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Conocí a Robert Zemeckis en la pequeña ciudad californiana de Santa Barbara. Era un viernes frío y nublado cuando nos recogieron en las puertas del hotel para empezar el día de trabajo.

Nada sabíamos en concreto sobre el tipo de actividades que tendríamos esa tarde. Lo único claro era que estábamos ahí para hablar con el director de Volver al Futuro y Forrest Gump sobre su más reciente película.

Protagonizada por Brad Pitt y Marion Cotillard en papeles reminiscentes a los del cine de la época dorada de Hollywood, Aliados es el largometraje comercial número 18 de Zemeckis, sobre un par de espías encubiertos que eventualmente desarrollan una afecto mutuo y especial, hasta el momento en el que surge la sospecha de que uno de ellos podría o no ser un doble agente.

Nos estacionamos frente a un garage con aspecto incipiente. Las puertas se abrieron y, detrás de ellas, el propio Zemeckis nos dio la bienvenida a sus oficinas. No habíamos recorrido ni diez pasos cuando ya estábamos frente a reliquias como el vestuario que usó Tom Hanks en Forrest Gump, una máquina de pinball conmemorativa de Tales from the Crypt y la hoverboard original con la que Marty McFly hizo que Biff Tannen se cubriera de estiércol en el 2015 de Volver al futuro 2.

El director nos sentó en una sala de proyección y, con él como testigo de nuestras reacciones, vimos una versión aún sin pulir los efectos especiales de Aliados. Al terminar ofreció disculpas por no mostrarnos el material 100% terminado y nos pidió que opináramos sobre detalles técnicos como la música. Volvimos al hotel y, aún intoxicados por su amabilidad, empezamos rondas de entrevistas.

-Cinema Móvil: Leí que esta es tu película número 18. En México los 18 años son la edad legal. ¿Dirías que esta es tu película más adulta?

Robert Zemeckis: (Risas) “¡Claro, podría decirlo! Es muy madura. Ciertamente no es un material que me hubiera atraído cuando tenía 25 años. A veces debes haber vivido un poco más para que ciertos temas te interesen.”

-Y es que la película lidia con muchos temas políticos. Y, aunque ya has tratado con temas políticos en otras películas, como Forrest Gump, en esta se nota un interés mayor por ahondar en ellos.

“Entiendo lo que dices. La película lidia con el lado oscuro de los conflictos humanos. Los dos personajes son muy complejos.”

-Exacto… Y al inicio de tu carrera te dedicaste a géneros más apegados a lo fantástico y las aventuras. ¿Dirías que, con el paso del tiempo, han cambiado los temas que te atraen a la hora de elegir un proyecto?

“¡Yo espero que así sea! Sería muy trágico que siguiera dirigiendo sólo películas como Used Cars (su segundo largometraje). O tal vez no, porque hoy en día las comedias vulgares como esa hacen mucho dinero (Risas). La verdad no lo sé, ¿sabes? No es algo que haya pensado mucho. No soy alguien que se siente y piense: ‘¿Qué haré después?’. Las cosas pasan y ya. No sé si otros cineastas operen así pero yo me siento afortunado de no ser alguien que calcule las cosas de esa forma.”

-¿Cuando ves hacia atrás, notas cosas en común dentro de tu obra?

“Eso seguro es algo que un buen estudioso del cine notará, pero yo no. Sería interesante ver cómo mis películas reflejan una evolución emocional en mi vida. Pero sí puedo decirte que el material que me atrae depende del punto en el que se encuentre mi vida. Siempre se traduce en el trabajo. Probablemente es por eso que ahora hago una película como esta, porque requiere de cierta madurez.”

-La película también cuenta con un peso histórico muy grande en su trama. Antes ya habías trabajado con la historia como lienzo. Cuando lo haces, ¿sientes responsabilidad por ser preciso en esa representación de la historia?

“Como cineasta, siempre…”

-Las películas sobre momentos históricos podrían ser material de consulta en el futuro, ¿no crees? ¿Cuánta investigación inviertes en que exista precisión al respecto?

