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Por Fernando Santoyo Tello / @FdoSantoyoTello 

El cine y el futbol nunca han hecho buena química. Generalmente el cine deportivo tiene sus mejores representantes en cintas que abordan deportes como el box, futbol americano, beisbol e incluso basquetbol, pero el soccer nunca ha podido encontrar un proyecto que le haga justicia, aspecto un poco desconcertante tratándose de uno de los deportes más populares en todo el mundo.

Las representantes más famosas en este apartado podrían ser las cintas de Gol (2005-2007), estelarizadas por Kuno Becker que, aunque para los muy aficionados pueden resultar convincentes, la realidad es que son productos que se quedan a medias como proyectos cinematográficos. La otra gran representante de este deporte en el cine es Escape a la Victoria (John Huston, 1981), que más que otra cosa es reconocida por ser aquella cinta que logró juntar a Sylvester Stallone, Michael Caine y a Pelé en un solo proyecto futbolístico-bélico, en el que se aprovechó que precisamente Pelé es la figura más icónica de este deporte, junto a Diego Armando Maradona (del que por cierto hay un documental dirigido por Emir Kusturica).

Siendo considerado como el rey de este deporte, la figura de Pelé es ya un personaje imprescindible, por eso no extraña a nadie que se haya hecho un biopic sobre él. Lo bueno (o más bien malo, viendo el resultado final), es que es él precisamente el que impulsa y produce su biografía, dejando así a sus realizadores sin oportunidad de profundizar en los aspectos menos conocidos de su vida, los más turbios y polémicos; en los que las mujeres y algunas finanzas no son muy transparentes, y sin duda existen, pero siempre se ha esforzado en esconderlos. Por ello no resulta raro que en este film no existan más que momentos que buscan enaltecer aún más su leyenda.

Edson Arantes do Nascimento “Dico”, es un niño muy humilde que comienza a soñar con ser una estrella del futbol soccer, jugando en las calles más pobres de Brasil, donde su talento y determinación lo llevan a debutar en la primera división de su país y, sobre todo, lo llevan a encaminar a la selección brasileña a ganar su primer campeonato del mundo en 1958. Es ahí donde la leyenda comienza realmente y el mundo lo empieza a conocer como: “Pelé”.

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Como viene siendo ya una constante en las biopics más modernas, ésta se enfrasca también en sólo un segmento de la vida de su figura principal. En este caso se trata de los años de 1950 a 1958, en los que Pelé comenzó su carrera, y precisamente la época más difícil del homenajeado, pues sus carencias económicas son un aspecto muy remarcado en la trama. Es aquí donde el filme mejor funciona, con una primera media hora bastante prometedora, al grado de estremecer al espectador con la historia del futbolista y sus amigos de la infancia.

La decisión narrativa de sólo contar esa parte de su vida hace de la película algo centrado y conciso, pero también hace que no tenga ninguna arista o conflicto. Siendo tan conocido el desenlace de esta historia en el mundo real, decepciona que sus directores, Jeff y Michael Zimbalist, no se esfuercen en crear algo emocionante al respecto, no obstante la bonita envoltura y las mejores intenciones por dotarla de un aire de superación personal.

En cuanto a sus directores, se trata de una dupla que proviene de hacer documentales deportivos para la cadena ESPN (recomiendo buscar su documental llamado Los dos Escobar, que relata la relación del narcotraficante Pablo Escobar con la selección colombiana de futbol en 1994), aspecto que se nota aquí, en su primera obra de ficción. Aunque los directores manejan bien lo deportivo en pantalla, y se puede deducir que son fanáticos del deporte y su protagonista, la realidad es que fallan en la narrativa, sustentada por un guion que ellos mismos escribieron.

Sin embargo, si hay algo que resaltar de Pelé es su excelente trabajo de fotografía, a cargo del renombrado Matthew Libatique, el de cabecera de Darren Aronofsky, nominado al Oscar por su trabajo en Cisne Negro (2011).

Pero quitando su riqueza visual, la realidad es que el desarrollo de la historia existe únicamente para lucimiento del futbolista, ya que incluso en lo futbolístico deja mucho que desear, relegando prácticamente a papeles de relleno los de grandes figuras de la selección brasileña del 58; Garrincha, Didí, Zagallo o Vavá, quienes fueron artífices también importantes para ese título mundial. El ego de Pelé es algo bien conocido, y sin duda en esta biopic lo podemos comprobar aún más.