Eran principios de los sesenta, un director italiano recorría el desierto de Almeria, España, donde se realizaban numerosas producciones alemanas sobre westerns. El joven director, de nombre Sergio Leone, llevaba sólo una cinta en su haber, Il Colosso di Rodi, parte del género de espadas y sandalias, el cual empezaba a decaer en popularidad. Su mirada se enfocaba en las planicies españolas y su gran semejanza con los escenarios del western fílmico norteamericano. Si los alemanes lo pueden hacer, los italianos también podemos, pensaba Leone. El no era el único con esta visión, el crítico de cine Sergio Corbucci compartía esta idea. Ambos veían un futuro lleno de posibilidades para narrar historias sobre su amor por la mitología del país de las barras y las estrellas.
Es el año de 1964, Leone toma inspiración de una cinta japonesa de samurais, Yojimbo de Akira Kurosawa. Esta vertiente del cine japonés era sin duda un género que compartía varias similitudes con el western. Junto con un actor de televisión estadounidense de nombre Clint Eastwood crearía una cinta llama A Fistfull of Dollars. El protagonista no era una figura heroica, más bien un ser de moral ambigua. Sin rasurar, mascando tabaco y con rostro de pocos amigos y aún menos palabras. El escenario era polvoso, sucio y ampliamente más hostil que los mundos que habitaban John Wayne o Gary Cooper. Era la década de los sesenta, de los movimientos sociales estallando en varias partes del mundo. El mundo necesitaba otro tipo de protagonista, otro tipo de historias.
Nacía el western italiano, un estilo diferente de narrar estas historias del viejo oeste. El éxito internacional no tardó en llegar, así como las feroces críticas de los oráculos fílmicos, que pronosticaban una moda pasajera para cintas que, para ellos, eran imitaciones burdas del western americano. Crudas, violentas y vulgares.
El italo western era considerado un artículo cinematográfico de segunda mano. El mote “spaguetti western” aparece como un calificativo despectivo y enfocado en ridiculizar los esfuerzos creativos de varios directores. Sin embargo, después del éxito de Leone, y del propio Corbucci con Django, una explosión ocurriría en Italia y Europa. El western había adquirido una nueva vida, una nueva personalidad. Había llegado para quedarse un largo rato, para dejar una huella en la historia del cine que aún perdura en la actualidad.
Si bien Leone sigue siendo el estandarte de este género, otros directores entraron al quite, creando varias cintas memorables. He aquí diez esenciales para conocer mejor el western a la italiana.
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10) Face to Face (Sergio Sollima, 1967)
Junto con Leone y Corbucci, Sollima, el tercer “Sergio”, es considerado otro de los autores clave en el surgimiento del italo western. Sus guiones, salpicados de contexto político y social hacen que sus tres aportaciones al género resalten de otras cintas más mundanas y genéricas sin grandes ambiciones. En esta exploración sobre la moral humana, un profesor, el siempre genial Gian Maria Volonte, se encuentra ya en fase terminal por un problema de salud. Al ser capturado por una banda de criminales, comandados por Tomas Milian, absoluto ícono del cine de género italiano, su actitud hacia la vida cambia. Un decaimiento en su actitud y comportamiento, cual Walter White de Breaking Bad, rápidamente lo convierte en un despiadado criminal dispuesto a todo. Dos grandes actores, un guión trabajado, y un gran director hacen de esta una pieza importante para entender que hizo del italo western una corriente tan diferente de su contraparte norteamericana.
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9) The Return of Ringo (Duccio Tessari, 1965)
Inspirándose en la odisea del poeta griego Homero, una secuela espiritual de A Pistol for Ringo, con la primera estrella italiana del género en el papel estelar. Giuliano Gemma interpreta a un soldado de la Guerra Civil estadounidense que regresa a casa para encontrar su pueblo capturado por una banda de sofisticados bandidos mexicanos, su esposa comprometida con el líder de estos y el resto de la población sometida. Dejando a un lado el tono más ligero de la anterior cinta, Tessari crea una historia genuinamente merecedora del calificativo épica. Una premisa sencilla elevada a una genuina odisea de justicia y venganza, donde nuestro héroe tiene que hacerse pasar por mexicano para sorprender a sus rivales. Absoluta joya del género, con un bombástico tema del maestro Ennio Morricone.
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8) Day of Anger (Tonino Valerii, 1967)
Gemma hace equipo con Lee Van Cleef en esta historia de aprendiz y maestro, de la fantasía del western chocando con la cruda realidad sin héroes ni esperanzas. Un veterano pistolero acoge a un joven marginado como discípulo en un pueblo corrupto donde nada es lo que parece. Acompañado de un tema icónico del señor Riz Ortolani, Day of Anger es un análisis de la violencia en este ecosistema salvaje y sus ramificaciones morales en los personajes. Parte del proceso de desmitificacion del género que laboraran con efectividad los realizadores italianos.
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7) Light The Fuse… Sartana Is Coming (Giuliano Carnimeo, 1970)
El personaje de Sartana es un ícono de culto en el italo western que rara vez recibe la atención que merece. Un pistolero enfundado en negro, experto con las cartas, con un arsenal de trampas, trucos y armas más propias de James Bond. Cuatro cintas fueron realizadas con Gianni Garko como el súper suave y cool protagonista. Con habilidades que casi rayan en lo sobrenatural y siempre acompañado de complicadas tramas detectivescas donde todos son culpables. La última cinta en la serie es la más estrambótica, llena de excesos y delirios fílmicos, entre los que se encuentran un órgano que transforma sus tubos en letales cañones. Entretenimiento puro.