“Yo crecí viendo películas de la Segunda Guerra Mundial y en mi generación esa guerra era la historia de nuestro pasado, ¿me explico? A finales de los 50 y los 60, la Segunda Guerra era de lo que todo el mundo hacía películas. Eso hace que casi por ósmosis conozca esa época, aunque ni siquiera había nacido. El cine me hizo conocer esa época y cómo lucía. Esto me permite ahora entrar en un set y poder cuestionar incluso si el teléfono de utilería pertenece a la época que estamos representando.

La película la hicimos en Londres y los utileros de allá son magníficos. Todo luce perfecto porque la gente que se encargó son también fanáticos del periodo en el que se desarrolla la película. Son gente que lo toma muy en serio. El Museo Imperial de Guerra fue uno de nuestros principales asesores técnicos.”

-¿Y tienes alguna película favorita de esa época? 

“¡Oh, Dios! ¿Quieres la lista completa? (Risas) Empezaré con mi favorita de todos los tiempos, que es El Gran Escape con Steve McQueen. Después iría Patton, The Dirty Dozen, Where Eagles Bear y todas esas. He visto muchísimas.”

-Como ya lo hablamos, esta película es muy política y no lo oculta. ¿Es difícil hablar de estos temas en esta era, donde la corrección política es mucho más importante que antes?

“Algo bueno de hacer películas de época es que no hay otra forma de arte donde se pueda ser tan preciso. Quizá los libros sean un poco menos efectivos, incluso. En mi opinión no hay nada como el cine para eso, porque te da el lujo de ver la historia como ocurrió, pero en un momento en el que ya pasó, ¿me entiendes? Ya no hay secretos. Ya sabemos cuál es la verdad detrás de cada momento de la historia y eso te empodera con la verdad. De ahí es más fácil llenar los huecos donde la ficción hace lo suyo. Eso permite que películas como esta incluso lleguen a resonar en la actualidad. Se vuelven relevantes.

Para mí, lo más complicado de hacer una película contemporánea es que no sabemos aún qué es lo que de verdad importa y trascenderá. Cuando trabajas con el pasado, incluso vestir un set se vuelve más sencillo. Quizá en 20 años un director pueda señalar qué hizo falta para que muchas películas actuales se sintieran reales. Eso es algo que ni siquiera yo en este momento podría notar. Es lo divertido de mirar atrás cuando haces cine.”

-¿Es difícil que tanta atención a la representación de una época no te distraiga de encontrar el verdadero pulso detrás de la historia que estás contando? 

“Es un riesgo, claro. Y es que todo lo que se hace en el cine es espectáculo. Eso es el cine. Pero creo que la clave para que tu espectáculo se diferencie de los demás es que ese telón de fondo se diluya. Como ocurre con la música. Es curioso porque son detalles a los que les pones muchísima atención para que el espectador pueda ignorarlos. Deben pasar desapercibidos y no distraer. El actor es quien debe siempre lucir al frente pero aun así debe ser algo que el público sienta. Por eso debe estar tan bien hecho y cuidado.”

-Un poco como lo que hablábamos de los efectos especiales…

“¡Precisamente! Debe pasar lo mismo que con los efectos especiales. Ambas cosas deben ser tratadas de la misma manera.”

Brad Pitt as Max Vatan, Marion Cotillard as Marianne Beausejour and Director Robert Zemeckis on the set of Allied from Paramount Pictures.

-Y, bueno, más allá del contenido histórico o político, la película también tiene elementos del cine de aventuras y espías. Cada vez hay menos películas así, que busquen ser emocionantes como prioridad pero sin descuidar la factura. ¿Crees que el público ya no se siente atraído por estas películas? ¿Qué te motiva a seguir intentando contar estas historias, donde el pasado y los paisajes imponentes siguen importando?

“La verdad no lo sé, amigo. En lo que a mí respecta, simplemente hago el tipo de películas que quiero ver. Las hago esperando que haya alguien que comparta mis gustos y tal vez se interese en verla. Creo que ustedes los periodistas tienen más información sobre lo que quiere ver la gente que yo. Estamos viviendo tiempos extraños y atemorizantes. Bien podríamos estarnos yendo por un camino muy oscuro, aunque también podría tratarse de tiempos sumamente esperanzadores. Ya no sé hacia dónde va esto.”

