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Por Alonso Díaz de la Vega / @DiazDeLaVega1

Lo confieso: no soy un coleccionista del DVD mexicano. Me doy abasto con lo que aparece en YouTube, el sitio de streaming Filminlatino, canales de cine clásico en televisión de cable y abierta, además de las retrospectivas que se presentan en la Cineteca Nacional. En caso de urgencias, el vasto catálogo de su videoteca digital podría rescatarme, pero hasta ahora no he necesitado visitarla. Sin embargo, hay ocasiones que ameritan comprar las películas, como el paquete de la Trilogía de la Revolución, de Fernando de Fuentes, que lanzó hace unos años la Filmoteca UNAM. En una caja de diseño no muy vistoso vienen contenidos tres DVDs con escasas características especiales —subtítulos en varios idiomas, galerías de fotos, fichas biográficas y un final alternativo para ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935)— pero, eso sí, versiones remasterizadas de las tres películas y un panfleto tampoco vistoso pero fascinante gracias al ensayo del Dr. John Mraz. Quizá, pensé, los mexicanos no estamos ya tan lejos de tener DVDs y Blu-Rays de la calidad de The Criterion Collection.

Reconocidos por su enorme calidad de imagen, sonido y materiales adicionales, además de una presentación muy atractiva con extraordinarios diseños, los Criterions son caros, aunque para cualquier cinéfilo son objetos de colección indispensables y, en buena medida, clases de apreciación cinematográfica gracias a los ensayos y comentarios en audio —una práctica que, por cierto, ellos inventaron—. Con cerca de 900 títulos, la colección contiene las ediciones definitivas de obras maestras del cine mundial, entre las que se incluyó recientemente el clásico mexicano de Felipe Cazals, Canoa (1976). La película, digitalmente restaurada, posee una imagen clarísima y viene acompañada de un ensayo de la crítica de cine de Letras Libres, Fernanda Solórzano, una introducción en video de Guillermo del Toro y una conversación entre Cazals y Alfonso Cuarón. Uno no podría pedir mucho más para entender el significado de la película estética y culturalmente.

Recientemente compré un DVD de una película más o menos contemporánea de Canoa, importantísima entre los clásicos nacionales: Mecánica nacional (1971), de Luis Alcoriza. Se trata de una edición de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas que, aunque cuenta con una presentación que no rivaliza con las de Criterion, sí tiene un diseño elegante, a diferencia de la mayoría de las portadas de películas mexicanas en las tiendas de video. El contenido, desafortunadamente, no está a la altura de la caja. Siguiendo los pasos de Criterion, esta edición, como las otras de la misma colección, contiene un panfleto con un ensayo, en este caso del productor y crítico de rock José Xavier Návar, que se limita a contar la película y luego citar extensamente a Luis Alcoriza en entrevista con Tomás Pérez Turrent. Las características especiales dejan mucho que desear, con una galería de fotos, fichas biográficas y el tráiler original. Salvo por el ensayo y la presentación, el DVD no ofrece mucho más que las ediciones de cine mexicano de Televisa o Zima Entertainment. Pero esto no es lo peor.

La película está censurada —el audio enmudece cuando se pronuncian insultos— y la copia no parece haber pasado por ningún proceso de remasterización. Peor todavía: el DVD estaba rayado. Intenté reproducirlo en dos aparatos y se congelaba constantemente. Entiendo que hay una distancia muy grande entre los 77 pesos que pagué por esta edición de Mecánica nacional y los más de 20 dólares que cuesta la edición en Criterion de Canoa, pero esa no debería ser excusa para una calidad tan baja. Los clásicos de Warner Bros tienen un precio que ronda los 75 pesos en DVD y una calidad de imagen y sonido bastante aceptable. Tengo una copia de Cautivos del mal (The Bad and The Beautiful, 1952), de Vincente Minnelli, para probarlo. ¿Tenemos que esperar a que Criterion venga a rescatar nuestros clásicos?

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