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 Por Fernando Santoyo Tello / @FdoSantoyoTello

Peter Berg no tuvo una gran carrera como actor. Esto lo llevó a la silla de director para bien, ya que desde hace unos tres años a la fecha se ha ganado el respeto y beneficio de la duda de los críticos alrededor del mundo, así como la efectiva respuesta del público. Después de dirigir cintas comerciales que recibieron más críticas que aplausos, como el caso de Hancock (2008) y, sobre todo, Battleship (2012), Berg resurgió en 2013 dirigiendo el eficiente thriller militar El Sobreviviente. Este proyecto significó no sólo el inicio de una buena mancuerna entre él como director y Mark Wahlberg como actor, sino que también resultó en en respiro para Berg, quien tuvo la oportunidad de mostras lo buen director que puede llegar a ser en géneros como el suspenso, donde sobresale su atención y cuidado para lograr una puesta en escena eficaz, al servicio del drama de la historia.

Apenas el año pasado la mancuerna Wahlberg – Berg (o Wahl-Berg, para ser más breves) nos entregó el drama Horizonte Profundo, un buen proyecto que re afirmó el potencial de su trabajo colaborativo, llevándola a obtener incluso dos nominaciones al Oscar en apartados técnicos, específicamente por el sonido y efectos visuales.

Con menos de un año de distancia con la recién mencionada, llega la nueva colaboración entre estos dos; Día del Atentado, una visión conmovedora del atentado perpetrado durante el maratón de Boston en 2013, que dejó más de sesenta personas heridas y cobró la vida de tres. Recurriendo al thriller bien estructurado, Berg nuevamente se apoya de un elenco envidiable (y muy bien dirigido), con nombres como Kevin Bacon, John Goodman, J.K Simmons, Michelle Monaghan y el ya mencionado Wahlberg dando lo mejor de sí, colaborando para que el director entregue aquí su proyecto más maduro, y el que podría significar su graduación como un realizador a tomar en cuenta en adelante.

En Día del Atentado el humanismo que desprende la historia es la carta fuerte. A pesar de conocer el desenlace, ya que es un hecho real relativamente reciente, Berg se las arregla para construir poco a poco una tensión que desemboca en intensas secuencias que relatan el horror de lo vivido, no sólo el día del atentado descrito, sino también los días subsecuentes y sus consecuencias.

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El elenco también cumple con creces. Ya sea que nos refiramos a sus rostros más famosos; Wahlberg, Goodman, Simmons o Bacon, hasta los desconocidos, todos a la par realizando un excelente trabajo. Wahlberg, por ejemplo, deja a un lado su figura heroica y entrega una representación más contenida, sobre un personaje real, con defectos y cualidades, pero que nunca sobrepasa la normalidad que un proyecto así requiera, donde los verdaderos héroes y víctimas pesan incluso más que cualquier estrella de Hollywood.

Es justo aquí donde Berg también demuestra la madurez a la que ha llegado como realizador, pues su película no pretende ser más grandilocuente de lo que la historia verdadera es. No se trata de un drama inflado ni magnificada en aras de la espectacularidad que Hollywood suele imprimirle a este tipo de relatos, al contrario, por momentos podemos incluso creer que estamos viendo un documental del tema. Tal es el caso que, dando un pequeño paseo por la web después de vista, resulta que los momentos más álgidos de la historia fueron casi calcados, lo que le da más valor de producción a la cinta.

La película es tan eficiente, que nos hace meternos dentro del conflicto y ser uno más de los testigos, al mismo tiempo que atestiguamos un gran homenaje a las personas caídas, a las fuerzas del orden que merecen ser aplaudidas y a toda una ciudad que se volvió más fuerte después del cobarde acto terrorista del que fue víctima. Todo esto, claro, contado con un gran pulso narrativo, emocionante y respetuoso con la historia real, que vale la pena ver en una pantalla grande, ya que algunas secuencias de acción y suspenso son de lo mejor del género en los últimos años.