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Yo nací en los años ochenta, uno de los géneros cinematográficos que más me llamaron la atención en mis primeros años fue el terror. Si mal no recuerdo la primera cinta de horror que vi fue Halloween II (Rick Rosenthal, 1981), cuando tenía 5 o 6 años; a partir de ahí forjé una obsesión para seguir viendo este tipo de filmes, no me perdí ninguna de las proyecciones de terror que daba el canal 5 los viernes a las 9 de la noche.

Casi toda mi educación en el género se dio con proyectos ochenteros, por lo que no puedo negar el gran amor que le tengo. Para mi son más de 10 películas las que valen la pena, he tenido que dejar fuera grandes como: An American Werewolf in London (John Landis, 1981), The Fly (David Cronenberg, 1986), Demons (Lamberto Bava, 1985), Night of the Creeps (Fred Dekker, 1986), Creepshow (George A. Romero, 1982), entre muchas otras.

Hacer este tipo de listados es un arma de doble filo, siempre faltará alguna y para muchos sobrará otra. En lo personal, y sin ningún orden en particular, estas son algunas de las que yo creo que son las grandes cintas de terror de los ochenta.

Fright Night (Tom Holland, 1985)  

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Empezamos con esta, que sin provocar mucho miedo, sin duda es una de las clásicas del genero. Tira más a la parodia y la seriedad brilla por su ausencia en muchos momentos, pero es una de las máximas exponentes del género ya que ejemplifica a la perfección a la década en la que está filmada. Ya quisieran muchas cintas de hoy en día tener la energía y ser la mitad de divertidas. Su remake del 2011 no está nada mal, por cierto, pero sin duda la original le da dos vueltas.

Phenomena (Dario Argento, 1985)

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El cine de Dario Argento tiene una atmósfera muy peculiar que eriza la piel sólo con sus encuadres, su música y los decorados; esta cinta, mi favorita del director, no es la excepción. Nos muestra una historia bastante cercana a otra de sus obras más reconocidas; Suspiria (1977), aunque es menos exagerada. Aquí podemos ver a una muy joven y hermosa Jennifer Connelly y a un competente Donald Pleasence.

Hellraiser (Clive Barker, 1987)

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No es tan conocida por el gran público, pero el verdadero fan del género la tiene en un pedestal. Cuenta con un universo rico y potente, además de un personaje tétrico como ninguno; el enigmático Pinhead. Es una saga que se caracteriza por el gore, explotar universos paralelos y demonios únicos. Como apunte personal tengo que decir que la primera vez que la vi me provoco una gran repulsión (de la que provoca una buena cinta gore).

The Shining (Stanley Kubrick, 1980)

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Otro clásico, no solo del género, si no del cine en general, dirigida por uno de los grandes maestros y con la magnética actuación de Jack Nicholson en uno de los papeles de su vida. Imágenes como la de las gemelas en el pasillo, o la anciana de la bañera, han producido pesadillas durante décadas. El ritmo claustrofóbico y el final ambiguo son otros de los alicientes de este gran film. Hay un documental titulado Room 237 que habla sobre la trascendencia y muchas de las teorías de The Shining.

The Evil Dead  (Sam Raimi, 1981)

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Es una de las grandes de la década, el personaje de Ash en la original es toda una leyenda del cine de terror. Deja en claro lo que el buen cine B de los ochenta ofrecía: calidad, originalidad y energía. Aunque sus efectos no han envejecido muy bien y los más jóvenes dirán que está “chafa”, es tan intensa que los que saben y aman el género no le pueden reprochar nada.

Poltergeist (Tobe Hopper, 1982)

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Revivió el mito de las casas embrujadas y le dio un sorprendente giro con los estupendos efectos visuales que aún hoy no se ven nada mal. Es la (nada original) historia de una familia que llega a una nueva casa y encuentran fantasmas, pero la energía de la dirección de Tobe Hopper  la hizo diferente. Han existido múltiples leyendas sobre la maldición que cayó sobre muchos de los involucrados en el rodaje, esto la ha hecho acreedora de un lugar muy especial en el cine de terror. Del remake de este año mejor ni hablamos.

 The Changeling (Peter Medak, 1980)

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Una película canadiense, aunque muchos crean que es gringa; otra más sobre una casa embrujada, pero diferente en tono y forma a Poltergeist. Esta es más seria, más pausada, pero un poco más tétrica; quienes no la hayan visto deben correr a buscarla, pues su aspecto ochentero y el diseño de arte la hacen realmente espeluznante. Todos los espacios mostrados en la película generan un mal rollo que se comparte con ciertos objetos siempre asociados con el terror (como una vieja mecedora).

A Nightmare on Elm Street (Wes Craven, 1984)  

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El personaje de Freddy Krueger es uno de los más conocidos por el público en general. En su primera incursión en pantalla aterrorizó a toda una generación; el psicópata de la cara quemada y suéter de rayas ha sido pesadilla recurrente de niños y adultos durante muchísimos años, posicionó a su director como uno de los grandes maestros del género y engendró 7 secuelas que fueron decayendo en calidad.

The Thing (John Carpenter, 1982)

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Inexplicablemente esta cinta fue un sonado fracaso económico allá en 1982 cuando se dio su estreno. Cuenta con un reparto de altura entre los que destacan Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David, Richard Dysart y Donald Moffat, cuenta con una dirección prodigiosa por parte de John Carpenter dónde resalta el suspenso; eriza la piel con la música y sus encuadres, además tiene unos efectos prácticos impresionantes aún hoy en día. Se hizo un remake en el 2011 y también es bastante bueno, se vendió como una pre-cuela de esta versión del 82, pero en realidad es muy parecida, es más bien un remake disfrazado.

Friday the 13th Part IV: The Final Chapter (Joseph Zito, 1984)

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No podía hacer un recuento del cine de terror de los ochenta sin incluir alguna de las 12 partes que comprenden esta saga. Escogí la cuarta, mi favorita, que en su inicio nos hace un recuento de las muertes de los tres filmes anteriores. Además su final es uno de los mejores y más épicos dentro del universo de Jason Vorhees. En un principio este iba a ser el último capitulo, pero ya sabemos que en Hollywood el dinero manda. Es claro que después la saga bajó en calidad, remontando un poco el vuelo en la sexta parte.