The Hateful Eight (Los 8 Más Odiados) continúa en cines de México y se ha convertido en la película de Quentin Tarantino que más ha dividido a la audiencia y críticos. Algunos especialistas como el crítico Leonardo García Tsao y el cineasta Adrián García Bogliano se encuentran en el extremo de los que odiaron la cinta; otros, como el crítico Roger Koza y los directores Guillermo del Toro y James Gunn, la consideraron una obra valiosa. Así, en Cinema Móvil reunimos a seis colaboradores para discutir The Hateful Eight.
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The Hateful Eight se nos vendió como el intento de Tarantino tanto por hacer una obra de misterio, al estilo de Agatha Christie, como por ofrecer un discurso político en torno al racismo en E.U. ¿Cumple si la pensamos así?
Jonathan Sánchez (JS): A mi parecer la película sí es un thriller a la Agatha Christie de principio a fin, incluso se pierde un poco del estilo cásico de Tarantino al hacerlo. Sobre la postura de la cinta ante el racismo en Estados Unidos, el director aborda este tema más como una burla que como una crítica. Creo que hasta cierto punto sí cumple con ambos aspectos.
Fernando Santoyo (FS): Definitivamente cumple con ambos aspectos, es cercana totalmente a la novela Ten Little Niggers de Agatha Christie, sobre todo su segunda hora se acopla totalmente a ese formato de misterio y de especular sobre quién es quién.
En cuanto al racismo, es evidente que Quentin tenía mucho que decir al respecto; las situaciones de la carta de Lincoln y la anécdota de Samuel L. Jackson sobre el hijo de Bruce Dern son algunos de los puntos más claros en este aspecto, no es una coincidencia que hace poco el director se vio inmiscuido en protestas contra el racismo de la policía. Tarantino siempre, y más desde Django Unchained, viene manejando un discurso contra el racismo, sólo que esta vez le dio más trasfondo, ya que en Django todo era más caricaturizado. Ahora se puso un poco más serio, los diálogos y situaciones lo avalan, aunque como dice Jonathan, de una manera burlona, en clave de humor negro como es marca de la casa.
Gonzalo Lira (GL): Son estos los riesgos que principalmente admiro de la película. Justo cuando el argumento se convierte en un whodunit es que sentimos que ésta empieza a ser más consistente y entretenida. El tema del racismo y las implicaciones políticas, sin embargo, a ratos son demasiado ambiguos, aunque el sardónico humor de Tarantino, proveniente de su indignación y empatía, logran rescatar este aspecto y darle una sensibilidad pocas veces vista en su cine.
Sin duda, en lo personal, creo que el misterio a la Agatha Christie y el tratamiento Hitchcockiano son cosas que me gustaría verle explorar más y con aún mejores resultados. Aunque creo que él está coqueteando ya con la idea del terror. Quedan dos películas para ver si se anima a intentarlo de nuevo.
Alberto Acuña (AA): El tono y la estructura del género ahí están, pero su serie de digresiones diluye el suspenso. Respecto al comentario social, más que al racismo o a la xenofobia como tal habla de la idiosincracia americana. ¿Que el discurso sólo coquetea la superficie? Cierto.
Juan Tolentino (JT): Respecto al tono Agatha Christie, The Hateful Eight ha sido la muestra más evidente de ello, y considero que de Inglourious Basterds para acá ha tenido un particular gusto por ello, quizá también debido al ansiado adentramiento hacia el western.
Lo admirable respecto del mensaje político y social es que se acopla perfectamente; no se siente forzado ni simulado, e incluso por el tono de Tarantino se percibe vigente, que para el caso del racismo resulta sumamente oportuno en medio del escándalo del #OscarSoWhite.
Eric Ortiz (EO): Si bien no resulta el tema central de la película, Tarantino logra por momentos mostrar a la perfección el pensamiento americano que aún perdura (esa idea del personaje de Tim Roth de, dentro de la residencia, recrear la división de la Guerra Civil es genial). Por el lado del misterio, me parece que The Hateful Eight no es tan tensa como aquella secuencia en la taberna de Basterds, de hecho le disfruté más la segunda vez, apreciando la forma en cómo está construida una historia en el papel sencilla y ya no esperando una gran sorpresa o un giro en la trama.
Algo que The Hateful Eight cumple con creces, y que parece ser menospreciado, es en el lado cómico. Es otra hilarante cinta de Tarantino, en particular Walton Goggins y Samuel L. Jackson nos regalan momentos realmente divertidos.