-En ese sentido, ¿crees que es más difícil convertirse en director ahora, a diferencia de cuando tú empezaste?

“Definitivamente más difícil por muchas razones. Principalmente porque creo que se hacen menos películas ahora. Pero también porque existe una gran aversión hacia los riesgos. Y darle una película a un director novel representa un riesgo muy grande. Antes, cuando yo empezaba, los ejecutivos de los estudios miraban a los directores a los ojos y así percibían si tenías o no pasión. Basaban su decisión en notar si amabas lo que ibas a hacer. Pero en el mundo corporativo actual nadie toma una decisión de ese tipo sentado en un escritorio. Vivimos en un sistema donde ya no hay pie para que eso suceda. Tal vez por eso muchas películas lucen como lo hacen hoy en día.”

-Hablas de tomar riesgos y, en efecto, ahora todos se van a la segura con secuelas, precuelas, reboots y demás. Incluso en tu caso, aunque no pienso entrar en el tema, se sigue discutiendo sobre más secuelas a una de tus películas más emblemáticas…

“No, no, no… no pienso hablar de ese tema”

-No lo haremos. Lo juro. Ese comentario fue mero contexto.

“Ok. Te creo. Avancemos, por favor.”

-De acuerdo. A lo que iba era a saber por qué consideras tan importante que esta película sea una historia original.

“Es una historia original, sí. Y eso es un riesgo. Primero que nada, aclaremos que, si no existe una historia original, ¿de dónde van a salir las secuelas y las nuevas franquicias? (Risas) Seamos sinceros, ¿cuántos Harry Potters más pueden hacerse? Lo que yo noto, porque también soy guionista, es que existen pocos incentivos para que los jóvenes escritores hagan historias originales. Ya nadie se anima porque saben que el sistema los aplastará y les romperá el corazón. ¿Así cómo inspiras a alguien a escribir algo original si nadie lo comprará? Se convierte en un círculo vicioso.

Yo soy un cineasta establecido y eso me permite dirigir un guion original. Lo difícil es encontrarlo. Por eso tengo mucha suerte de haber encontrado a Steven Knight, el guionista, quien tuvo el valor de proponérselo a Paramount Pictures y a Graham (King, productor). Se trata de un gran trabajo que requiere una tremenda inversión de tiempo. Y Steven tiene mucha suerte, porque finalmente convenció a un productor como Graham, un director como yo y un elenco como Brad (Pitt) y Marion (Cotillard) de hacer su película. El problema es que, si no te ganas una lotería como esta, no existe oportunidad para que tu guion original vea la luz. Es desolador. Y el problema es que necesitamos que haya un cambio que le dé la vuelta a la industria y haga que la gente quiera ir al cine. ¿Soy yo o la gente ya no quiere ir a los cines?”

-Creo que estás en lo correcto. ¿Ves alguna luz al final de ese túnel? Porque las compañías de streaming están tomando mucha fuerza. 

«Yo creo que sí hay luz. Pero también debemos dejar de pretender que la pantalla chica es exclusiva para la televisión y la pantalla grande para el cine. Al público eso ya no le importa. Para la gente es lo mismo ver una película en el cine que en su computadora. Los únicos que no entienden eso son las cabezas de los estudios. Hay que despertar y darnos cuenta de esa realidad. El público lo único que quiere son buenos contenidos en donde sea que les guste consumirlos. Si en el cine hay buenas películas, seguro irán. O al menos es lo que pienso.»

-¿Tú optarías por trabajar con una empresa de streaming?

«¡Oh, claro! No tengo problema con ello…»

-De hecho, leí que estás preparando una serie de televisión…

«Así es. Pero yo siempre tengo proyectos por todos lados. Netflix, por ejemplo, siempre me ha estado buscando para hacer algo juntos. Ya veremos. Creo que lo que hacen ese tipo de nuevas empresas es genial. Están haciendo lo que a mí me gusta hacer. Están tomando riesgos.»