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tim-burtonSin lugar a dudas, cuando nos enteramos que Tim Burton realizaría una cinta sobre el matrimonio Keane –la pareja que en los cincuenta se debatieron la autoría de una extrañísimas pinturas de niños tristes con ojos gigantescos– nos pareció que se trataba de una gran idea. Sin embargo, el afamado director optó por una narrativa exclusivamente anecdótica y eligió enfocarse en resolver quién de los dos era el verdadero autor de los cuadros, dejando de lado la oportunidad de indagar en la psique del causante de esas pinturas inquietantes.

Después de todo, esos extraños grabados que firmaba Walter pero en realidad eran de Margaret Keane, pertenecían al grupo de retratos ajenos a la idiosincrasia de la “América perfecta”, dibujos melancólicos que inducían a conservadoras amas de casa a adquirir una de esas réplicas para colgarlas en sus respectivas salas. Es decir, era algo que se salía del contexto del sueño americano. ¿Por qué una familia tendría que interesarse por un cuadro tan taciturno? ¿Qué hay detrás del autor de estas pinturas que lo impulsó a llevarlas a cabo?

Ahora bien, no hay nada de malo en el planteamiento de Burton, al contrario. Ojos Grandes es un válido experimento del cineasta, quien abandona por completo sus vivaces y coloridas historias, las cuales últimamente sugerían casi una auto parodia. La exploración y la búsqueda en la narrativa de un consolidado realizador implican consecuciones a reconocer, lástima que algunos de los factores que intervienen impiden un resultado del todo satisfactorio. 

A diferencia de sus habituales puestas en escenas, Big Eyes se reduce a representar la intimidad del matrimonio Keane y los hechos ocurridos para que Margaret (un gran papel de Amy Adams) transfiriera la autoría de su obra a su nefasto esposo Walter (Christoph Waltz), sin embargo el espectador nunca logra deducir del todo los profundos motivos de la pintora.

Gran parte de la responsabilidad de esto es la discordancia que existe entre los protagonistas: mientras Amy Adams acierta en su aproximación al personaje, es Christoph Waltz quien desafina con su excesiva interpretación de Walter, hiperventilado, caricaturesco y afectado como si estuviera en una película totalmente distinta a la propuesta.

Para terminar quisiéramos preguntarnos ¿qué hubiese pasado si el director hubiera indagado más en la disputa de la certificación del arte de los Keane? En ese eterno conflicto que provoca la comercialización de las grandes obras. Creo que la premisa de la película radicaba en sondear aquella frase célebre de Warhol que aseguraba que “no había nada de malo en las pinturas de Walter Keane pues al público le fascinaban”. En otras palabra, ¿qué legaliza a una obra de arte? ¿La opinión de la crítica especializada o el gusto popular? En fin, Tim Burton prefirió exponer un drama doméstico y dejar de lado la respuesta a estas preguntas. 

Ojos Grandes posee su encanto. Es una modesta producción que luce atractiva, tiene momentos muy bien logrados (pensemos en las secuencias donde se reimaginan esos niños de pupilas enormes) y cuenta con la exquisita participación de Amy Adams. En realidad, prefiero esta cinta que los últimos títulos del director como Sombras Tenebrosas Sweeney Todd; aunque hay que reconocer que se está muy lejos de aquellas obras brillantes como Edward Scissorhands o Ed Wood, las cuales ayudaron a construir tanto el universo imaginativo de Burton como su reputación como un excepcional y sorprendente realizador.

Por El Perro Andaluz / @CinemaMovil_mx

En Cartelera: Viernes 6 Marzo 2015: CinépolisCinemex