Pese a ser el país que mayor cantidad de cintas produce al año, el universo fílmico de la India permanece como un enigma para el resto del mundo, confinado a estereotipos de películas musicales sosas, llenas de rituales y costumbres locales. Después de todo, el cine de este país asiático está pensado principalmente para que su consumo sea interno, asumiendo que las audiencias ya conocen figuras históricas, sucesos importantes, estrellas fílmicas, modismos, creencias religiosas, y otros tantos códigos de conducta de la sociedad india.
La antigua colonia británica considera el cine no sólo una mera distracción u ocio, es parte integral de la cultura del país. Parte del subconsciente de millones de indios que han crecido con historias de héroes y villanos, de grandes dramas y romances que han cimbrado sus pantallas. Frases y personajes que se han vuelto parte de sus vidas diarias, porque el cine no es un mero escapismo, es la vida misma, o incluso más grande que esta. Es absolutamente vital entender esto antes de pretender abordar el cine de esta región. Para la India el cine no es un lujo, es una necesidad, y hasta un derecho.
Gracias a que su entretenimiento es un asunto que se toma muy en serio, el cine indio ha logrado crearse una identidad y vida como pocos países. Aun a pesar de todas las dificultades económicas, y sociales, que vive esta nación, numerosas industrias se mantienen a lo largo de todo el país. Desde grandes producciones, pasando por proyectos modestos en números, mas no en ambiciones, la calidad fílmica ha subido como la espuma; cineastas jóvenes han tomado la antorcha, y han logrado crear acertadas fusiones del idioma fílmico indio y el occidental. A opinión de quien escribe esto, el cine más fresco, original, y vanguardista se está haciendo hoy en la India. Cine con propuesta, con energía, que trasciende barreras culturales. Este escrito busca poder orientar a todo aquel que desee adentrarse al increíble océano fílmico indio. Funcionar como un compás de navegación óptimo, ya que sin duda es un tema amplio. Obviamente el espacio será insuficiente para resumir décadas de historia fílmica, pero hincaremos el diente a profundidad en varios puntos clave que uno debe tener en cuenta al momento de abordar este tema.
Industrias regionales
Empecemos con lo esencial. La India no tiene una sola industria, ni dos ni tres, tiene casi tantas como idiomas se hablan en el país. Con una población que rebasa el millar de millones de habitantes, y con 30 idiomas oficiales hablados por más de un millón de personas, esto establece una geografía cinematográfica muy particular, distinta a otros países. La necesidad de tener cine que refleje no sólo el idioma, sino los usos y costumbres de cada localidad, ha dado fruto a la creación de distintas industrias fílmicas.
Esta por supuesto Bollywood, donde se habla el idioma hindi, con base en Mumbai (antes Bombay, y de ahí el mote de Bollywood) que genera el 43% de los ingresos del cine del país. Es la que más presencia tiene fuera de sus fronteras, y la que ha definido la imagen del cine indio. Aunque mención aparte se merece Sayajit Ray, cineasta Bengalí cuyas cintas han logrado el reconocimiento de occidente por décadas, el llamado cine paralelo, operando al margen de propuestas de género y fantásticas. Un cine analítico y de corte más europeo.
Detrás de Bollywood vienen Tollywood y Kollywood, las industrias Telugu y Tamil respectivamente, ambas ubicadas en el sur del país, donde se hablan dichos idiomas. Estas representan el 36% de ingresos en las taquillas, con el porcentaje restante distribuido entre otras tantas regiones donde se hablan idiomas como el Malayalam, Marathi, Bengalí, y Kannada.
Con estos números no es de sorprenderse que la producción fílmica India en un buen año pueda rebasar las 2000 cintas. El boleto de cine es barato, y la cantidad de público abundante, aun cuando sigue habiendo una escasez de salas de proyección en proporción al número de habitantes. La variedad de industrias y cintas presenta otros aspectos fascinantes: si bien una película Telugu o Tamil puede ser mostrada en varios puntos del país, no es raro que al tener gran taquilla esta termine teniendo múltiples remakes en las demás regiones, y viceversa. Cintas de Bollywood con remakes en Tamil, cintas Telugu con remakes en Bollywood. Cada lugar tiene sus propias estrellas, sus propias ideas de cómo adaptar historias. Es como si en nuestro país tuviéramos una industria en el norte, otra en el sur, y otra en la capital. Una vez más, esto crea un abanico de oferta fílmica como no hay en ninguna otra parte del mundo.
