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jackreacherposter3Tom Cruise está de regreso como el solitario Jack Reacher en la secuela de la cinta homónima, inspirada en las novelas de Lee Child, donde interpreta al personaje titular y después del gran éxito de la primera parte. Junto con él, a Jack Reacher: Sin Regreso (2016) se unen nuevos miembros dentro de esta franquicia, dándole la bienvenida en esta segunda parte no sólo a un elenco multiestelar completado por Cobie Smulders (How I Met Your Mother) y Danika Yarosh (Heroes, Shameless), sino también a un nuevo director.

Y es que, aunque Cruise ya había trabajado con el veterano Edward Zwick en El Último Samurai (2013), su colaboración en esta segunda entrega dentro de la saga de Jack Reacher en la pantalla grande es aún más completa, dada la participación del actor en la misma como productor.

Al respecto platicamos con Zwick en la ciudad de Los Ángeles, California, donde también nos contó cómo imprimió su sello a esta serie de películas donde, a pesar de la predominancia de la acción, buscó imprimir un toque más maduro e intimista al personaje. Asimismo, el director nos compartió su postura respecto a los roles femeninos en el cine, tomando en cuenta que para esta nueva aventura, el personaje titular debe compartir pantalla y responsabilidades en ella con dos actrices cuya entrada al cine es reciente. Mira aquí lo que platicamos.

– Cinema Móvil: En una era donde las franquicias y los universos cinematográficos expandidos son la moda, ¿Qué factores te atrajeron para involucrarte en esta película en particular, dado que es una secuela?

Edward Zwick: “Tom me invitó a dirigirla pero, más allá de eso, me gustó que esta película se trata de personas. Es un drama doméstico e interpersonal. Y aunque sí, es un thriller de acción, realmente se trata de estos personajes y sus relaciones. El cine hoy en día se enfoca mucho en los efectos especiales y siento que eso reduce a las personas en pantalla. Yo siempre me he enfocado en la gente. En todas las películas que hago, si pones atención, las personas son mi prioridad, aunque se trate de películas de acción. Eso me atrajo de esta película, que se enfoca en un personaje que se involucran con otras personas, y el guion le da mucha importancia a esas interacciones y cómo afectan en la trama.”

– Muchas de tus películas giran alrededor de problemas sociales, de actualidad y cómo los personajes se desenvuelven en estos ambientes. ¿Cómo entra Jack Reacher: Sin Regreso en ese patrón?

“Quizá se trata de una de mis películas en las que un entorno social específico juega un papel menos importante, sin embargo aquí el antagonista es un contratista paramilitar con negocios en Afganistán. Sin duda se trata de una circunstancia política actual y conveniente para el argumento, aunque en ningún momento es ese el tema. En este tipo de películas debes tomar una decisión: o dedicas tu tiempo a los personajes y la acción, o lo dedicas a hacer un comentario social sobre las instituciones y las situaciones políticas. Aquí la decisión era obvia y no se trataba de lo segundo.”

– Retomando tu interés por los personajes, es evidente que en otras películas tuyas, como Diamante de Sangre o Gloria, hay personajes cuya situación racial los enfrenta con el resto en una situación de desventaja. En esta película el tema racial es dejado de lado, sin embargo la inclusión de un personaje femenino como el de Cobie (Smulders) te sirve para ilustrar otra desventaja socio cultural. ¿Crees que el género es una nueva barrera contra la que estamos luchando como sociedad?

“Me parece una observación muy interesante. La milicia estadounidense ha logrado lidiar muy bien con los temas raciales, pero lamentablemente no es el mismo caso en cuanto a la equidad de género. Se trata de una institución que no ha logrado hacer una integración real en esos términos. Y eso es un reflejo de nosotros como sociedad. Mira las campañas presidenciales, por ejemplo, tuvimos un candidato cuya única preocupación es su discurso, mientras que del otro lado había alguien luchando todavía por deshacer prejuicios alrededor de la igualdad entre hombres y mujeres. Es un tema que está por todos lados hoy en día, ya sea que hablemos de las comunidades LGBTI o el matrimonio igualitario, se ha convertido en un tema central pero por las razones erróneas, porque no hemos logrado llegar a ningún tipo de acuerdo al respecto. Eso me recuerda una cita de Lenin, que solamente parafrasearé y que decía algo así como que ‘el mayor enemigo de cualquier institución es el amor’. Por eso la idea de darle tanta importancia a los temas de género me perturba, porque deberíamos estar discutiendo otras cosas como el cambio climático, la calidad de nuestros ingresos y otros temas que son más importantes. El tema del género ya deberíamos haberlo dejado atrás y superado para bien.”

