El Internet, hoy en día, continúa permitiéndonos el acceso a rincones culturales de todo el mundo. A pesar de que cada vez hay más restricciones, la libertad informática y de divulgación que nos ha regalado la World Wide Web sigue vigente en nuestra cotidianidad. Recordemos que en una época, conseguir algo de Bergman, Fritz Lang o Tarkovsky en México era prácticamente imposible. Se tenía que esperar a algún ciclo especial en reducidas Salas de Cine o a que un amigo viajara a Europa para conseguir la copia.
Dentro de las maravillas que permitió la web, YouTube levantó la mano para erigirse como una plataforma que ha permitido a los cineastas, desde el 2005, la exhibición amateur y profesional de sus trabajos para compartirlos con mayor facilidad con el mundo.
De igual forma, grandes clásicos se han ido colocando en la plataforma donde las personas puedes disfrutar gratuitamente de verdaderas joyas de la cinematografía. No caigamos en los discursos cojos de la piratería y sus efectos dominó. En esta ocasión, queremos hablarles de los beneficios que tiene compartir la cultura con el único propósito de la divulgación.
En esta ocasión, presentamos el monstruoso clásico de Tod Browning: Freaks (1932), que narra la venganza de Hans, un enano artista de circo, hacia Cleopatra, una bella trapecista que intentó engañarlo para quedarse con su dinero. La película, sin embargo, fue interpretada por personas con deformidades físicas reales, incluso con padecimientos mentales para causar un realismo extraordinario.