Algo pasó en las entrañas de la producción de The Walking Dead, cuyo fascinante inicio de temporada parecía una mera estrategia de enganchamiento, pero al ver «JSS» (segundo capítulo de la sexta temporada), no queda duda que el engranaje creativo/administrativo cambió para traernos acción cuidad, suspensiva y creativa.
En el episodio anterior, Rick y el grupo que intentaba desviar a la amenazante horda de walkers fueron sorprendidos por un sonido que desvió a los muertos vivientes de su camino y comenzó a atraerlos a Alexandria.
En otro momento, la serie habría seguido los pasos de Rick para regresar a defender a Carl, o alternar entre esto y el enfrentamiento contra The Wolves, quienes son los que amenazan realmente el poblado. Sin embargo, la manera de narrar el ataque fue otra; se olvidaron de casi todos los Rambos de siempre, y dejaron que Alexandria se defendiera sola.
El regreso más satisfactorio hasta ahora ha sido el de Carol, ya que si bien le habíamos visto anteriormente, en esta ocasión está presente como esa especie de ninja postapocalíptico, minuciosa, sumamente astuta y mortífera, en un papel de doble agente. Junto a Morgan, y ante la ausencia de Rick, ella fue la verdadera protagonista del episodio. Desde que inicia el temporizador de Carol en la cocina nos quedamos con ella gran parte del episodio, y cuarenta minutos después, cuando Carl saca el guisado, ya todo ha terminado. Es fascinante.
Con un inicio que le da un carácter circular al episodio y algunos roces que se van desarrollando entre el padre Gabriel, Jessie y Enid, ahora Alexandria queda a la espera de una segunda oleada de enemigos, los innumerables walkers.
En resumen:
Lo que nos gustó:
– El regreso de Carol. Su astucia es de miedo y por ello nos encanta.
– El ritmo del episodio y en general de la serie. Se están quedando en un mismo lugar, pero no es de un desarrollo tedioso y eterno como aquella segunda temporada con la búsqueda de Sophia, sino que tiene posiblemente el ritmo más tenso de las últimas temporadas, que incluso recuerda a la primera.
– The Wolves. El fanatismo de este grupo lo convierte en el que quizá sea el peor enemigo que ha enfrentado el grupo de sobrevivientes.
– La ausencia de Rick. Carol llenó sus zapatos sin problemas, y para variar no estuvo mal.
– No malgastaron a los walkers. Es decir, los que fueron atraídos por el sonido de la bocina hacia Alexandria, no aparecieron, por lo que los podemos esperar para el siguiente episodio. Además, el grupo de Rick tampoco llegó, quizá en lo que Alexandria se defendía, el otro grupo pasó por otro contratiempo. Estas oleadas de enemigos parecieran no dejar respiro.
– Morgan. En un mundo donde todo está muerto, la filosofía de Morgan es sublime: apreciar la vida por sobre todo, incluso la de seres despreciables como The Wolves. Probablemente esto jugará en su contra pronto, por lo mientras, es casi poético.
Lo que no nos gustó:
– Enid. Aunque su “Just Survive Somehow” le da nombre al episodio, la relación que se pretende forjar entre ella y Carl no convence y sale sobrando, por mucho. Al terminar el episodio huye, por lo que si es de manera definitiva, pasó sin pena ni gloria. Gabriel: OK, es un sacerdote pero ¿por qué nadie lo ha matado, por pura piedad?