En estos tiempos en los que el séptimo arte dispone de tantas amenidades tecnológicas para su realización, es apreciable que los directores se esfuercen por idear innovadoras formas de contar sus historias, ya sea aprovechando los recursos que tienen, abordando temáticas tabúes o incluso optando por narrativas poco convencionales.
Este fue un buen año para que los directores perdieran un poco la cabeza al dirigir sus filmes; unos se fueron por los planos-secuencia interminables, otros por técnicas inéditas en su filmografía como el stop-motion y algunos más por condiciones extremas en los sets de grabación. A continuación, les dejamos los filmes más atrevidos del 2015:
–
Tangerine (Sean Baker)
Sin-Dee es una prostituta transgénero que busca al chulo que le rompió el corazón una Nochebuena en Los Angeles. Este drama dosificado con humor negro presenta un interesante retrato de la cultura LGBT, con una dirección intrépida que, por si fuera poco, fue realizada utilizando solamente tres iPhone 5s, algunos aditamentos como lentes y una app de $8 dólares.
–
Jauja (Lisandro Alonso)
Uno de los pocos filmes lynchianos ajenos a la filmografía del director de Mulholland Drive que hemos visto. Esta historia, sobre un general danés en la Patagonia del siglo XIX que busca a su hija, es sumamente contemplativa y con una narrativa igualmente engañosa, que culmina con uno de los finales más enigmáticos del año.
–
Love (Gaspar Noé)
En cada filme del director argentino la convencionalidad es la mayor ausente, en su lugar hallamos narrativas ingeniosas (como la historia inversa de Irreversible) o vertiginosos movimientos de cámara como en Into the Void. En esta ocasión, el director se fue de lleno con otro sello característico de su repertorio: el sexo, ¡y de qué manera! Si bien dejó mucho que desear el filme como un todo, este aspecto fue el que más dio de qué hablar, desde su póster y tráiler que ya vaticinaban el destino del trío amoroso protagonista.
–
The Duke of Burgundy (Peter Strickland)
Es difícil lograr un filme erótico sin que caiga en lo vulgar (por más que esto último nos llegue a gustar). Sin embargo, The Duke of Burgundy – carente de presencia masculina en su reparto – confronta sexo lésbico bondage entre una joven exigente y una mujer de mayor edad que no comparte por completo el gusto por estas prácticas con su pareja. Intrigante y exquisita.
–
Victoria (Sebastian Schipper)
“Filmada en una sola toma de 134 minutos”, fue la leyenda publicitaria de este filme alemán. Sin embargo, éste es sólo un elemento de la experiencia que constituye la historia de Victoria, una chica española que decide irse a beber con un grupo de chicos teutones en Alemania, durante una noche en la que todos terminan arriesgando la vida. El discurso del plano secuencia logrado – en tres intentos – no convenció a todos, pero la labor titánica detrás es inegable.
–
White God (Kornél Mundruczó)
Actualmente la tecnología CGI permite crear multitudes de la nada para cada necesidad fílmica. Sin embargo, el director húngaro decidió prescindir de estos recursos y, para este drama migratorio, soltó a 274 perros callejeros en su set, quienes – como dijimos en nuestra reseña – ocasionalmente se apoderan del filme. Es la apuesta de Hungría para los Oscar 2016 en la categoría de Mejor Película Extranjera.
–
Anomalisa (Charlie Kaufman)
El rumbo del guionista de Eternal Sunshine of the Spotless Mind y la magnífica Adaptation, tomó un camino muy distinto en este, su segundo largometraje como director. El stop-motion es sin duda un formato que ha dejado grandes alegrías, pero en esta comedia dramática nos deja estupefactos, en un ánimo casi depresivo. Kaufman ha creado un universo en su labor como guionista y cineasta, un entorno de hombres melancólicos y carentes de individualidad; éste proyecto – financiado a través de Kickstarter – es el mejor ejemplo.
–
Mad Max: Fury Road (George Miller)
La más reciente entrega de la saga Mad Max ha tenido la valiosísima cualidad de gustar casi de manera unánime. Miller, harto de las explosiones en pantallas verdes, hizo en pleno 2015 – y a sus 70 años – una de las mejores películas de acción de las últimas décadas. El director australiano nos recordó el valor visual de lanzar autos por el aire y arriesgar la vida de los dobles en el set, con una historia que además da un papel único a las mujeres en un género dominado por los hombres. Este filme, que aturde visualmente e hincha las venas por su magnífico ritmo, no escatimó en nada.