– En una entrevista, el cineasta Peter Greenaway dijo estar muy consternado porque el cine actual demuestra que los directores conocen la realidad social a través del cine ajeno y no de las experiencias propias. Como alguien que antes se dedicó al periodismo, ¿qué tan influyente ha sido para ti haber experimentado el mundo desde esa trinchera, dado que tu cine aborda temas coyunturales?

“Es muy importante. Yo afortunadamente conservo amistades reales, alejadas de Hollywood, ¿me entiendes? También suelo dar clases de vez en cuando y suelo decirle a los jóvenes cineastas que esta profesión se trata de viajar, de que te rompan el corazón, de leer libros y ser curioso sobre la ciencia. No se trata de cine. Tampoco creo que uno aprenda de cine viendo más cine. Si acaso, lo único que puedes aprender de eso es a imitar y eso no es valioso. El cine debe ser personal y se debe de tratar de las cosas que te interesan. Aunque las historias no necesariamente provengan de experiencias personales, sí creo que es importante que toque temas que como individuo te muevan de una u otra forma.”

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– ¿Y qué tanto de ti como individuo podrías decir que se ve reflejado en esta película?

“¡Oh! ¡Buena forma de planteármelo! Me atrevo a decir que me identifico con la soledad y el aislamiento del personaje de Jack Reacher. Me interesa ver cómo intenta formar parte de este mundo desde la auto contención y la distancia, mientras que el mundo mismo no se lo permite.”

– Ya has trabajado antes con Tom (Cruise) y comentaste que ha evolucionado como cineasta, tomando en cuenta que también es productor. ¿Cómo influye eso en su colaboración ahora que él tiene un mayor conocimiento de todos los aspectos alrededor de la realización de una película como esta?

“Es muy interesante porque ahora podemos discutir más áreas de nuestro trabajo. Ya no se trata sólo de su interpretación actoral. Desde que hicimos El Último Samurái él se involucró mucho en temas culturales pero, en este caso, también puso mucha atención a los detalles del rodaje sin dictarme o controlarme sobre lo que debía hacer. Se involucró mucho y formó parte importante dentro del diálogo creativo.”

– Aunque ya habías realizado secuencias de acción con Tom en el pasado, en esta franquicia la acción es más corporal, con más combates mano a mano. ¿Cómo fue realizar estas secuencias en una escala más íntima, por llamarle de algún modo?

“Es un reto completamente nuevo porque no hay pirotecnia alrededor. Aquí la pantalla no está invadida por la acción de lado a lado. Debes enfocarte en cada movimiento y la realidad de éstos. Te obliga a poner más atención en la causa y el efecto de cada acción. Muchas veces las secuencias de acción en el cine son predominadas por la confusión y a veces ésta sirve como una aliada que le permite a muchos directores salirse con la suya… Y no, no diremos nombres (Risas). Pero aquí no hay red de protección y las secuencias funcionan o no. Todo está abierto al escrutinio y debe haber verosimilitud. La acción debe ser plausible aun tomando en cuenta que todo esto es teatral y dramatizado, porque cualquiera que haya estado en una pelea real sabe lo rápido y desastroso que eso puede resultar y, aunque en estas secuencias no deja de haber un elemento coreográfico importante, es primordial que todo haga sentido o el público no se verá involucrado en el riesgo que estas escenas buscan imprimirle a la trama.”

– Aquí también formas parte del equipo de guionistas. ¿Desde el principio Tom te pidió que te involucraras en ese aspecto? ¿Cómo fue el proceso de adaptar la novela?

Marshall Herskovitz, que es otro de los guionistas, ya había escrito otras cosas conmigo. Leímos el libro y platicamos con Tom sobre nuestras intenciones de una forma muy general, a lo que él respondió dándonos absoluta libertad. Ya con el guion terminado fue que nos sentamos a discutir lo específico, qué funcionaba y qué no. El resto sólo fue ir puliendo borradores. Pero en realidad tuvimos toda la libertad de enfocarnos en los aspectos del libro que nosotros quisimos.