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bloodfatherEl cine ha cambiado mucho con el pasar de los años. Para nadie es un secreto que ahora los productores y los estudios de Hollywood no se arriesgan más, se van a la segura y los productos cada vez son más edulcorados. Atrás quedaron los tiempos de la incorrección política, de los héroes de acción groseros, sucios y violentos. Los ‘machos alfa’ del cine de acción hoy en día se encuentran en franco peligro de extinción, si no es que ya están extintos, pues gente como Dwayne Johnson o Vin Diesel se han acomodado a los tiempos y sólo demuestran rudeza en su físico, más no siempre en su forma de actuar.

Mel Gibson fue uno de los precursores de la leyenda de los héroes de acción ochenteros (en nuestro listado de sus personajes más rudos podemos ver los ejemplos), aunque por diversos motivos personales su carrera cayó en un bache y se convirtió en un outsider del sistema; hace 4 años intentó retomar el vuelo con la divertida Atrapen al Gringo (Adrian Grunberg, 2012), que era una especie de cinta que retrocedía en el tiempo y mostraba una historia como las de antes, con un personaje principal rudo y al que no le tiembla la mano para disparar el gatillo cuando debe de hacerlo.

 Desgraciadamente el filme no funcionó y Gibson continuó desterrado. Pero el actor ahora vuelve con una nueva apuesta para volver al gusto del sistema y del público, y lo hace con una película que bebe directamente del cine de acción que se hacía en décadas pasadas. Desafortunadamente no creo que vaya a cambiar mucho su exilio de los primeros planos, para eso tal vez funcione mejor la cinta de la segunda guerra mundial que estrenará a finales de año como director; Hacksaw Ridge, aunque eso aún está por verse.

John Link (Gibson) es un ex presidiario que ahora vive sus días entre reuniones de alcohólicos anónimos y tatuando gente en la misma caravana en la que vive. Su hija Lydia (Erin Moriarty) está desaparecida para él desde hace años, pero vuelve inadvertidamente a su vida cuando se mete en problemas con narcos mexicanos que la buscan implacablemente. Ahora sólo Link podrá ayudarla y salvarla del cartel que le hará sacar todas sus viejas artimañas.

El personaje y el actor se funden por momentos, ya que el prólogo pareciera una carta de intenciones del mismo Gibson, donde vemos a una persona que cometió muchos errores en el pasado, que lucha por no recaer en su adicción al alcohol y que primordialmente está esperando la redención ante todos los hechos que lo tienen sumido en el fracaso. Demasiadas coincidencias ¿no creen?

La historia es previsible y muy típica, el guion no goza de grandes virtudes u originalidad, pero tiene dos aspectos que la hacen sobresalir de la media del cine de acción de serie B al que pertenece; uno es el mismo Mel Gibson (sin él la película no sería lo mismo), que vuelve a la carretera y se da el lugar para hacerle un homenaje a su personaje de Mad Max (basta ver la secuencia de la moto en la carretera y la escopeta de dos cañones para apreciar esto); el otro es su director, Jean Francois Richet (Mesrine 1 & 2), que demuestra su buen pulso durante el desarrollo de la trama, a pesar de que esté llena de tópicos y clichés, sin embargo se las ingenian entre él y su actor protagónico para que, por medio de energía, ritmo y personalidad, el filme termine ganándose al público.

En primera instancia parece que Sangre de mi sangre no tiene nada de especial y no se da un peso por ella, pero resulta en una agradable sorpresa, con buenas escenas de acción y una puesta en escena bastante pulcra y ágil, así como dos personajes bien construidos y bien interpretados por Mel Gibson y Erin Moriarty, quienes llevan todo el peso sobre sus hombros. Gibson parece resucitar al viejo anti héroe que tan bien le salía en los ochentas y noventas, y esta es precisamente una de sus mejores cartas; recordarle al público este tipo de cine de acción de la vieja escuela, que no tiene mayores pretensiones que las de entretener.

Lo único que deja bastante que desear es el villano, interpretado por Diego Luna, en lo que sin duda se siente como un error de casting garrafal; ¿A quién en su sano juicio se le hizo creíble que el debilucho de Luna podría amedrentar al Mel Gibson más duro de los últimos años?