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cinema movil love

No es ningún secreto que Gaspar Noé es un provocador. Ya sea por su obsesión con lo explícito (la violencia, el sexo o el drama) o los argumentos que sostienen sus películas (desde la formidable I Stand Alone), el nombre del director argentino se ha caracterizado por acompañar retratos ultra violentos de realidades sórdidas. Su éxito se fundamenta en la mórbida expectativa que sus películas siempre han generado y Love no es la excepción.

“La administración de este cine advierte a su audiencia”, reza el primer cuadro que antecede 7 minutos de masturbación (homenaje directo a una cita similar en Andy Warhol’s Frankenstein de 1973). Así abre la nueva película de Noé, su primera en 3D pero quizá la más floja en su aún corta filmografía (sólo cuatro filmes en 17 años).

Obviamente, Love es una historia de amor y desamor, sobre un triángulo amoroso compuesto por un joven americano que vive en París (Karl Glusman en el papel de Murphy), su pareja Electra (la novel e intensa Aomi Muyock) y su vecina Omi (Klara Kristin, también novata). Poco a poco, sus encuentros sexuales grupales desencadenarán una vorágine de celos y destrucción emocional.

Por primera vez, Noé se contiene temáticamente y escapa de la sordidez que envuelve su obra, para enfocarse en un relato cursi, sentimental y melodramático. Aunque magistralmente actuada por sus tres protagonistas, lo único nuevo que ofrece (en sus excedidos 135 minutos de duración) responde a la natural necesidad del director por provocar un shock en la audiencia.

La única razón para existir de Love es el sexo explícito que muestra; esas secuencias extendidas de felaciones, masturbación y tríos sexuales que contrastan con el rosa planteamiento de una historia de amor, pero al mismo tiempo se sienten como un innecesario gimmick y nunca logran rebasar el mero morbo.

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