¿Dentro del ensamble actoral, quienes destacan y por qué?
FS: Sin duda es el show de Walton Goggins y Samuel L. Jackson, no entiendo por qué solo se le ha tomado en cuenta para premios a Jennifer Jason Leigh (quien dicho sea de paso, también está fantástica como la maligna y sin escrúpulos femme fatale en turno). Estos dos actores de verdad se roban la función y son los que más momentos memorables nos entregan. En gran parte por sus carismáticos personajes logran ganarse al espectador a pesar de que por momentos realizan y dicen cosas realmente despreciables y debatíbles; ahí esta uno de los grandes puntos a su favor, que a pesar de eso, uno termina amándolos.
En general el elenco es magnífico, como es habitual en el cine de Tarantino, aunque en lo personal esperaba más del papel de Kurt Russell, Michael Madsen y Tim Roth; parecen más anecdóticos que de costumbre, aunque aún así cada quien logra brillar cuando menos en un diálogo, como lo hace Roth con su descripción de la justicia.
JS: Se trata de un muy buen ensamble en general, pero como bien comenta Fernando son Walton Goggins y Samuel L. Jackson los que sin duda sobresalen. En el caso de Samuel L. Jackson, él cumple con las expectativas de los cinéfilos que tanto esperaban The Hateful Eight y nos regala otro personaje digno de recordar dentro del universo «Tarantinesco».
Walton Goggins sorprende y su personaje termina siendo fundamental para que la película tenga un buen final. Al ver lo hecho por Jennifer Jason Leigh me quedé con la idea de que no se merece tanto la nominación al Oscar, sí lo hace muy bien y ya es otro gran personaje femenino en la filmografía de Tarantino, pero su actuación no es la mejor de la película. Y sin ponernos nacionalistas ni mucho menos, me parece justo reconocer que Demián Bichir lo hizo bastante bien con un personaje que encaja perfectamente en la historia y que es parte de algunos de los momentos más divertidos en ella.
GL: Aquí es donde a mí me hubiera encantado corear el nombre de Bichir en alto y, aunque creo su personaje está muy bien logrado (el tono casi caricaturesco nunca se siente fuera de lugar), lamento «tirarle el pozole de la cuchara» a Jonathan y decir que para mí es de los menos sobresalientes. Claro que, a su favor, hay que decir que en efecto son Sam Jackson y Goggings quienes se roban el show de calle.
Si bien concuerdo con que Jackson alcanza cada nota que el guión le exige tal y como todos sabemos que ocurre cuando está en manos de Tarantino, es el menos conocido Goggings quien sorprende al embonar tan perfectamente en un en ensamble por demás imponente. Y aunque son este par los reyes de la pista cada cuadro que están en pantalla, me atrevo a decir que hasta el casi transparente Bruce Dern mastica con goce lo que Tarantino le pone en la boca.
Tratándose de una película donde el encierro y los diálogos son esenciales, se agradece la excentricidad que cada actor inyecta en su interpretación. Aquí es que resulta lamentable que estos diálogos se extiendan de más sin mover la historia pues los personajes, así como el esfuerzo de los actores interpretándolos, sugiero merecían un desarrollo mayor.
AA: En definitiva sólo Jennifer Jason Leigh y Kurt Russell son genuina y gozosamente grotescos, estridentes y exasperantes, entendiendo el tono de la película. Del resto, algunos están todo el tiempo auto conscientes de la caricatura impostada (Bichir o Roth, lamentables); otros sólo ofrecen interpretaciones enquistadas (Jackson).
JT: Coincido en que Samuel L. Jackson y Walton Goggins son los histriones más sobresalientes del filme. En el caso de Jackson, Warren es un personaje hecho a la medida, y en general pareciera que el reparto está ideado de la misma manera, con base en el guión. Pareciera una extensión de Django, es muy enérgico e intimidante. El caso de Goggins es más engañoso; un personaje que, en efecto, va totalmente en línea con el tono de la película. Los demás personajes deambulan más en el western clásico que en el tono de Tarantino; sin embargo, si la película puede no sólo sostenerse sino disfrutarse durante tres horas, es por la mayor parte del elenco. De modo quizá anecdotario, también disfruté mucho el personaje de Bichir.
EO: (Casi) Todos de acuerdo, Jackson y Goggins se roban la cinta. Sólo agregaría que Bichir es hilarante.
