El año pasado una cinta de ciencia ficción mexicana llamó la atención de la crítica especializada; El Incidente, del mexicano Isaac Ezban. Para empezar, el hecho de tener una cinta de ciencia ficción nacional ya era razón para sobresalir, aunado a que la cinta contenía grandes ideas, una primera mitad sumamente competente y un desenvolvimiento en el género bastante prometedor, sobre todo tratándose de una ópera prima. Todos estos aspectos rindieron frutos para sus creadores, sobre todo en festivales alrededor del mundo y la posibilidad de seguir exprimiendo ideas fantásticas y pocas veces usadas en el cine mexicano.
Para su segunda película, el director (quien también fue artífice de uno de los mejores cortos de la antología México Bárbaro) preparó una obra más madura y pulida que la de su debut, haciendo hincapié en aquello que ya en su anterior proyecto lo erigía como una de las voces más influyentes del cine de género, no sólo en nuestro país, sino en toda Latinoamérica. Como prueba de esto el premio ganado en Sitges el año pasado con Los Parecidos; mejor película latinoamericana.
Con claras influencias en la serie La Dimensión Desconocida y de filmes icónicos del género de terror y fantasía como: El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980), Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), La Cosa (John Carpenter, 1982), Invasion of Body Snatchers (Don Siegel, 1956) y en general de muchas cintas de ciencia ficción de los cincuentas y sesentas, Ezban entrega una carta de amor al género envuelta en un relato fantástico con gran pulso y una atmósfera oprimente pocas veces vista en productos no norteamericanos. Sin lugar a dudas, en sus aspectos técnicos la cinta no le pide nada a sus símiles hollywoodenses.
La noche del 2 de octubre de 1968 una tormenta sin precedentes azota al país y ocho personajes que buscan trasladarse a la ciudad de México se quedan atrapados en una estación de camiones de un pueblo cercano debido a la lluvia. Conforme avanza la noche, sus planes y urgencias para llegar a la gran ciudad van quedando en segundo plano debido a que no sólo se encuentran sin forma de salir de la estación, sino que también un extraño fenómeno físico y psicológico comienza a mermar su estabilidad mental y emocional, ¿será un virus?, ¿será una maldición? ¿será una alucinación?
Una de las grandes virtudes del filme es su atmósfera; muy bien conseguida gracias a la fotografía de Isi Sarfati, el vestuario y el puntual diseño de arte. Todos estos ingredientes en conjunto elevan el producto considerablemente, ya que logran transportar al espectador a la época retratada y, sobre todo, remiten inmediatamente a varias de las influencias ya citadas. El guión sin duda esta plagado de ideas increíbles pero complejas, algunas de ellas con un buen traslado a la pantalla, aunque desafortunadamente algunas otras no tanto.
Por desgracia algunos apuntes cómicos rompen un poco la tensión de la trama pues, aunque algunos de estos gags se perciban planeados, otros descolocan ya que parecen involuntarios, lo que sin duda provoca una rara mezcla de tonos que puede ser buscada o, de plano, síntoma de que ‘el tiro salió por la culata’. Aun así, la dirección de Ezban y el trabajo competente de un elenco comprometido, que a veces asemeja estar en una puesta en escena, sacan a flote la cinta de estos pequeños tropiezos.
Los Parecidos es una gran cinta de ciencia ficción por derecho propio, mención especial a su música, que es un protagonista más de la historia. Independientemente de que sea mexicana o no, se trata de un gran ejercicio de nostalgia y que mezcla varios géneros de manera correcta. Tal vez no es para todos los gustos, pero sin duda los fans del género y del cine clásico la amará incondicionalmente. Y aunque el último tercio del filme sufre una ligera caída, si entras en el juego que su director plantea esto no afecta en demasía el resultado final.