Descrita como una de las películas españolas más ambiciosas estrenadas el año pasado en Europa, llega a salas mexicanas la interpretación cinematográfica de la popular novela de Luz Gabás, la cual termina por ser una telenovela condensada en dos horas y media de duración, abarcando dos generaciones, locaciones que van desde la Guinea Ecuatorial hasta Huesca y con personajes de enorme atractivo físico; quienes protagonizan historias de pasiones ocultas con consencuencias en la estirpe a través de los años.
¿Les suena familiar? Por supuesto, se trata de un argumento representado decenas de ocasiones en cine, aunque debo confesar que esto se parece más a esas miniseries norteamericanas que predominaron en la televisión duranta las décadas de los setenta y ochenta.
Palmeras en la Nieve lleva la firma de Fernando González Molina en la dirección y cuenta con las figuras de Mario Casas y Adriana Ugarte, histriones que gozan de popularidad incluso en nuestro país gracias a películas como Tres Metros Sobre El Cielo (sorpresivo fenómeno de taquilla en México) y la teleserie El Tiempo Entre Costuras, la cual convirtió a Ugarte en toda una heroína de las épicas históricas románticas. Palmeras en la Nieve no es la excepción.
La apremiante historia nos relata el viaje físico y emocional desempeñado por Killian (Casas) en la década de los cincuenta, cuando tiene que viajar a la isla de Fernando Poo (actual Bioko) con la finalidad de ayudar a su padre en las labores en una plantación de cacao. Ahí se enamorará de una nativa (¡cual conveniente!) y se originará una historia de amor prohibida por la diferencia de raza y clases sociales. Toda una telenovela digna del horario estelar. Años después, su sobrina Clarence (Ugarte) tratará de averiguar en la historia de su padre y tío cuando estos laboraron en el exótico lugar.
Tengo entendido que el director es muy joven por lo que reconocemos que la manufactura de Palmeras en la Nieve es de impecable impresión manifestando a un realizador de promisorio futuro en el cine comercial. Cada una de las secuencias está espléndidamente fotografiada a la par que se manifiesta la intención de los realizadores de compendiar el embrollado relato con el objetivo de entregar una duración aceptable para su proyección.
El problema con el montaje es que carece de complejidad. Los personajes son meros esbozos, casi caricaturas de un culebrón aunque percibimos al ensamble de actores realizar su mejor trabajo a pesar de los estereotipos que les dieron a interpretar. Mario Casas es punto a parte. El chico pareciera no tener recursos en el renglón de la actuación (vaya, no será la primera ni última estrella de cine con esta condición) por lo que la escenas manifiestan estar trazadas para disimular sus carencias interpretativas, cometido que logra su objetivo.
Palmeras en la Nieve será disfrutada por todos aquellos que deleitan esta modalidad española de realizar melodramas históricos de elegante producción las cuales no cuestionan ni comprometen, simplemente cumplen con brindar al espectador una distracción envuelta en una épica de época, por su puesto con harto romance.
En Cartelera: Cinemex.