The Hateful Eight se ha convertido en quizá la película de Tarantino que más ha dividido a la crítica y al público en general. Hay quienes dicen que es una obra maestra, otros que es menor. ¿Ustedes donde la situarían dentro de la filmografía del director?
FS: Yo la colocó como una de sus obras maestras, tal vez no de sus primeras tres, pero sin duda de las primeras cinco sí.
Es probablemente el proyecto más arriesgado del director, y la maestría radica básicamente en que filmó una película de casi tres horas, donde hay ocho personajes encerrados en un cuarto, y así se las arregla para nunca aburrir y meter giros sorprendentes, violencia, diálogos marca de la casa, etc. Tiene todos los ingredientes de su mejor cine, los que la atacan quizá es por que esperaban algo un poco más movido, aunque sí tengo que aceptar que su primera hora tarda en arrancar, pero aún así hay mucho gran cine en ella.
GL: Debo diferir con Fernando. Lejos de ser obra maestra, aunque de perfecta factura, creo que representa un admirable interés del director por abordar su tema preferido (la venganza) con decisiones estilísticas nuevas, aunque no siempre con los excelsos resultados que cuando camina en terreno conocido: Una sola locación, un nivel de violencia más reservado, un contenido político latente y un acercamiento más teatral. Nadie está cuestionando la genialidad de Tarantino ni reprochando cosas que «esperábamos» y no nos dio pero, desde la objetividad, hay elementos endebles en términos de tono, duración (no es que sea «larga», el problema es que hay lapsos en lo que nada que aporte ocurre) y motivaciones convincentes.
JS: Lo cierto es que The Hateful Eight, a pesar de ser una película buena, no logra igualar los resultados obtenidos anteriormente con las cintas que ya son clásicos de culto del director; a pesar de ser de buena manufactura, simplemente no entra en el Top 5 de lo mejor del realizador.
Tarantino se arriesgó y se le agradece, esta vez nos ofrece una propuesta visual estilizada que se sostiene en las actuaciones de un grupo de actores que pasa la mayoría del tiempo en el mismo lugar, además de que la violencia y la venganza se hacen presentes al igual que los diálogos mordaces; todo acompañado por el excelente score compuesto por Ennio Morricone para la ocasión. The Hateful Eight no es una obra maestra, pero sí es una película que vale la pena ver.
JT: En la escala de calidad a la que Tarantino nos tiene acostumbrados, The Hateful Eight no llega a la cima quizá por ser una cinta de un ritmo poco acelerado que, no obstante, el guión requería. La fórmula de cimentar las bases y atar elementos en un entorno pequeño para desarrollar un conflicto que estalla en un punto climático, que en otras ocasiones suele ser usada en una sola secuencia (como la cena al final de Django Unchained, o la escena del bar con los infiltrados estadounidenses en Inglourious Basterds), es extendida a un filme de casi tres horas, la cual apenas puede ser sostenida por el excelente reparto actoral y en mayor medida, el score de Morricone.
Aunque un espectador habitual del cine de Tarantino hallará todos los elementos que han caracterizado la filmografía del director (violencia gráfica, western y venganza, como menciona Gonzalo), el intermitente suspenso que permanece de inicio a fin puede por terminar desgastando a algunos espectadores. Sumamente apreciable, para los más pacientes.
AA: No considero como cualidades la duración de la cinta o que esta se desarrolle en gran medida dentro de un sólo espacio con un puñado de personajes, finalmente ello queda en lo anecdótico. Pero sí veo a The Hateful Eight como una película de transición, donde caben logradas secuencias despojadas de grandilocuencia (el segundo capítulo con el diálogo extendido al interior de la diligencia) y una mayor vocación plástica.
EO: Me parece imposible predecir el estatus de The Hateful Eight, finalmente Death Proof fue vapuleada en su tiempo (por la crítica y la taquilla) y ahora más de uno está de acuerdo conmigo en que es una cinta maravillosa, que pasará a la historia por una de las mejores persecuciones que se han filmado. Mi segundo visionado de The Hateful Eight me dejó una obra rica en trasfondo (de la Guerra Civil a peculiares capítulos en las vidas de cada protagonista que sin duda darían para más de un spin-off), en dialogo (de perfectas definiciones de lo que era la justicia en aquel entonces a geniales alusiones al racismo hacía los mexicanos), en discurso (la carta de Lincoln como perfecta indicación que sólo los negros «extraordinarios» son aceptados) y por supuesto con la dosis usual de violencia (tanto brutal como digna del Tarantino más divertido).