Después de una trilogía de episodios llenos de acción y suspenso, The Walking Dead nos da un respiro.
Aunque «Here’s Not Here», el cuarto episodio de la sexta temporada, es de un ritmo menos acelerado, tiene la cualidad de explorar ámbitos desconocidos en la serie y profundiza en uno de los personajes que más nos intriga desde finales de la temporada anterior: Morgan.
Siendo sinceros, a todos nos atrajo que el salvador de Rick pasara de ser ese padre afligido que no podía pegar un balazo sin dejar de llorar, a ser un maestro de golpear y someter a la gente con un simple palo. ¿Qué pasó ahí? ¿Cómo llegó a ser tan bueno? Y, sobre todo, ¿de dónde sacó esa filosofía que “toda vida es preciosa”?
En este episodio (que dura 20 minutos más que el promedio), Morgan cuenta a un recluta de The Wolves cómo conoce a Eastman, un sobreviviente que vive en una cabaña internada en el bosque, que anteriormente diagnosticaba a psicópatas recién condenados. Mientras intenta obtener queso de su cabra, Tabitha, ayuda a Morgan a asimilar y “redirigir” su desprecio por la vida hacia acciones para salvarla, aún las de las personas más odiosas.
Si bien Morgan destaca, es John Carroll Lynch, el actor que da vida a Eastman, quien se lleva el episodio por completo. Hay personajes con los que no logramos simpatizar a pesar de que llevan varias temporadas sufriendo (como Sasha), pero con Eastman es distinto; nos atrae su historia, sus cualidades y la manera en la que aprecia toda vida a un grado vegano, y por supuesto sufrimos con su lamentable destino, todo en apenas una hora.
Como dijimos en una reseña anterior, esta filosofía en algún momento jugará en contra de Morgan, pero todo va más allá. El mundo, ahora y en la ficción apocalíptica, no está hecho para quienes aprecian la vida, pues esta cualidad es más una debilidad porque para sobrevivir todos piensan en liquidar sus problemas, aspecto bien retratado por Rick, lo que quizá eventualmente haga que el policía y el otrora padre de familia se separen nuevamente.
En resumen:
Lo que nos latió:
– Eastman. Maravillosa interpretación y evolución del personaje, que practica lo que predica. Hay tanto englobado en ese personaje en medio del fin del mundo, que habría dado para más de un capítulo.
– Morgan. También gran interpretación, que logra sostener la carga de protagonizar un capítulo de una hora. Su inestabilidad emocional sin duda desatará algo; al final podemos ver eso de mejor manera.
– Fotografía. Este episodio hace alusión/homenaje a las innumerables cintas de artes marciales, con maestros y discípulos aprendiendo mutuamente, y las prácticas de este par enmarcadas por bellos amaneceres. La luz filtrada aquí y allá también hacen de «Here’s Not Here» el capítulo más estéticamente cuidado de la temporada.
Lo que no nos latió:
– El prisionero de The Wolves. Todo el episodio se da con el pretexto de que Morgan le cuenta a este tipo su experiencia con Eastman para intentar cambiarlo. No era necesario.
– La muerte de Tabitha. ¿Cómo está eso de lograr que queramos a una cabra para matarla tan despiadadamente minutos después?