Somos muchos los que tenemos una buena impresión de Point Break, esa película de 1991 en la que Keanu Reeves es un agente del FBI infiltrado en un grupo de surfistas y asaltantes de bancos que tiene como líder a un carismático sujeto (interpretado con mucha precisión por el fallecido Patrick Swayze). La cinta, dirigida por Kathryn Bigelow, es una de las mejores del género de acción de los noventa, así que un remake en esta época no debe ser sorpresa.
El refrito Point Break (Punto de Quiebre) también sigue a un agente novato del FBI, llamado Johnny Utah, mientras intenta llegar a un grupo de criminales que han llamado la atención por sus singulares métodos; al mismo tiempo que conoce a Bodhi, un tipo que le ayuda a ver la vida desde una perspectiva diferente. La relación que nace entre ambos personajes es complicada, ya que se respetan y sienten una simpatía mutua, pero se ven obligados a enfrentarse.
Aunque la trama es básicamente la misma que en la producción noventera, en esta ocasión cambian los orígenes de los dos protagonistas y sus motivaciones; ademas, los surfistas se convierten en atletas extremos expertos, lo cual funciona como pretexto para una serie de escenas impresionantes. Los robos se combinan con disciplinas que van del paracaidismo, motocross, hasta el alpinismo.
Esta nueva versión lleva la acción a niveles más extremos, pero no es suficiente debido a una historia y personajes bastante planos. Las secuencias de deportes extremos son lo que más luce, sin embargo no logran hacerle justicia a la original.