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6) Django Kill!… If You Live, Shoot! (Giulio Questi, 1967)
Este experimento surreal gótico es un punto y aparte en la historia del western. Titulada Django sólo para aprovechar el éxito económico de la cinta de Corbucci, la también titulada “Oro Maldito” es una bestia fílmica única. Un anónimo bandido mexicano termina resucitando de su tumba, para terminar en un pueblo conocido como “el lugar infeliz”, habitado por los lugareños más sanguinarios que se hayan visto en un western. Nuestro protagonista se enfrentara a la codicia de los habitantes y una banda de criminales enfundados en negro, clara referencia a las camisas negras de la Italia fascista. Desde su inusual edición, pasando por escenas gráficas de violencia desmedida, hasta el absurdamente heroico tema principal que logra hacer contraste con las imágenes en pantalla. Una obra maestra bizarra e inigualable.
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5) Keoma (Enzo Castellari, 1976)
Realizada ya cuando el género había prácticamente desaparecido de las pantallas de todo el mundo, estamos ante una auténtica labor de amor y magia cinematográfica. Con un guión improvisado cada nuevo día de filmación por el reparto y staff, un Castellari inspirado, y un Franco Nero imponente. Esta suerte de tragedia griega hecha western sobre un hombre mestizo regresando de la Guerra Civil, es atrapante de principio a fin. Una muy particular banda sonora enmarca esta historia donde nuestro héroe, al ser cuestionado sobre por que se ha embarcado en una misión de justicia ciega daría una de las respuestas más honestas que se hayan dado en la historia del género: “quizá lo hago para mi mismo.»
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4) Django (Sergio Corbucci, 1966)
Tomando el nombre del guitarrista de jazz Django Reinhardt, como una especie de cruel broma de parte de los hermanos Sergio y Bruno Corbucci, la cinta que convirtiera a Franco Nero en una estrella en Europa es en muchos sentidos la más pura definición del italo western. Otro hombre sin nombre, sin esperanzas, sin caballo propio, con un pasado tortuoso, enfocado sólo en la venganza y su beneficio personal. Un pueblo casi abandonado, sepultado en el lodo, una melodía triste y melancólica. Django no es un héroe y no tiene el mínimo interés en salvar a alguno de los contados habitantes del pueblo. Un tabernero y un grupo de prostitutas son los testigos de la guerra entre dos bandas, bandidos mexicanos y racistas sureños. Cuando una de las mujeres pregunta al protagonista que lleva arrastrando en ese ataúd, éste responde “a un hombre llamado Django.» El mito del viejo western destruido totalmente, dando paso a un nuevo mito.
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3) The Good The Bad and The Ugly (Sergio Leone, 1966)
La aventura western definitiva, un villano despiadado, el hombre sin nombre aún con reparos de entregarse al papel del “bueno” que no ha pedido, un bandido mexicano con una personalidad que devora la pantalla. El tema musical de Morricone es ya uno de los más conocidos en la historia del cine. La brillante culminación de lo que Leone venía haciendo con sus previas cintas en la trilogía de los dólares. Es muy probable que, si esta película no existiera, su servidor no estaría escribiendo estas lineas, causando que el séptimo arte eludiera completamente mis intereses personales.
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2) The Great Silence (Sergio Corbucci, 1968)
La deconstrucción del western hecha por Corbucci alcanza su nota más alta en esta pesimista fábula, de una moraleja tan fría como las nevadas montañas donde transcurre la historia. Las leyes despiadadas, inhumanas y salvajes del mundo del viejo oeste en su máxima (y más cruel) expresión. Un pistolero mudo ayudando a los habitantes de un pueblo, atrapados por el clima y obligados a robar para sobrevivir, haciéndolos presa fácil de un grupo de caza recompensas sin misericordia. Con un descomunal Klaus Kinski como el desalmado villano y un silencioso Jean Louis Trintignant, quien sólo desenfunda su arma en defensa propia, The Great Silence termina por derribar todo el mito del viejo western. Un mundo donde sólo el fuerte sobrevive, donde la locura se impone a la razón, y donde la justicia pareciera estar totalmente ausente y más propia de un libro de cuentos.
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1) Once Upon A Time in the West (Sergio Leone, 1968)
El mejor western de la historia del cine, un relato sobre el nacimiento de una nación, un país forjado a sangre y hierro. Henry Fonda opuesto a su imagen del héroe americano que llevaba acarreando por años, interpretando a uno de los villanos más
sanguinarios jamás vistos en un western. Charles Bronson en todo su macho esplendor como el vengador de la harmonica, la bella Claudia Cardinale como la mujer en medio de esta guerra de poder e intereses. Un tren que avanza, y con este una nación tratando de encontrar el camino en tiempos turbulentos. Sergio Leone alcanza la perfección fílmica en cada cuadro, en cada escena, en cada dialogo, en cada momento. Con una historia escrita por él, Bernardo Bertolluci y Dario Argento. Con un Morricone haciendo no una mera banda sonora, sino un poema musical incomparable. Hay que decirlo una vez más, el western más importante que se ha realizado. Irrepetible, inconfundible, y simplemente increíble. Cinta obligada para cualquiera que quiera entender cómo se debe dirigir un largometraje.