sus minutos en pantalla, The White Helmets logra ser un llamado para poner atención a un conflicto que ha costado miles de vidas a lo largo de casi cinco años, y le grita al mundo que sí hay personas que intentan salvar a otras, pero mientras sean más los que se intenten matar entre sí, no servirá de nada. Se sugiere una rápida lectura o video sobre el conflicto de Siria para disfrutar mejor este documental, pero se tenga un contexto previo o no, no resta de brutalidad a las imágenes mostradas.