Películas de exorcismos hay muchas y todas son iguales, salvo honrosas excepciones como: El Exorcismo de Emily Rose (Scott Derrickson, 2005) y El último Exorcismo (Daniel Stamm, 2010), absolutamente todas tienen la formula del clásico de clásicos El Exorcista (William Friedkin, 1973). Es por eso que el sub género de posesiones demoníacas suele ser decepcionante casi siempre.
Para comenzar el 2017, en el género de horror nos llega a México La Reencarnación (Brad Peyton, 2016), otra cinta que transita los terrenos de las posesiones y los exorcistas que se enfrentan a demonios, sólo que esta vez el camino es diferente, pues cuando menos intenta ser innovadora, ya que hace uso de trucos de cintas como: Inception (Christopher Nolan, 2010) e incluso de La Célula (Tarsem Singh, 2000). Este aspecto “diferente” sin duda le da un punto a su favor. Lástima que sólo se quede en buenas intenciones y un planteamiento fuera de lo común.
El Dr. Ember (Aaron Eckhart) es un exorcista muy poco común (con cierta reminiscencia a Constantine), ya que su método consiste en adentrarse en la mente de los poseídos y combatir a los demonios desde adentro del cerebro del afectado. Así, al encargarse del caso del niño Cameron (David Mazouz), este exorcista sui generis se enfrentará a un viejo demonio al que ya se había topado en el pasado y que sin duda será su máximo reto.
Es un hecho que para hacer una buena cinta de terror se necesita gente que conozca y quiera al género, de ahí que algunas de las mejores películas provengan de verdaderos especialistas en ese terreno. Generalmente cuando un director de los llamados “todo terreno” se encarga de un film de horror, el resultado es decepcionante, aspecto que se repite y se comprueba ahora con este filme, pues su responsable es Brad Peyton, quien hace poco dirigió a Dwayne “The Rock” Johnson en la cinta de desastres San Andreas (2015) y antes de eso se encargó del filme infantil Viaje al Centro de la Tierra 2 (2012). El trabajo de Peyton detrás de cámaras es efectista pero dista mucho de ser redondo, en gran medida por que no se notan ganas por ningún lado sino, al contrario, es un proyecto más de los llamados “de encargo”.
La Reencarnación es entonces una película que antepone los golpes de efecto y de sonido por encima de una buena trama que, no obstante una premisa interesante, deja cabos sueltos en torno a una mitología que se puede explotar; ¿De dónde salió esta forma de hacer exorcismos?, ¿por qué la iglesia no adopta este método del todo? Estas y muchas preguntas más salen al verla, aunque desgraciadamente ninguna se contesta como se debe, dejando al aire muchas cosas en una trama que avanza tan rápido, que en general todo se termina sintiendo ridículo y efímero. Si acaso, un par de escenas gore le logran dar un poco más de gravedad al conjunto, aunque ni siquiera con ello es suficiente para abogar por un producto final consistente.
En cuanto al elenco, los actores hacen lo que pueden con el material, pero ni Aaron Eckhart, ni Clarice van Houten (mejor conocida como Melisandre en la serie Juego de Tronos) tienen mucho campo para sobresalir o hacer de este proyecto un highlight en sus carrera, haciendo que esta cinta se quede como un proyecto olvidable dentro de sus filmografías.
Aunque la mezcla de elementos valiosos en las cintas mencionadas (Inception, La Célula y Constantine) podría dar para un mejor film, para desgracia del espectador el resultado no es ni cercano a lo que se podría esperar, ya que al final ésta queda solamente como un pastiche de muchas cosas y de nada al mismo tiempo.