¿Pero qué diferencia una cinta de Bollywood de una Tamil, o de alguna otra parte del sur? En apariencia pareciera que nada, porque pueden perseguir por igual historias de acción, misterio y romance. Sin embargo, tanto la música puede variar, así como las connotaciones culturales. Las estrellas de Bollywood son más occidentalizadas, mientras las del sur son de piel morena. El modelo del primero busca ser más glamoroso, y el segundo busca tropicalizar más sus historias. Por supuesto, cada latitud tiene sus mismas variedades internas, y no todo funge entorno a estereotipos. Varias de las películas indias más importantes de los últimos años han surgido de industrias más pequeñas, con presupuestos austeros, pero cargadas de contenido social relevante. Court, de origen Marathi, y Visaranai, de origen Tamil, ambas seleccionadas para representar a India en los Oscars del año pasado, y para la siguiente respectivamente, son claro ejemplo de este cine independiente que tiene mucho que decir sobre la vida en el país asiático.
3 Idiots (Rajkumar Hirani, India, 2009)
Una película como 3 Idiots es un gran ejemplo de este cine contemporáneo indio que ha sabido reinventarse y ser mucho más que un mero platillo local. Un trancazo de taquilla dentro y fuera del país, con remakes dentro de la India, y otros planeados para Estados Unidos, China, y nuestro país, con Martha Higareda produciendo y formando parte del reparto.
Teniendo a una de las estrellas de Bollywood, Aamir Khan, en el protagónico, la historia de dos compañeros de Universidad buscando a su amigo de estudios toca con la sensibilidad adecuada temas como la lealtad, la unidad familiar, y otros tantos asuntos de la condición humana. Inteligente y cómica, 3 Idiots es un punto de referencia obligado. Es también una muestra de este cine indio abiertamente comercial, pero que a su vez desea ofrecer historias con personajes bien desarrollados. Nunca subestimando a la audiencia. Ojalá estas cualidades se retengan en el remake que se hará en tierras aztecas, aunque de momento se antoja de pronóstico muy reservado.
Música y baile
Un punto obligado a tratar al hablar de este cine es el aspecto musical, el cual es de suma importancia para el público indio. La música es un elemento esencial, una herramienta narrativa que los cineastas indios llevan utilizando por décadas. Dejar a sus personajes transmitir sus emociones e ideas por medio de elaboradas coreografías y con letras cantadas por otros (sí, playback). El público local no tiene reparos en que sus actores no estén dotados de una gran voz, pero definitivamente deben contar con memorables pasos de baile.
Es fácil olvidar que el género musical ha estado en el cine desde sus orígenes, y que durante sus primeras décadas gozaba de gran popularidad en todo el mundo. Desde los grandes números montados por Busby Berkeley, los bailes de Fred Astaire, y pasando por las rumberas de nuestro cine, la música era vital para el público de aquellas épocas. Con el tiempo esto se fue apagando en nuestro continente, mas no en la India. El público de una función de cine en aquel país puede levantarse de su asiento y bailar frente a la pantalla de cine si el ritmo logra contagiarlos, y nadie se preocupa de ser mal visto, ya que el espíritu festivo es parte de ver cine en esos lados. La pregunta entonces no es por qué bailan en las películas de la india sino, ¿y por qué nosotros no?
Cine Masala
De la mano del tema musical, entender qué es el cine Masala ayuda también a comprender el papel de la música en el cine Indio. El Masala es un ingrediente en la cocina de aquel país, un condimento compuesto de distintas especias, que puede dotar a un platillo de múltiples sabores en un solo bocado. De igual manera funciona con el cine Masala indio, donde un relato puede moverse del drama al romance, de la comedia al terror, de la fantasía a la acción, y así sucesivamente. “De chile, mole y pozole”, usando una frase de nuestra cultura. No es raro entonces ver películas donde un héroe varonil y fornido arroje por los aires a docenas de enemigos, conquiste a una bella dama con sus movimientos de baile, llore ante la pérdida de un familiar o amigo, haga un chiste, y después vuelva a la carga contra sus enemigos. Una vez más, no hay límite para lo que se puede hacer con el séptimo arte, y esto es algo que el cine de la India ha entendido a la perfección.
Por: Rubén Martínez Pintos